La Vanguardia

El G-20 respalda suspender la deuda a los países más pobres durante un año

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Los países más pobres serán exentos de pagar la deuda que tienen contraída con los acreedores internacio­nales así como los intereses pendientes durante doce meses. El grupo de países del G-20, que reúne a los estados más desarrolla­dos así como a algunos emergentes, dio ayer luz verde por vía telemática a una moratoria de ocho meses, tal como habían solicitado hace unos días el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y el Banco Mundial.

Si bien el comunicado del G-20 no especificó cuántos países se beneficiar­ían, ni el importe, el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, dijo que 76 países eran elegibles para la moratoria, incluidos unos 40 en África subsaharia­na. Los pagos de deuda por un valor equivalent­e de 18.000 millones de euros se suspenderá­n, incluidos 7.300 millones adeudados a acreedores privados y 11.000 millones que se deben otros países, señaló el ministro. Otros 11.000 millones adicionale­s en pagos de deuda a institucio­nes multilater­ales como el Banco Mundial también están bajo considerac­ión por un congelamie­nto de la deuda.

En cuanto al período temporal, hubo algunas declaracio­nes que hablaban de que la moratoria duraría sólo hasta finales de año a partir de mayo. Mohammed al-jadaan, ministro de Finanzas de Arabia Saudí, confirmó al final que tendrá vigencia inmediata y durante doce meses. “Es una iniciativa poderosa (...) que hará mucho para proteger las vidas y los medios de vida de millones de los más vulnerable­s”, comentaron ayer el FMI y el Banco Mundial. El Instituto de Finanzas Internacio­nales, que representa a 450 bancos, fondos de inversión y otras empresas financiera­s mundiales, dijo que recomendar­ía que los acreedores del sector privado otorguen voluntaria­mente un alivio de la deuda similar a los países más pobres, si lo solicitan.

Se trata de una iniciativa histórica, porque por primera vez tanto los países más ricos como los emergentes –cada vez más poderosos– se suman a la moratoria, que beneficiar­á, en gran parte, a los países africanos.

Involucrar al G-20 (cuya presidenci­a corre a cargo en estos momentos de Arabia Saudí) se considerab­a necesario por un motivo esencial: hacer que China formara parte de la partida. En efecto, los chinos son los mayores acreedores de África y su peso en el total se ha incrementa­do en los últimos años. Detiene casi un quinto de la deuda externa de la África subsaharia­na.

Eso sí: para ser precisos, los pagos no se cancelan, sino que se aplazan. Tendrán que abonarse en un período que va entre el 2022 y el 2024. “Es un primer paso para enfrentars­e a la magnitud de la crisis del coronaviru­s, pero se tiene que hacer mucho más”, reaccionó Sarah-jayne Clifton, directora de la influyente plataforma Jubilee Debt Campaign. “El G-20 mantiene el dinero vital para los países, pero la suspensión de hoy se convertirá pronto en la crisis de la deuda de mañana a no ser que se cancele en su totalidad. Es necesario un proceso global liderado por Naciones Unidas en este sentido”, advirtió.

Según varias oenegés, anular la deuda prevista este año de los 76 países más pobres podría destinar 36.000 millones de euros inmediatam­ente a salvar de la pobreza a 500 millones de personas, a causa de los efectos de la Covid-19. Si se extendiera la cancelació­n al año que viene la cifra subirá a 270.000 millones de euros. Pero no estamos en esta fase.

La iniciativa, a la que se suman ricos y emergentes, permitirá desbloquea­r unos 18.000 millones

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