¡Proletarios del mundo, pintaos!
En-cuadrados El 1 de mayo no verá este año manifestaciones reivindicativas, marchas lúdicas o desfiles altisonantes; repasamos cómo el arte ha reflejado la lucha de clases, pinturas y carteles cuyo mensaje no sólo es político, también es estético
La primera imagen que nos viene a la cabeza al hablar del trabajo en el arte, revoluciones, socialismo, proletariado... es El cuarto estado (1901), del italiano Giuseppe Pelliza Da Volpedo (abajo, a la derecha). Inmortalizado por el cine en la película Novecento, el lienzo representa un grupo de trabajadores en huelga, hombres pero también mujeres, como la madre que en primera línea carga con su hijo pequeño. Mujeres y niños han desaparecido casi tres décadas más tarde en La Internacional, de Otto Griebel. El grupo se ha convertido en masa, la interacción entre los manifestantes es ahora una única mirada al frente, unipersonal, enfadada, decidida. Ya no hay individualidades. En esos apenas treinta años que van de una marcha pictórica a otra el mundo ha cambiado irremediablemente, la revolución soviética ha triunfado, y el arte social ha iniciado una nueva etapa.
Los artistas han reflejado las condiciones de vida de sus conciudadanos ni que fuera de forma involuntaria desde sus inicios. A partir del XIX, sin embargo, la conciencia social que asomaba tímidamente en siglos anteriores ahora se hace no sólo evidente, sino deliberada. Daumier en Francia, Zuloaga, Nonell, en España... el realismo imperante en la literatura y las artes no podía sino mostrar los estragos de la revolución industrial, y de ahí a otra revolución, la que acabaría triunfando en Rusia y la convertiría en Unión Soviética. En la URSS, el Primero de Mayo se convirtió más que cualquier otro momento en el símbolo de la lucha de clases entre 1890 y 1917; a partir de ahí, adquirió un carácter más propagandístico que combativo, convertido desde 1918 en fiesta nacional como el día de la Solidaridad Internacional de la Clase Trabajadora. La pintura, pero sobre todo el cartelismo, que había tenido un papel tan renovador con las vanguardias, Ródchenko, El Lissitzky, Popova, ahora se hace más sencillo pero también elocuente en su dimensión publicitaria; banderas rojas, globos, flores y masas, como los que aparecen en los cuadros de grandes dimensiones de Konstantin Yuon, Georgy Ryazhsky... Más tarde y con los artistas del socialismo oficial, Deineka y más, se pondrán en primera fila los logros del sistema: desfiles de hombres y mujeres tan robustos como el sistema, parafernalia militar.
En los países occidentales también los conflictos de clase y laborales tienen su reflejo en el arte desde distintas tendenciasymovimientos.seránlosexpresionistas alemanes quienes más y más descarnadamente reflejarán las miserias de las clases bajas, mientras en los paisajes industriales del británico L.S. Lowry las multitudes acuden a las fábricas como las hormigas a sus agujeros o simplemente desaparecen en las vistas de hormigón del norteamericano Charles Sheeler. Pero será el muralismo el estilo que mejor refleje en ese país y en toda Latinoamérica el socialismo y sus circunstancias, con Diego Rivera y los mexicanos en primera fila de la revolución.