Medidas de protección sin perder la cercanía
La relación estrecha con el cliente, al que conoce y aconseja en sus compras, define al pequeño comercio y debe ser su fortaleza cuando reabra. Este sector confía en que las medidas que tendrá que aplicar no se conviertan en barreras y que la gente apueste, ahora más que nunca, por la proximidad. El uso de mascarillas y guantes o el respeto de la distancia social, que ya son norma en los establecimientos de alimentación que siguen activos, se mantendrán. Seguramente, en los locales más concurridos habrá que añadir limitaciones de aforos para evitar aglomeraciones y esperar turno en la calle, instalar mamparas en algunas zonas, así como desinfectar espacios y género con frecuencia, por ejemplo las prendas que se prueban en tiendas de ropa.
Urge reabrir porque está en juego la supervivencia de millares de pequeños negocios, insisten las organizaciones empresariales. “Podríamos hacerlo ya en buenas condiciones”, señala Salva Vendrell, presidente de la Fundació Barcelona Comerç, que agrupa 24 ejes comerciales de barrios de esta ciudad con más de 25.000 establecimientos. En otros países que cerraron más tarde ya están abriendo, recuerda. “Lo primero es la seguridad de nuestros trabajadores y clientes; claro que habrá que tomar precauciones y seguir unas normas, pero aún no sabemos cuáles”. Aunque advierte: “No podremos parecer astronautas, la gente no vendrá a comprar”.
“Ahora tenemos un tiempo precioso para prepararnos, hay que aprovecharlo, no se nos puede obligar a reabrir de un día para otro, esto no se puede improvisar”, señala Pedro Campo, presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC), que reclama claridad al Gobierno. Esta entidad, que representa a 450.000 minoristas y autónomos con 1,3 millones de trabajadores, propone el modelo aplicado en Austria, donde primero han abierto los puntos de venta de hasta 400 m2 y más tarde lo harán, progresivamente, los más grandes, así como empezar con horarios reducidos e ir ampliándolos. En cualquier caso, lamenta, la adaptación comportará sobrecostes para unos negocios que esta crisis ya ha herido gravemente. /