Viaje a Zenda De la mano de Arturo Pérez-reverte vuelven clásicos de la aventura como el de Anthony Hope o ‘Beau Geste’
Zenda es un lugar imaginario, una pequeña ciudad de Ruritania donde se alza un imponente castillo en el que los malvados han encarcelado al legítimo rey de este país centroeuropeo.
Con sus pintorescos hoteles, su bosque frondoso y su pabellón de caza, la localidad saltó a la fama gracias a la novela del británico Anthony Hope El
prisionero de Zenda, aparecida en 1894 y rápidamente consagrada como un clásico de aventuras, con su acción constante, divertidos diálogos y atmósfera belle époque. Y creó toda una referencia en el esquema narrativo del doble y de las identidades cambiadas (el rey de Ruritania es idéntico a un viajero inglés que circula por sus tierras, y ahí empieza la movida trama).
Hace ahora cuatro años, en abril del 2016, Arturo Pérez-reverte puso en marcha una revista literaria digital y, amante como es de la novela de aventuras, la llamó Zenda. El escritor español más vendido en el 2019 con sus obras
Sidi y Una historia de España es un personaje polémico, porque le gustan, como a Vladimir Nabokov, las “opiniones contundentes” y las expresa con regularidad sobre temas diversos. También es un personaje generoso. Su objetivo con Zenda, explicó, era crear “una especie de lugar o plaza común, de legión extranjera donde a nadie se le preguntara sino por libros y literatura, sin buenos ni malos, sin etiquetas ni ideologías”. Salvando distancias, épocas y tono, la iniciativa me recuerda a la que impulsó Camilo José Cela en los años cincuenta desde Palma de Mallorca con sus Papeles de Son Armadans. Un escritor de éxito brinda un punto de encuentro y difusión a sus colegas de la comunidad literaria desde una perspectiva que no pretende militar en ninguna estética determinada, sino que se propone como abierta.
Desde entonces, en la plataforma digital que dirige Leandro Pérez, han firmado textos cerca de setecientos autores. Y efectivamente han figurado en tre ellos representantes de los más distintos registros, de Javier Marías, Agustín Fernández Mallo y Marta Sanz, a Dolores Redondo, Elia Barceló y Juan Gómez Jurado, pasando por José María Merino, Carmen Posadas o José Carlos Llop. Y con fuerte presencia iberoamerica: Jorge Fernández Díaz, Marcela Serrano o Ángeles Mastretta.
Desde la revista se ha puesto en marcha un sello editorial, Zenda Aventuras, que tutela María José Solano. El primer título que publicaron, obligado, era el de Anthony Hope, con un prólogo de Pérez-reverte. Siguió El diamante de Moonfleet, de John Meade Falkner, historia de contrabandistas que inspiró a Hergé, el padre de Tintín, para configurar algunos de sus personajes. Y esta semana ha aparecido, en papel y en formato electrónico, El misterio del Agua Azul (Beau Geste), de P. C. Wren. Esta novela de 1924 es el gran
referente sobre la Legión Extranjera, en la que se alistan tres hermanos como consecuencia del misterioso robo de un zafiro acaecido en la gran mansión británica de Brando Abbas. Aventureros románticos, Miguel, Digby y Juan llegarán hasta el fuerte de Tinderneuf en el Sudán francés, donde ocurrirán cosas terribles. Pero mientras que El prisionero de Zenda ofrece una estructura simple, de narración en primera persona, Beau Geste cuenta con un mecanismo bastante complejo, tomando técnicas de Joseph Conrad, como esa larga conversación inicial entre dos personajes que no son centrales y que sirve para disparar la acción en varias direcciones, con viajes hacia delante y hacia atrás en el tiempo. Un mecanismo que curiosamente adoptaría también alguna otra narración popular, cosmopolita y aventurera, del primer tercio del siglo XX, como Horizontes perdidos de James Hilton.
Con el sello Zenda Aventuras regresan, como ocurría con aquella excelente colección Tus Libros de Anaya, esos supuestos “clásicos menores” que en realidad tan influyentes han sido en la imaginación de las sucesivas generaciones y que distan de haber perdido vigencia.