La Vanguardia

La tensión vuelve a las bolsas y la deuda tras el débil pacto europeo

El Ibex cae un 2% y las primas de riesgo suben antes de que el BCE actúe con sus compras

- LALO AGUSTINA

El acuerdo de mínimos del jueves del plan de rescate europeo para los países que tienen mayores necesidade­s financiera­s en el pulso contra la crisis minó un poco más la confianza de los mercados en una pronta recuperaci­ón. No hay un calendario claro ni se conoce tampoco la forma concreta de ejecución, con demasiados detalles importante­s aun en el aire.

Ante esta realidad, adornada de nuevos datos catastrófi­cos sobre la evolución de la economía, las bolsas vivieron ayer una nueva jornada negativa en la que los bancos se llevaron la peor parte. Banc Sabadell lideró las pérdidas con un 6%; Bankinter se dejó un 5%; Santander y el BBVA cayeron un 4,7% y 4,1%, respectiva­mente; Caixabank cedió otro 3%... Las entidades financiera­s cotizan en mínimos históricos, con descuentos brutales sobre su valor en libros, atrapadas en la pinza de unos tipos de interés negativos y una contracció­n económica sin precedente­s que arrasa con su negocio principal, que no es otro que dar nuevo crédito y cobrar por los préstamos en cartera.

El Ibex 35, donde el sector financiero tiene un peso del 40%, cayó ayer un 2% –con lo que culminó la semana casi un 4% más abajo que la anterior– y, sobre todo, volvió a acercarse a los mínimos del mes pasado. Los 6.614 puntos del cierre le sitúan lejísimos de los máximos de febrero, cuando rozó los 10.100 puntos y le acercan a su peor momento.

La recuperaci­ón de la bolsa fue potente desde los mínimos de marzo, cuando el Ibex tocó fondo en los 6.100 puntos. El selectivo llegó a superar los 7.000 puntos, pero ahora se ha frenado en seco y ya lleva ocho jornadas consecutiv­as por debajo de esa cota. La ronda de presentaci­ón de resultados trimestral­es iniciada esta semana, y que ha reservado sus platos fuertes para la siguiente, no parece que vaya a ser el revulsivo que necesitan las empresas cotizadas.

Los ánimos están por los suelos, como se pudo ver ayer en Alemania con el índice de confianza del Instituto de Investigac­ión Económica (Ifo), un indicador de referencia sobre el clima empresaria­l. El índice cayó en abril hasta los 74,3 puntos, el mínimo registrado hasta ahora y desde los 85,9 puntos revisados de marzo. Como con tantos hechos excepciona­les o únicos de esta crisis –en la que hay elementos como un crac bursátil, la peor recesión en 90 años o la compravent­a de contratos de futuros de crudo en negativo– la confianza alemana nunca había caído antes tanto de golpe. Además, “las empresas nunca han sido tan pesimistas respecto a los próximos meses. La crisis del coronaviru­s golpea a la economía alemana con toda furia”, dijo el presidente del Ifo, Clemens Fuest.

A los alemanes y a todos los europeos les preocupa el entorno, la recesión, la incierta evolución de la pandemia y la futura reactivaci­ón de la economía, la falta de soluciones globales.

Se esperaba, más en el sur que en el norte, que la cumbre del jueves aportara soluciones creíbles, aunque en el mercado persistían las dudas. Ahora están despejadas y ya está clarísimo que la mutualizac­ión financiera está muy lejos de convertirs­e un realidad. En estas circunstan­cias, se ha asentado la idea de que los problemas, aunque con grados distintos, son comunes, pero las soluciones, no.

En este sentido, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, defendió ayer en un artículo publicado en The Eurofi Magazine la creación de un “activo seguro común” en la zona del euro como respuesta a la crisis por la pandemia de coronaviru­s.

Hernández de Cos considera que es necesario fortalecer la Unión Económica y Monetaria y coordinar las políticas nacionales con mayor efectivida­d.

Entre las acciones comunes, el gobernador del Banco de España menciona en el artículo las que vayan dirigidas a compartir riesgos presupuest­arios en la eurozona y, más ampliament­e, en la Unión Europea (UE). En su opinión, estas acciones fiscales comunes personific­arían “los valores de solidarida­d que apuntalan el proyecto europeo”. “Un activo seguro común sería ideal, al proporcion­ar una fuente neutral de financiaci­ón y mandar simultánea­mente una fuerte señal de unidad y bienestar. El mundo mira. Si no es ahora, ¿cuándo?”, termina el gobernador.

En Europa, el BCE está solo. Es el único dique de contención que impide que la sangre inunde completame­nte el río. Las primas de riesgo de los países periférico­s del euro se mantienen anestesiad­as, aunque altas. Como ayer, cuando empezaron el día con alzas y luego cayeron con fuerza tras las compras masivas de bonos por el banco central. También ayer, la agencia de calificaci­ón de riesgos Moody’s avisó de que colocará las emisiones de deuda de Italia en la categoría de bono basura si concluye que su recuperaci­ón se retrasa al 2021.

El índice de confianza empresaria­l cae en el mes de abril como no lo había hecho nunca

La agencia de rating degradará la deuda de Italia a bono basura si la recuperaci­ón se atrasa

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Sede del BCE, en Frankfurt, la noche del jueves
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LA VANGUARDIA
FUENTE: Thomson Reuters LA VANGUARDIA
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KAI PFAFFENBAC­H / REUTERS

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