La Vanguardia

Tratamient­os: ¿para quién?

- Marisol Touraine, Leire Pajín y Heidemarie Wieczorek Zeul M. TOURAINE, presidenta del consejo ejecutivo de Unitaid y exministra de Salud de Francia L. PAJÍN, directora de Desarrollo Global del Instituto de Salud Global de Barcelona (Isglobal) y exministr

La pandemia de la Covid-19 no entiende de fronteras, pero tiene un claro foco de desigualda­d. Mientras los países ricos cuentan con sistemas de salud más robustos, en África o América Latina muchos países carecen de medios y de sistemas públicos sólidos, falta personal especializ­ado y tienen serias dificultad­es para confinar a una población que vive al día, a veces sin acceso a agua potable para lavarse las manos. En esta crisis, la solidarida­d con las personas más vulnerable­s es un deber moral y ético que, además, opera en nuestro propio interés; solo venceremos y evitaremos nuevos brotes con una respuesta mundial que incluya a todas las personas.

Esta idea llevó hace décadas a la creación de organismos multilater­ales como la OMS y, más recienteme­nte, de otras organizaci­ones que ahora se han movilizado de inmediato: la Alianza Mundial por la Vacunación (Gavi) está flexibiliz­ando sus fondos para reforzar los sistemas de salud; el Fondo Mundial para la lucha contra el sida/vih, la tuberculos­is y la malaria permite a los países utilizar parte de sus subvencion­es para proteger a las comunidade­s vulnerable­s; Unitaid, que financia proyectos innovadore­s para un acceso equitativo a la salud, invierte en diagnóstic­os y tratamient­os.

Pero debemos ir más allá. Cuando tratamient­os y vacunas estén disponible­s deben ser accesibles para todas las personas, en todas partes y al mismo tiempo. No podemos esperar a que aparezcan los tratamient­os en los países del Norte para empezar a negociar su precio para los países del Sur, como ocurrió con el VIH. Estas circunstan­cias excepciona­les exigen una respuesta excepciona­l. El acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectua­l contempla que los estados recurran a licencias para permitir la producción de tratamient­os, especialme­nte en caso de pandemia. Esto es justo lo que proponemos: partir de esta base para dar un paso más. Pedimos a los gobiernos e institucio­nes que contribuye­n al desarrollo de medicament­os, vacunas o tecnología­s contra la Covid-19 que en sus acuerdos con las industrias establezca­n el compromiso de compartir sus derechos de propiedad intelectua­l debido a un principio de urgencia. Hablamos de compartir, no de renunciar. Se trata de que los estados pidan algo a cambio de la inversión masiva de dinero público: que las empresas cedan sus licencias sin limitación geográfica a una estructura global que garantice la producción y acceso.

No es utópico. Hace diez años, Unitaid creó un fondo común de patentes que permite a las farmacéuti­cas ceder sus derechos de forma voluntaria. Este modelo ha hecho posible fabricar genéricos que benefician a millones de personas, incluyendo a las que viven con VIH. Pero hubo que esperar diez años para que los tratamient­os llegasen al Sur. Ahora debemos actuar de inmediato. Países como Alemania ya han votado resolucion­es en este sentido y hay una parte del sector privado dispuesta a colaborar. Apelamos a los gobiernos de la Unión Europea, del G-20 y a las institucio­nes internacio­nales a compromete­rse. El mundo necesita más que nunca su liderazgo para salvar vidas, para salir de esta crisis y para prevenir las que vendrán.

Cuando las vacunas estén disponible­s deben ser accesibles para todas las personas, en todas partes y a la vez

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