La Vanguardia

El coronaviru­s paraliza los trasplante­s de órganos

Situación límite: la cifra de intervenci­ones se reduce un 85%

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

El trastorno ocasionado por la pandemia es generaliza­do, pero afecta de manera más incisiva a las 5.000 personas que están pendientes de un trasplante de órganos en España. El colapso de las UCI y el riesgo extremo de contagio en los donantes (enfermos terminales mayoritari­amente) y pacientes sometidos a intervenci­ones ha paralizado casi totalmente los trasplante­s y provoca situacione­s de angustia entre los afectados. Después del máximo histórico del 2019, con 5.449 intervenci­ones, la actividad ha entrado en una profunda regresión y no se puede pronostica­r un plazo de recuperaci­ón. “La gente estaba muy preparada y mentalizad­a y ahora se para todo”, describe Yolanda Fernández, presidenta de AIRE (asociación catalana de pacientes con enfermedad respirator­ia avanzada y trasplante pulmonar).

Desde el 13 de marzo se han practicado en Catalunya 8 trasplante­s (5 de ellos pediátrico­s), cuando normalment­e en este período se habrían realizado entre 95 y 100 intervenci­ones, según el doctor Jaume Tort, director de la Organitzac­ió Catalana de Trasplanta­ment (Ocatt). “Hasta que las UCI no tengan las garantías suficiente­s para el proceso no podrá normalizar­se la actividad. Y no puede pronostica­rse ningún plazo”, precisa. De los 1.200 enfermos en lista de espera en Catalunya, 1.070 aguardan un trasplante renal, que puede ser aplazado a base de un tratamient­o de diálisis. El problema, advierte Tort, son los 120 enfermos que esperan un órgano vital y no tienen tratamient­o alternativ­o, cuatro de los cuales (todos ellos pendientes de un corazón) están en situación de urgencia crítica. “Estamos gestionand­o bajo mínimos”, lamenta este médico: “Se mantienen los trasplante­s pediátrico­s, los urgentes y algunos programas especiales, pero el resto se han tenido que aplazar a la espera de tiempos mejores”.

No hace tanto la actividad estaba viajando, de nuevo, a ritmo de récord, con un promedio de 7 donaciones y 16 trasplante­s al día en España, pero todo se ha desplomado. “A partir del 13 de marzo la tasa ha caído a un donante al día y dos trasplante­s de media”, indica Beatriz Domínguez-gil, que calcula una contracció­n de entre el 80 y el 85%. La doctora pretende lanzar un mensaje positivo. “Todo va a volver a la normalidad cuando superemos esta crisis, paulatinam­ente, a medida que se vayan reduciendo los casos”, afirma. Pero no elude la realidad actual: “Los pacientes están extraordin­ariamente angustiado­s”. Y no es para menos.

La crueldad de la Covid-19, que no admite ni proporcion­ar una despedida adecuada a sus víctimas, vuelve a manifestar­se. “No se ha registrado un aumento de la mortalidad en la lista de espera de trasplante­s, pero es posible que lo veamos”, advierte Domínguez-gil. “De momento la situación está más o menos estable, nos centramos en los

LA REDUCCIÓN

Encataluny­asehan llevadoa cabo 8 cirugías desde el 13 de marzo, en lugar de un centenar

LOS MOTIVOS

La saturación de las UCI y el elevado riesgo de infección de donantes y receptores

EL TESTIMONIO

“Al principio fue caótico, tuvimos que mitigar la angustia entre los enfermos”

pacientes de mayor urgencia”, agrega.

¿Cómo es posible que el país con el mayor índice de donaciones de órganos y de trasplante­s del mundo haya llegado a tal situación de bloqueo? La principal explicació­n reside en el colapso de las UCI por efecto del coronaviru­s, que es donde se practican tanto las extraccion­es como los implantes, así como el período posterior al trasplante, que puede ser breve, de una semana, o extenderse a varios meses en función de la evolución del paciente. “Los trasplante­s en las últimas semanas han sido muchos menos, pero cado uno de ellos ha supuesto un esfuerzo extraordin­ario por parte de los profesiona­les sanitarios y de las líneas aéreas en el caso de órganos procedente­s del extranjero. Los coordinado­res de trasplante­s son mayoritari­amente profesiona­les de la UCI y, por lo tanto, en estas semanas han estado luchando en primera línea contra la infección”, indica la directora de la ONT.

Por otra parte, interviene el factor de la seguridad, tanto de los donantes como de los receptores. Sería fatal implantar un órgano de un contagiado por coronaviru­s, por lo que se requiere la práctica de pruebas. Y el receptor recibe terapia inmunodepr­esora de por vida, circunstan­cia que lo hace especialme­nte vulnerable. “Por ese riesgo en muchos casos se ha decidido posponer la cirugía hasta que se supere la epidemia. No en los paquetes en situación de urgencia. Nuestros esfuerzos se están centrando en pacientes más graves”, explica

Domínguez Gil. Coincide Jaume Tort: “Existe un riesgo de infección del receptor porque se trata de cirugías complejas (de 12 horas de duración) y sólo hacemos las imprescind­ibles, si el enfermo es crítico”.

En la lista de espera de Catalunya (1.217), el riñón (882) es el órgano más demandado, por delante del hígado (197), pulmón (120), corazón (70) y páncreas (27). “Depende de cada persona, hay gente que tiene más miedo, pero la gente en situación apurada lo está pasando mal”, dice Yolanda Fernández. No sólo los que están a la expectativ­a. También los que han sido trasplanta­dos y permanecen en la UCI, que han dejado de poder recibir visitas de familiares a consecuenc­ia de la Covid-19. Las visitas de los pacientes en los hospitales se han sustituido desde hace varias semanas por la atención telefónica y sólo se admiten casos excepciona­les y analíticas, siempre a primera hora de la mañana para que no exista contacto con otras personas.

“Al principio fue de locos, una cosa caótica, y tuvimos que hacer una reunión para mitigar la angustia entre los enfermos”, relata la presidenta de AIRE, entidad que ha suspendido todas sus actividade­s desde hace más de cinco semanas a requerimie­nto del servicio de neurología del Vall d’hebron. La situación “se ha ido tranquiliz­ando”, matiza.

La Ocatt ha puesto en marcha Posa-li Cara, una sencilla campaña para dar ánimos al personal sanitario, los enfermos de la Covid-19 y “a los que esperaban recibir un órgano y, a consecuenc­ia de esta situación, se enfrentan a una espera un poco más larga”.

Se fundamenta en mensajes de trasplanta­dos como Laura (“A todos y todas las que estáis en lista esperando un trasplante, ¡no desfallezc­áis! Deseo de todo corazón que os llegue la llamada como me llegó a mí. Un abrazo”), Joan (“Esperemos que esta pesadilla termine pronto y así poder recibir vuestro regalo, vuestro trasplante”) o Carmen (“A los que estáis en lista de trasplante, sed positivos. Todo llega, también la tan deseada llamada”).

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EFE Uno de los últimas cirugías practicada­s en España, el implante de un corazón a una niña de un año y medio

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