Clamor de los médicos contra las recetas temerarias de Trump
Los médicos condenan a Trump por sugerir inyectar desinfectante a pacientes
La cantidad de falsedades, sobre cualquier tema, que el presidente estadounidense Donald Trump difunde en sus ruedas de prensa había llevado a algunos medios a retransmitirlas en diferido o conectar sólo cuando interviene algún especialista. Pero el jueves quedó claro que, de seguir emitiendo en directo sus comparecencias, las televisiones deberían empezar a incluir una advertencia a sus espectadores: “Escuchar al presidente de EE.UU. puede perjudicar seriamente su salud” o “No prueben esto en casa”, como advirtieron decenas de médicos, científicos y expertos en sanidad después de que Trump sugiriera inyectar luz o “desinfectantes” en pacientes para “limpiar los pulmones” y matar el coronavirus.
“Lo que vemos es que el desinfectante noquea [al virus] en un minuto –¡en un minuto!–, así que quizás hay una manera de hacer algo así inyectándolo en el interior, como una limpieza, porque como pueden ver penetra en los pulmones y tiene un efecto enorme. Habrá que usar médicos para hacerlo, pero a mí me parece interesante probarlo”, propuso Trump anteanoche. Hasta ayer, unos 880.000 estadounidenses han contraído la Covid-19 y, de estos, más de 50.000 han muerto.
Entusiasmado por las conclusiones de un estudio sobre los efectos en el virus de la luz solar y desinfectantes de uso común como la lejía o el isopropanol, que presentó como un aval a su teoría de que puede desvanecerse este verano a pesar de que ya circula en entornos calurosos y de alta humedad (aunque con menos eficacia transmisora),
Trump se puso a a fantasear sobre sus posibles aplicaciones prácticas.
“Pongamos que golpeamos el cuerpo con una luz tremenda, ultravioleta o simplemente muy potente…y supongamos que puedes meter luz en el cuerpo, a través de la piel o de alguna otra manera. Creo que es algo que querríamos probar”, planteó. “No soy médico, pero sí alguien que tiene un buen, ya sabes…”, dijo señalándose al cerebro.
“¿Has oído alguna vez que se use luz y calor para curar?”, preguntó Trump a la doctora Deborah Birx, que hasta entonces había escuchado sus explicaciones en silencio, con cara de perplejidad y alarma. “No como tratamiento”, repuso Birx, coordinadora de la respuesta de la Casa Blanca a la crisis. “Sin duda, la fiebre es buena, ayuda al cuerpo a responder pero...”, añadió antes de que Trump la interrumpiera para recalcar que a su juicio, “es una gran cosa” que hay que investigar.
A los matasanos y charlatanes digitales que promueven el uso de desinfectantes de uso corriente como la lejía o la ultravioleta contra el virus en foros de internet frecuentados por amantes de las teorías de la conspiración y activistas antivacunas les ha salido un duro competidor en el presidente de EE.UU. La desinformación sobre el coronavirus es un hecho demostrado: según un sondeo, el 29% de los estadounidenses cree que ya existe una vacuna para prevenir el contagio.
Pero la Casa Blanca es un altavoz mucho mayor que Facebook. “Digamos que decir la verdad debería ser un prerrequisito para aparecer en directo en televisión”, ha planteado a las televisiones el periodista Mark Lukasiewicz, exejecutivo de la cadena NBC en un artículo publicado este mes en Columbia Journalism Review. “Poner una cámara en un acto en directo y dejarla emitir es tecnología, no periodismo. El pe
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riodismo requiere edición y contexto”, ha dicho a The New York Times el veterano presentador y entrevistador Ted Koppel.
Tras la rueda de prensa del jueves, el fabricante de los populares desinfectantes Dettol y Lysol se sintió obligado a publicar un comunicado advirtiendo a los consumidores que “bajo ninguna circunstancia sus productos deben ser administrados al cuerpo humano”. La comunidad científica estadounidense salió en bloque a reprender la a Trump por su irresponsabilidad.
“Esto tiene que ser la gota que colma el vaso. No más ruedas de prensa en directo, por favor”, rogó en Twitter Dara Kass, profesora de medicina de urgencias de la universidad de Columbia; “hay gente que ya ha intentado esto, normalmente quiere suicidarse. A veces se abrasan el esófago”, avisó. “Por si a alguien le hace falta escuchar esto: los productos que usas para matar virus y bacterias directamente, normalmente también matan células humanas sanas”, replicó Ryan Marino, toxicólogo de emergencias del hospital universitario de Cleveland (Ohio).
“De parte de todos los toxicólogos, por favor, no lo hagan”, escribió Bryan Hayes, toxicólogo y profesor de Medicina de Harvard. “Por favor, no coman pastillas de detergente ni se inyecten ningún desinfectante”, pidió el servicio de emergencias del estado de Washington.
Trump ha definido la función del presidente de Estados Unidos como “un cheerleader del país” y admite que no comparece para dar malas noticias, una actitud que explica su entusiasta apoyo público a tratamientos experimentales para tratar a pacientes de la Covid-19, como la combinación de hidrocloroquina y la azitromicina, una mezcla contra la que han fallado varios estudios. “Yo soy el presidente y tú eres un periodista mentiroso”, espetó Trump el jueves a un reportero de The Washington Post que le dijo que los estadounidenses siguen sus comparecencias porque quieren información, “no rumores”.
Pese a que las imágenes de su intervención dieron la vuelta al mundo, Trump aseguró ayer que sus comentarios eran “sarcásticos”, como ha hecho para defenderse de otras declaraciones polémicas. “Hice una pregunta sarcásticamente a periodistas como tú para ver qué pasaba”, dijo, negando que sugiriera inyectar desinfectante. “Lo que pedí es que miren si la luz solar puede ayudar”, aseguró. En noviembre se verá si su vieja aseveración de que “podría disparar a alguien en la quinta avenida de Nueva York y no perdería votantes” (2016) es válida en medio de la peor emergencia sanitaria y crisis económica mundial en décadas.