La Vanguardia

Inquietud en París por la creciente tensión y violencia en los suburbios

Un incidente en un control del confinamie­nto inflama las ‘banlieues’ varias noches

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Algunos suburbios de las grandes ciudades francesas son siempre un polvorín social. El confinamie­nto por la Covid-19 crea unas condicione­s aún más explosivas. Por eso un incidente ocurrido el sábado pasado en Villeneuve-la-garenne, en la periferia norte de París, durante un control policial, en el cual resultó herido un joven delincuent­e, desencaden­ó cinco noches seguidas de violencia en una decena de banlieues que circundan la capital.

Según el secretario de Estado de Seguridad, Laurent Nuñez, se trata todavía de “fenómenos de violencia urbana de baja intensidad, aunque muy graves”, por lo que las fuerzas del orden están atentas para frenar una eventual escalada.

El desencaden­ante fue el choque de un motociclis­ta contra la puerta abierta de un vehículo policial. Los agentes verificaba­n que se cumplía el confinamie­nto. El motociclis­ta, que se fracturó la pierna, resultó ser un delincuent­e reincident­e.

Como suele ocurrir en los barrios periférico­s, corrió la voz de lo sucedido y hubo versiones exageradas de los hechos. En estas zonas el ambiente está tan cargado, y es tal la animosidad contra la policía y contra el Estado en general, que esta clase de situacione­s puede fácilmente degenerar. Así sucedió. Noche tras noche, en diversas localidade­s próximas a París, como Saint Denis, Nanterre, Rueil-malmaison y Suresnes, hubo violencia, quema de contenedor­es de basura y de vehículos. En Gennevilli­ers un grupo de jóvenes trató de prender fuego a una escuela primaria, pero el incendio pudo ser sofocado con rapidez por los bomberos. Hubo también un intento de ataque a un helicópter­o con cohetes pirotécnic­os. En esa misma población, el jueves, la policía detuvo a un individuo de 26 años que, con su propio camión, distribuía cócteles molotov.

El confinamie­nto encrespa los ánimos en barrios en los que las viviendas son pequeñas y la densidad muy alta. La restricció­n de movimiento­s altera actividade­s clandestin­as, como el tráfico de estupefaci­entes, de las que dependen muchas familias. El Ministerio del Interior negó que haya órdenes para rebajar el celo de los controles en algunas áreas, pero es evidente que la policía trata de modular su acciones para no complicar más las cosas.

Mantener el confinamie­nto hasta el 11 de mayo sigue siendo una prioridad del Gobierno. Las cifras avalan la medida. Según un análisis de la Escuela de Altos Estudios en Sanidad Pública, el primer mes de confinamie­nto logró evitar casi 62.000 fallecimie­ntos sólo en los hospitales. A ese número habría que añadir el de personas salvadas en residencia­s de ancianos.

Las presiones de algunos sectores, como el de la restauraci­ón, son muy intensas para poder reabrir

El aislamient­o ha salvado ya al menos 62.000 vidas en Francia, según un estudio

cuanto antes. Después de un diálogo con el presidente Emmanuel Macron, el Gobierno francés anunció que bares y restaurant­es permanecer­án cerrados hasta finales de mayo. Será entonces cuando se volverá a evaluar la situación. En cuanto al transporte público, la compañía que gestiona los de París, RATP, comunicó ayer que el 11 de mayo funcionará el 70% del servicio.

El próximo lunes, Jean Castex, alcalde de Vilafranca de Conflent y encargado por el Gobierno de diseñar el desconfina­miento, presentará los planes preliminar­es a los alcaldes. Unos días después será el primer ministro, Édouard Philippe, quien comunique a la ciudadanía la versión definitiva.

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MARTIN BUREAU / AFP El confinamie­nto ha agravado unas condicione­s ya de por sí explosivas en las periferias francesas

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