Pandemia global, solución local
Pocas semanas antes de que nuestro país entrara en estado de alarma, algunos empresarios de retail reflexionábamos sobre las inquietudes y oportunidades del sector. Entre las inquietudes, los operadores de retail compartimos que habíamos notado una caída de afluencia en las tiendas, especialmente en aquellas ubicadas en centros comerciales. Y entre las oportunidades, comentábamos la importancia de potenciar nuestros e-commerce, dado que estábamos experimentando un aumento de ventas online.
En la situación actual, con las tiendas cerradas, hemos presenciado cómo estas inquietudes y oportunidades se han acelerado. Por un lado, la falta de afluencia se ha convertido en visitas nulas y, por otro lado, los consumidores, confinados en casas, hemos vencido sin reparo las pocas barreras que nos frenaban a realizar compras online.
Justo antes de la reclusión, muchos modelos de negocio de retail estaban basados casi por completo en la venta física, aunque en paralelo, muchos de ellos ya estábamos trabajando en la transformación digital de procesos y de tiendas. La realidad actual lo ha acelerado todo, obligándonos a las empresas a potenciar nuestras estructuras para favorecer la venta online.
En este escenario de compra online, en el que el consumidor se encuentra a solas con una necesidad concreta y ante una plataforma de venta que puede satisfacérsela cómodamente, es fácil que proliferen las compras inconscientes, las que hacemos sin preguntarnos ¿a quién estamos entregando nuestro dinero? ¿es una empresa ética? ¿dónde fabrica? ¿dónde paga sus impuestos? No nos importa a quién estamos comprando, simplemente buscamos satisfacer nuestra necesidad, sin pensar que con nuestro acto de compra estamos decidiendo qué tipo de sociedad queremos.
Si todos los consumidores tomáramos consciencia de que el comercio supone un 13% del PIB, que genera un impacto en el empleo del 17% y que el 77,5% de los trabajadores cuenta con contrato estable e indefinido, tal vez podríamos hacer que nuestras compras fueran
Como consumidores podemos aportar nuestro granito de arena y apostar por las compras de proximidad
más conscientes y responsables.
Y es que la contribución del 13% del PIB a la economía debe entenderse también como la aportación económica directa para financiar la sanidad pública, la educación y los puestos de trabajo de centenares de familias.
Atendiendo a las fuentes gubernamentales, el turismo internacional no se recuperará hasta el 2021, de modo que, teniendo en cuenta que España es un país orientado al turismo, deberíamos empezar a plantearnos seriamente nuestro papel para contribuir a la recuperación del empleo y de la economía.
Esta pandemia es como una lluvia, nos mojamos todos, y de igual modo, saldremos de ella todos juntos. Así como los retailers estamos aprendiendo ya nuestras estrategias para adoptar el día después, como consumidores también podemos aportar nuestro granito de arena y apostar por el consumo local por hacernos responsables de nuestras compras, y empezar a construir el futuro, el día después, desde hoy.