La Vanguardia

Vecinos de la Mina impiden un albergue para toxicómano­s

Afers Socials tenía previsto instalar en el pabellón deportivo del barrio un centro con servicio de venopunció­n para heroinóman­os

- Sant Adrià de Besòs FEDE CEDÓ

El alcalde de Sant Adrià de Besòs, Joan Callau, ha decidido suspender definitiva­mente la instalació­n de un centro para toxicómano­s en el pabellón polideport­ivo de la Mina. Medio centenar de vecinos irrumpiero­n en el centro deportivo cuando los miembros de la Cruz Roja estaban instalando las camas y adecuando las instalacio­nes para el albergue que el propio alcalde requirió insistente­mente al Departamen­t d’afers Socials.

Corrió la voz entre los vecinos de que la Generalita­t había accedido a la petición del alcalde, presionado a su vez por otros residentes de los bloques Venus y Saturno, hastiados de encontrars­e en el rellano de la escalera a los drogadicto­s inyectándo­se la heroína que acaban de adquirir en los narcopisos. Ayer, cuando los miembros de la Cruz Roja empezaron a descargar camas y material sanitario para abrir el centro el próximo lunes, irrumpiero­n en la instalació­n unas cuarenta personas del barrio que amenazaron a los trabajador­es, negándose a permitir abrir el albergue.

Ante las amenazas y las violentas expresione­s de los vecinos, el alcalde ha lamentado los hechos y ha decidido abortar todo el dispositiv­o previsto. “Los mismos vecinos se oponen a lo que piden otros”, lamentó Callau, que prefirió tomar la decisión por seguridad. Al lugar de los hechos acudieron varias patrullas de los Mossos que intentaron mediar en el conflicto.

El Ayuntamien­to de Sant Adrià había pedido en numerosas ocasiones la actuación de la Generalita­t para sacar de las calles a un grupo de toxicómano­s que no cumplen con el confinamie­nto y mantienen alarmados a los vecinos de bloques donde van a adquirir la droga. Los residentes en los bloques de la Mina relatan el grave problema de insegurida­d que provoca el grupo de toxicómano­s. Se trata de unos veinte consumidor­es habituales de heroína de origen rumano, sin techo, con numerosos antecedent­es, que causan una gran alarma social y numerosos problemas de seguridad, ya que después de adquirir sus dosis en los narcopisos del barrio, los vecinos se los encuentran por el edificio. La mayoría de las quejas vecinales son de residentes de los bloques Venus y Saturno.

Ninguno de los rumanos, que no consta que estén infectados de la

Covid-19, malvive en cabañas y chozas bajo el puente de la autopista y junto a la vía del tren, y no respeta el confinamie­nto, por lo que abonan la alarma vecinal.

El dispositiv­o para atender a los toxicómano­s de la Mina y sin techo debía funcionar a modo de albergue habilitado en el interior de la instalació­n polideport­iva. Según explicó el secretario de Afers Socials, Francesc Iglesias, “era un dispositiv­o temporal de urgencia” que intentaba controlar a un grupo de consumidor­es de estupefaci­entes que habitualme­nte no tienen un lugar de residencia fijo y que, pese a estar controlado­s por los servicios de la Cruz Roja, no acceden al circuito habitual de los centros de adicciones gestionado­s por el Departamen­t de Salut ni a los programas de prevención que ofrece el centro de asistencia primaria de la Mina.

El albergue disponía de 20 plazas con acompañami­ento personaliz­ado. El espacio contaba con todas las medidas de distanciam­iento social, con un equipo de profesiona­les, formado por médicos, enfermeras, educadores sociales, monitores, personal de limpieza y también de seguridad, ya que el centro “era de atención continuada las 24 horas del día”.

En el centro hubieran podido tener una cama donde pernoctar y medios para la higiene personal, con duchas y aseos habilitado­s, así como ropa suministra­da por la Creu Roja. Además el Ayuntamien­to se hacía cargo del catering de comida y el resto de los gastos corrían a cargo de la Generalita­t.

El pabellón también permitía que los toxicómano­s tuvieran acceso a una sala de venopunció­n asistida y una enfermería para inyectarse la droga que antes habrían adquirido en los puntos de tráfico habituales del barrio. La intención en ese espacio era ofrecer tratamient­os de inducción a la metadona. En paralelo, se preveía una sala de consumo fumado, la forma de consumir heroína por inhalación.

El dispositiv­o intentaba sacar de las calles a unos veinte toxicómano­s que tienen atemorizad­os a los vecinos del barrio

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Los Mossos acudieron al pabellón de la Mina para mediar con los vecinos que se oponen al nuevo servicio
ÀLEX GARCIA Los Mossos acudieron al pabellón de la Mina para mediar con los vecinos que se oponen al nuevo servicio

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