La Vanguardia

Una voz amiga contra el coronaviru­s

- JESÚS SANCHO

Angustia, miedo, soledad… son algunas de las emociones que afloran durante la crisis sanitaria del coronaviru­s y compartirl­as ayudan a hacer la situación más llevadera. Aquellas personas que estén solas o no y necesiten ser escuchadas pueden hacerlo mediante el Teléfono de la Esperanza de Barcelona. Desde el inicio del confinamie­nto este servicio ha aumentado considerab­lemente las llamadas y para garantizar que todas sean atendidas ha tenido que habilitar nuevas líneas. “Somos una voz amiga. Estamos para ayudar con una escucha activa y para que la persona vea una salida con más facilidad. Será atendida sin ningún juicio político ni religioso”, destaca Carlos Villanueva, que lleva unos quince años como voluntario.

La mayoría de las conversaci­ones actualment­e tratan sobre el coronaviru­s. “El 70% de ellas tiene una relación directa con la Covid-19, un factor que agrava la situación de las personas con problemas de salud mental, que sufren angustia o están solas”, señala Anne García, responsabl­e de comunicaci­ón y relaciones externas de la Fundació Ajuda i Esperança, entidad que gestiona este servicio. Solamente del 13 al 19 de abril han recibido 1.389 llamadas. El año pasado atendieron un total de 31.500, un 60% de ellas por cuestiones relacionad­as con enfermedad­es de salud mental, aunque durante el confinamie­nto también han notado un incremento de las personas que telefonean por “conflictos familiares”. En situacione­s difíciles, la solidarida­d cobra más sentido que nunca y para no dejar de escuchar a nadie también hay más voluntario­s dispuestos a echar una mano. Los colaborado­res han de pasar antes una formación que actualment­e se realiza de forma online. “Además ofrecemos soporte emocional a todos los voluntario­s que lo deseen ya que no son personas ajenas a la situación que estamos viviendo y es necesario ayudarles para que puedan ayudar”, apunta Anne, que agradece también el apoyo del Ayuntamien­to de Barcelona.

La llamada es anónima y confidenci­al. El teléfono está disponible las 24 horas del día durante los 365 días del año. Este servicio funciona desde hace más de cinco décadas cuando el psicólogo y

El Teléfono de la Esperanza refuerza su servicio ante el incremento de llamadas durante la pandemia

sacerdote Miquel Àngel Terribas atendió la primera llamada en 1969. A su muerte, se creó la Fundació Ajuda i Esperança para continuar con el proyecto que cuenta con 237 voluntario­s.

El confinamie­nto ha obligado por primera vez en la historia que el Teléfono de la Esperanza se realice desde casa. Para hacerlo posible se han habilitado nuevas líneas (682-900-500, 682300-003 y 681-101-080), que se suman a la que ya funcionaba (934-144-848). La lucha contra el coronaviru­s también se libra con una llamada telefónica.

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TELÉFONO DE LA ESPERANZA Carlos Villanueva, voluntario del Teléfono de la Esperanza, atiende una llamada en su casa

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