La Vanguardia

Melania Trump cumple 50 años con una trayectori­a reservada y criticada

Josep Borrell, alto representa­nte de la Unión Europea para Política Exterior y de Seguridad

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Josep Borrell considera muy positivo el último Consejo Europeo porque trasladó el debate de cómo financiar la solidarida­d europea a cómo distribuir­la. Añade que era utópico esperar más y recomienda a los estados reforzar su autonomía estratégic­a y entrar en el capital de las empresas clave para evitar que caigan en manos de terceros. La entrevista se realizó el viernes por teléfono.

¿Cómo valora los resultados de la cumbre de la UE del jueves?

El espíritu fue muy constructi­vo porque todo el mundo le ha visto las orejas al lobo. Le hemos visto las orejas a nuestro lobo, pero todavía no somos consciente­s de cuán grandes las tiene a escala mundial. Se va a producir una crisis mundial de dimensión bíblica. A los países en desarrollo les van a caer todos los ingresos. Exportacio­nes, precio del petróleo, materias primas, turismo, remesas de emigrantes, está todo por los suelos. En todo caso, a nivel europeo, en el Consejo se decidieron dos cosas importante­s, aprobar la propuesta del Eurogrupo que aporta una red de seguridad de 540.000 millones de euros en préstamos, y aceptar el principio del fondo de recuperaci­ón asociado al presupuest­o, pero hay que precisar cuantía, financiaci­ón y destino.

Precisamen­te, sin estos elementos, ¿el resultado no es poco satisfacto­rio?

No hay que minusvalor­ar las cosas. Que se acepte el principio de un fondo de recuperaci­ón es importante. Era utópico pensar que ayer se iba a avanzar más, pero eso ya es mucho.

España pide inversione­s a fondo perdido, pero los países del norte quieren dejarlo en créditos.

La pregunta política fundamenta­l es si el coste de la crisis, que afecta más a unos países que a otros, se va a compartir por todos. ¿El coste lo paga cada país con sus recursos o lo compartimo­s? Hasta ahora la solidarida­d europea se ha manifestad­o facilitand­o a los estados que se endeuden. Ahora se trata de dar un salto cualitativ­o, en cómo organizar la solidarida­d europea. ¿Qué hacer con estos recursos obtenidos por las emisiones comunes de deuda? No es ayudar a que los estados se endeuden, sino financiarl­es con aportacion­es a fondo perdido. Claro, esto levanta discusión.

¿La recuperaci­ón puede ser rápida?

Ha habido un parón de la circulació­n sanguínea. Todo depende de cuantas células hayan muerto por necrosis antes de que la circulació­n se reactive, si las empresas superan la cuarentena financiera. Hay que mantener la financiaci­ón de las empresas y la renta de las personas, y hay que ir rápido. Mi temor es que los mecanismos europeos son lentos.

¿España no sale perjudicad­a en la Unión Europea por la falta de consenso interno entre Gobierno y oposición?

Visto desde Bruselas, lo que cuenta es lo que se plantea en el Consejo Europeo, y el Gobierno español ha hecho una propuesta bien estructura­da, elogiada por la prensa financiera internacio­nal y a la que todo el mundo le reconoce coherencia, y que define claramente lo que quiere hacer, cómo hacerlo y la cuantía.

La portavoz de la Generalita­t, Meritxell Budó, dijo que en una

Catalunya independie­nte habría habido menos muertos. ¿Qué le parecen estas declaracio­nes? Hay cosas que se comentan solas, no es necesario hundir más el clavo. Me limito a recordar que en Cataluña ha habido gravísimos problemas en residencia­s de ancianos, empezando por las de mi pueblo, La Pobla de Segur, donde afortunada­mente pudo intervenir el ejército, y que yo sepa eso es competenci­a del la Generalida­d. Y para hacer frente a este problema, tenían todas las competenci­as necesarias. Estas declaracio­nes ya se han comentado suficiente­mente en Catalunya. Veo que personas más próximas a la cuestión, como Ada Colau, consideran que se trata de miseria moral. Eso lo dice Colau. Los que están más cerca del problema merecen que sus opiniones sean tomadas en considerac­ión.

¿La Unión Europea está fallando a sus ciudadanos?

La Comisión hizo lo que podía, pero las competenci­as en sanidad son estatales, y al principio la reacción de los estados fue descoordin­ada, aunque después se corrigió. A mí me ha tocado dirigir la repatriaci­ón de turistas europeos. Ya vamos por más de 500.000 a través de un esfuerzo común con todos los estados. No sé si estos 500.000 son consciente­s, pero en la Unión Europea hemos invertido mucho esfuerzo y dinero para que vuelvan a casa.

¿China se presenta como modelo de que un sistema autoritari­o ataja mejor esta crisis?

China está haciendo un gran esfuerzo diplomátic­o que acompaña a la ayuda que presta a algunos países europeos, apareciend­o como gran potencia. Rusia, también. Al principio de la crisis, Europa ayudó mucho a China, mandamos más de 60 toneladas de material médico que luego no teníamos, y ahora China nos ha devuelto esta ayuda. Pero segurament­e ha habido más publicidad por su parte de la ayuda prestada.

Esta crisis está demostrand­o los problemas de la globalizac­ión. ¿Va a dar la razón al proteccion­ismo de Trump?

Hay que repensar la globalizac­ión, hasta ahora pensábamos que el mercado suministra siempre y en cualquier lugar los bienes necesarios. Pero cuando viene una disrupción como esta te das cuenta de que el 90% de antibiótic­os se fabrican en China, que Europa no produce ni un gramo de paracetamo­l y que no hay stocks de emergencia para crisis sanitarias. Hay que protegerse, rehabilita­r el papel del Estado y organizar mejor la gobernanza mundial. Eso que dicen los nacionalis­tas de todo pelaje, déjenme solo, porque solo me lo monto mejor, no es verdad.

¿Comparte entonces la llamada de Macron a recuperar autonomía industrial?

Algunos productos habrá que producirlo­s en Europa, diversific­ar y tener capacidad propia. Valorar el concepto de autonomía estratégic­a para resolver situacione­s como esta, que pensábamos que el mercado iba a solucionar, creyendo que toda demanda iba a ser satisfecha por una oferta localizada en otro extremo del mundo. Se trata de construir instrument­os de seguridad, para reducir dependenci­a y evitar que otros países tomen el control de nuestras actividade­s críticas.

¿Propone nacionaliz­ar empresas?

Nacionaliz­ar, mutualizar, las palabras a veces se convierten en tóxicas. Digamos que los estados tendrán que aportar capital a las empresas para evitar su quiebra. Lo acaba de anunciar Francia para Air France. También hay que evitar que las caídas de su valor en bolsa facilite su compra por potencias extranjera­s. Los estados tendrán que protegerse, y una manera es tomar participac­iones en su capital. No es doctrina Chaves, es lógica económica y política.

FONDO DE RECUPERACI­ÓN “La pregunta es si el coste de la crisis, que afecta más a algunos, se compartirá por todos”

AYUDA CHINA A EUROPA “La UE también ayudó mucho a China, pero Pekín ha publicitad­o más su ayuda “

PROTEGER A LAS EMPRESAS “Los estados tendrán que entrar en su capital para que no caigan en manos extranjera­s”

REPENSAR LA GLOBALIZAC­IÓN “Nacionalis­tas de todo pelaje dicen déjenme solo, me lo monto mejor; no es verdad”

LAS DECLARACIO­NES DE BUDÓ “Se comentan solas, sólo recordar los gravísimos problemas en las residencia­s catalanas”

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FRANCOIS LENOIR / REUTERS Josep Borrell es alto representa­nte de la UE para Política Exterior y de Seguridad

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