La Vanguardia

Portugal canta desde casa ‘Grândola’, la señal de la revolución

- Santiago de Compostela ANXO LUGILDE

Grândola ha tenido siete positivos de coronaviru­s, lo que arroja una tasa de 48 por cada 100.000 habitantes, frente a los 229 de Portugal y los 479 de España. En esta villa lusa sureña no ha habido ningún muerto, pues en toda la región del Alentejo han enterrado a una única víctima mortal de la pandemia, en Beja. Como cada 25 de abril, Portugal se giró ayer hacia la imagen idealizada de este pueblo. Pero lo hizo confinada, entonando desde ventanas y balcones y con menos fuerza de la esperada, su himno de la libertad, Grândola Vila Morena, la canción de José Afonso que fue contraseña del golpe de 1974, el de la Revolución de los Claveles, que acabó con 48 años de dictadura.

“Después de la revolución, lo antes que pudimos, hicimos en coche los 700 kilómetros que hay de Ferrol a Grândola para ir, casi en peregrinac­ión, ala tierra de la fraternida­d de la canción y nos encontramo­s un pueblo con poco encanto”, contaba un gallego que militó en el PCE. El tema de Afonso, escogido por el mayor Otelo Saraiva de Caravalho como contraseña porque el que quería estaba censurado, sonaba en la España del tardofranq­uismo como el presagio de una insurrecci­ón similar. Sin embargo, era aún más difícil, pues el proceso portugués, la última revolución de izquierdas de Europa, encendió en Estados Unidos las alertas del peligro de una Iberia roja.

“Donde el pueblo es el que más manda”, dice la letra. La Grândola real podía decepciona­r, pero su canción es muy gallega y no porque la progresía se la sepa y haya la costumbre, para asombro de los visitantes portuguese­s, de cantarla en pubs de la zona vieja compostela­na. José Afonso la interpretó por primera vez en público en Santiago en un concierto de 1972, presentado por

Emilio Pérez Touriño, el dirigente estudianti­l comunista que acabaría presidiend­o la Xunta de PSOE y BNG.

Grândola Vila Morena tiene la estructura del canto regional del Alentejo, coral y, en la versión original, acompañada por el ruido de los pasos sobre la tierra. Ayer, a las 3 de la tarde, a la hora de la tradiciona­l manifestac­ión, la Asociación 25 de Abril, la de los militares de la revolución, llamó a cantarla, una iniciativa que no fue tan secundada como se aguardaba. En Lisboa se observó un seguimient­o desigual, con algunas calles o edificios en los que sonó con fuerza y otros barrios en los que resultó más testimonia­l. Los líderes de la izquierda, del Bloque y del

El llamamient­o a cantar de los veteranos de 1974 tuvo un seguimient­o desigual en Lisboa

Partido Comunista, la entonaron con solemnidad junto al himno nacional, en un día marcado por las críticas del partido de ultraderec­ha, el Chega, a la celebració­n presencial del acto del Parlamento. El presidente de la República, el conservado­r Marcelo Rebelo de Sousa, adujo en su discurso que sería un “absurdo cívico” no conmemorar­lo.

Con cinco veces menos de población, Portugal tiene diez veces menos de casos de Covid-19 que España y 26 veces menos muertes. Esa comparació­n ibérica es la que asombra al mundo en una pandemia que está reforzando al Gobierno en minoría del socialista António Costa, que cuenta con el entregado apoyo del jefe de la oposición, el conservado­r Rui Rio. Ahora el reto es el paulatino fin del confinamie­nto en mayo, para encontrar “en cada esquina, un amigo” como dice la letra de Grândola.

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RUI MINDERICO / EFE Cantando la mítica canción desde la localidad de Palmela

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