Por fin unos presupuestos catalanes
El Parlament de Catalunya, finalmente, aprobó ayer el proyecto de presupuestos de la Generalitat para este año. Es la primera vez, desde el 2017, que podremos disponer de una cuenta de gastos e ingresos públicos específica para el año en cuestión. Desde entonces, hasta ahora, han tenido que ser prorrogados en cada ejercicio por falta de mayorías parlamentarias suficientes para darles la necesaria luz verde. En medio de la zozobra causada por la pandemia, es gratificante comprobar cómo fuerzas de distinto signo político son capaces de pactar una hoja de ruta para los próximos meses, sobre todo en un ámbito, el catalán, donde la crispación ha sido la norma desde hace casi una década.
Los presupuestos constituyen un buen punto de partida para adaptar la labor de gobierno a los retos colosales que plantea la crisis del coronavirus. Necesitarán mejoras y revisiones, pero de entrada sientan las bases para la adopción de medidas de consenso. Dicho de otro modo: si se ha podido llegar a un acuerdo que señala las líneas maestras de la política en el ámbito competencial catalán, debería ser factible adaptar este marco a las nuevas necesidades impuestas por una emergencia sanitaria de la que vamos aprendiendo sobre la marcha. Nunca hasta ahora se había puesto tan a prueba la cintura de nuestro sistema político. Por ello, los presupuestos han de dejar de ser un corsé para convertirse en una herramienta ágil y eficaz que resuelva los problemas sobrevenidos. Las prioridades están en continuo proceso de revisión. El gasto al que habrá que hacer frente, como consecuencia de la nueva situación, será sensiblemente mayor que el presupuestado. En este sentido, habría que preguntarse hasta qué punto debe mantenerse una subida de impuestos, superior globalmente a los 500 millones, en un momento en que la sociedad se encuentra pagando las consecuencias de la pandemia.
En este contexto, procede activar esos mecanismos continuos de revisión en el Parlament. Por ejemplo, habrá que reorientar partidas de gasto, replantearse la presión fiscal y negociar con el Gobierno central un mayor margen de incremento del déficit público, de acuerdo con la flexibilización acordada por la Comisión Europea. El incremento de gasto, tal como hará la Administración central, debería encauzarse a través de un mayor endeudamiento, ya que el riesgo es excepcional.
Estos presupuestos recién aprobados son el punto de partida para que la Generalitat, en coordinación con el Gobierno central, pueda actuar con mayor eficacia en la atención al sistema sanitario, a los ciudadanos y a las empresas. El Govern ya está trabajando en el diseño de un plan orientado en este sentido, que contempla asimismo un conjunto de acciones para contribuir a la reactivación de la actividad económica. En todo ello es importante el consenso político. Hay que aparcar las luchas partidistas en beneficio de una sociedad castigada por la Covid-19.
Las cuentas públicas aprobadas ayer son un punto de partida para la lucha contra la Covid-19