Rousaud da marcha atrás
El exvicepresidente admite que erró en las formas al acusar al club de corrupción
Ayer se cumplieron dos semanas de la dimisión en bloque de seis directivos del Barcelona. El día antes, 8 de abril, uno de ellos, Emili Rousaud, se refirió así al denominado Barçagate en una entrevista en La Vanguardia: “Fue un desastre. Se manipularon contratos y facturas para evitar los controles del club”. El día 10, ya como exvicepresidente, Rousaud fue un poco más lejos en su acusación. “Alguien metió la mano en la caja”, aseguró en RAC1. Ayer, con un poco más de tiempo, calma y distancia, Rousaud rectificó en conversación con la agencia Efe.
“Se me fue de la mano”, confiesa ahora sobre la escalada de declaraciones protagonizadas por él en diferentes medios de comunicación. “Cuando me observé desde fuera, vi que no me estaba proyectando como soy. Porque a mí no me gustan las estridencias, soy una persona discreta y trabajadora”, añade.
El empresario del sector energético asume pasados los días toda la responsabilidad en esa salida tan ruidosa y accidentada del Barça. “Me equivoqué por la puesta en escena”, admite, y se muestra preocupado “por cómo pudo haber caído el mensaje entre los socios”. “No fue culpa de la prensa. Fue culpa mía. Reconozco
que me equivoqué, porque no me gustó la imagen que proyecté. Pero lo que hice fue porque quiero al club”.
Además, Rousaud, en la junta desde el 2015 y ascendido a vicepresidente institucional a principios de enero para ser proclamado oficiosamente candidato continuista, cree que el error puede ser estratégico de cara a sus aspiraciones futuras de presidir el Barcelona. “No he perdido la ilusión por ser presidente del Barça. Pero la imagen que proyecté con las declaraciones que hice no me gustó, porque yo soy muy trabajador y muy discreto. Ahora no tengo buena imagen de marca. Quizá pequé de inexperiencia, de no haber estado bien asesorado”, afirma.
Ahora, tras la crisis, debe recapacitar sobre si le interesa presentarse a las elecciones del 2021. “Para unas elecciones, no me beneficia esta imagen. Pero tampoco me veía como candidato continuista, porque si quiero cambiar las cosas no puedo seguir en la junta”.
Después de la tempestad viene la calma. Josep Maria Bartomeu ya le ha sustituido en la cúpula de mando en el club y también ha encontrado e incorporado a un decimocuarto directivo. Además, la junta acordó presentar una demanda contra él por la acusación de corrupción.
Por esa razón, Rousaud prefiere no insistir en el tema de las redes sociales y el Barçagate hasta que no se conozca el resultado de la auditoría. Pero aún así avisa que dejar pasar por alto los hechos le habría convertido en cómplice. “Yo tengo una reputación en el mundo empresarial. Yo no me comporto de esta forma. Los que nos hemos ido somos la gente que somos conocedores de que aquí ha habido una irregularidad para esconder este contrato a la junta”, insiste.
Al destaparse el asunto de la monitorización de las redes sociales, el exvicepresidente desvela que envió un mail a todos los compañeros de junta pidiendo explicaciones y exigiendo una investigación a fondo. Ese correo, según su versión, fue el detonante para que Bartomeu le considerase desleal. Fue después cuando Rousaud y otros directivos le plantearon al presidente un adelanto electoral para el verano del 2020. Rousaud sostiene que los disidentes en la junta llegaron a ser nueve, de los que sólo seis dimitieron porque tres se echaron atrás en el momento decisivo.
MALA IMAGEN
“Se me fue de la mano; me equivoqué en la puesta en escena; quizás pequé de inexperto”