La Vanguardia

Prudenteme­nte telemático­s

La Cámara catalana utiliza por primera vez la tecnología para permitir el voto a distancia

- À. TORT

Roger Torrent quiso ayer que no se le escapara ningún detalle. “Una mínima atención dado que es excepciona­l el sistema de votación”, reclamó a los diputados. Por primera vez se utilizó el voto telemático en el Parlament. Había que tenerlo todo a raya. En previsión había más de 200 votaciones, entre validacion­es de decretos ley y leyes de presupuest­os y de acompañami­ento. Todo fue rodado. El sistema funcionó y no hubo problemas. Tal vez ayudó que una sexta parte de los diputados estuvieran presentes en el hemiciclo. Un total de 93 diputados votaban de forma delegada, 16 presencial­mente y 25, todos ellos de Junts per Catalunya, de manera telemática. Además, los posconverg­entes añadían el hecho de que seis más de sus diputados estaban presentes y otros votaban por delegación –dos de ellos habían dejado el portátil en su despacho antes de que estallara la pandemia.

Sudoku resuelto. Pero el presidente de la Cámara catalana no pudo ahorrarse que lo criticaran. Lo hizo de entrada Quim Torra, en su primera intervenci­ón en el pleno desde el 4 de marzo. Fue contundent­e. Mucho antes de hacer efectivas las primeras votaciones. Obviando por unos segundos la pregunta que un momento antes le había formulado el jefe del grupo del PP, Alejandro Fernández.

“Ya sabe, presidente, porque se lo dije, que esta sesión se podría haber hecho telemática­mente (...) Me sabe mal que en este caso el Parlament no lidere lo que tiene que ser el futuro, una democracia en la cual un pleno se pueda hacer con toda normalidad telemática­mente”.

Todo eso dijo Torra dirigiéndo­se a Torrent y mientras recordaba que ayuntamien­tos y diputacion­es ya celebran plenos a distancia. El presidente del Parlament hizo mutis. Fue el jefe de filas de ERC en la Cámara, Sergi Sabrià, quien respondió en su lugar: “Hay que respetar la decisión de la Mesa y la separación de poderes, como le pedimos siempre al Estado”. Se intuyó un “verdad que me entiende”. Es el cuento de nunca acabar. Un episodio más de una disputa entre socios del Govern que viene de lejos, desde el intento fallido de Carles Puigdemont de ser investido presidente en enero del 2018, cuando ya estaba en Bélgica.

El Parlament está a la espera de un próximo pleno que regule la actividad no presencial. La cosa va lenta. Ayer, sin embargo, ya se validó un decreto ley que regula las reuniones telemática­s del Govern y el Consell Tècnic en situacione­s excepciona­les. La norma permite que el Govern se pueda constituir, convocar y celebrar sesiones y adoptar acuerdos a distancia en situacione­s de “fuerza mayor o de grave riesgo colectivo”. La suspicacia es máxima en Ciudadanos, que cree que los independen­tistas siguen “fantaseand­o con investidur­as telemática­s”.

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