La Vanguardia

“‘Estoy abierto a todo, y no me creo nada’, me enseñó mi padre”

- Víctor-m. Amela

Tengo 45 años. Nací en Madrid y vivo en Begues (Baix Llobregat). Soy biólogo, divulgador científico y novelista. Estoy casado y tengo dos hijos, Fernando (8) y Alejandra (6). ¿Política? Más allá de ideologías, soy humanista. ¿Creencias? Trascenden­cia del alma, aunque no sé imaginar a Dios

Defina a su padre. El mayor misterio, para mí. Él estaba más allá. El título de su programa. Psiquiatra excelente, hombre cultísimo, inquieto, curioso, ¡un humanista! Se nos fue hace ahora quince años.

Y yo sentí una gran orfandad. Hoy eso ha cambiado: le siento muy vivo en mí.

El doctor Jiménez del Oso ¿qué diría de esta crisis del coronaviru­s?

La vería encrucijad­a para la humanidad, límite a la separación de lo natural y toque de humildad: lo más pequeño... nos noquea.

¿Vislumbró algo parecido en su tiempo?

La gran amenaza era la bomba atómica.

¿Y los ovnis?

“Es hoy el fenómeno más importante... si no fuese por las guerras y el hambre”, resumía.

Recuerdo su debut en TVE, en 1974.

Fue en una sección de Todo es posible en domingo, el programa ómnibus de las tardes de los domingos.

En la penumbra, con su quinqué...

Mi padre era entonces un prestigios­o psiquiatra, e interesado por la parapsicol­ogía, los fenómenos inexplicab­les...

¿Desde cuándo tenía esos intereses?

Desde sus lecturas de Poe y de Lovecraft, desde chaval: disfrutaba de esos mundos.

¿Y cómo llegó a televisión?

Mi padre gozaba de las Historias para no dormir, de Chicho Ibáñez Serrador y su tenebroso humor... y le envió un cuento por carta.

¿Un relato de terror?

El regreso: un viejo ocultista cascarrabi­as... al que sus sobrinos matan, para heredar...

¡Spoilers no!

A Chicho le encantó, se hicieron muy amigos y lo rodó en una de las Historias para no dormir, en 1967: está en TVE a la carta.

¿Chicho le recomendó en TVE?

Sí. El franquismo se moría y había sed de ampliar temas: parapsicol­ogía, yeti, ovnis, ouija, psicofonía­s, ectoplasma­s, reencarnac­ión...

¿Qué enigmas prefería su padre?

Las culturas antiguas: indagó, viajó, preguntó a arqueólogo­s... Documentab­a rigurosame­nte misterios tangibles, arqueológi­cos, y la pieza que ahí no encajaba... ¡brillaba más!

¿Desveló algún enigma?

Aportó nuevas preguntas, más preguntas. Me escribía cartas desde Chichén Itzá, la isla de Pascua... Mi padre era mi Indiana Jones.

Desde Habló luego, mucho e hizo de algo ovnis, que también... nadie hacía entonces: anónimas escuchar y a sencillas, los testigos y también oculares, otras personas con ¿El altísima qué? formación. Y vislumbró algo.

Que ovni, el que ser existe humano una relación es parte con del algo fenómeno remoto y profundo unos en enigmas nosotros... con Y otros... él siempre entrelazab­a

A los ¿A círculos qué enigmas de las se cosechas, refiere? por ejemplo.

bromistas? ¿No eran obra de un par de campesinos

¡No! Sobrevuela­n los campos unas esferas luminosas, dejan diseños complejos en los tallos de cereal, no aplastados, sino distorsion­ados histológic­amente, celularmen­te.

¿Alguien está dejándonos un mensaje?

Una inteligenc­ia inaprehens­ible, pero ¿qué mensaje y para quién? ¿Y por qué nadie decide investigar ese fenómeno con rigor?

¿Y por qué no lo ha hecho usted?

No, yo nunca quise pisar el jardín de mi padre. Cursé biología. Y hoy... los libros de su biblioteca han tomado mi despacho, ya son parte de mí, están en mi camino...

Él está en usted, me decía antes...

Le tengo integrado, sí, mi vida integra sus experienci­as en lo más íntimo. Tanto en lo tangible, y aquí tengo esta cajita suya...

¿Qué contiene?

... como también en lo intangible, en afectos, vivencias... ¿Qué contiene la cajita? Ah, pues unos pétalos de rosa... Cosas nuestras.

¿Cómo fue el final del doctor Del Oso?

De una profunda humanidad. Él sabía que se iba, por un cáncer de pulmón... Y nos dio su tiempo. Y se fue... justo en la madrugada del día de Resurrecci­ón. ¡Toda una metáfora!

¿Por qué una metáfora? ¿De qué?

Porque mi padre siempre se preguntó si tu mente es mera emanación de tu cerebro o hay algo más allá, si hay Otro Lado...

ECONOMÍA

Yo acudo a hablar con ellos en El legado del

Oso, libro tributo a mi padre. “Mis chicos”, les denominaba él. Y ellos confiesan que de la mano de mi padre... abrieron la mente.

Mencióneme algunos de ellos.

Nacho Ares, Iker Jiménez, Pedro Amorós, Javier Sierra, David Sentinella..., que me cuenta que mi padre era habitual en reuniones con la reina Sofía: ciencia, historia, religión, parapsicol­ogía, las piedras de Ica..., ¡hablaban de todo! Con Pedro Duque, también, y hablaban entonces de la posibilida­d de vida en Marte, del origen de la vida...

Y... ¿le dejó al final su padre pistas sobre el misterio de sí mismo?

Sí, y me sirve esta frase suya: “Yo estoy abierto a todo, pero no me creo nada”.

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