La danza, ¿de hermana pobre a indigente?
El Sismògraf, el Grec, el Mercat de les Flors... el sector de la danza estudia vías imaginativas para sobrevivir a la pandemia
Cancelar, reprogramar, salvar los muebles, no dejar a las compañías tiradas... Festivales y salas de danza estudian cómo dar oxígeno a un sector que puede pasar de hermana pobre de las artes a hermana indigente si no surgen soluciones imaginativas ante el coronavirus, o si no se toman decisiones que permita a los profesionales trazar un plan de vida alternativo. Salir de la incertidumbre.
“Es duro tener que escuchar que en 15 días te dirán si el estado de alarma se alarga 15 días más”, se lamenta Tena Busquets, directora del Sismògraf. El festival de Olot, previsto para la semana pasada, se ha tenido que reinventar para otoño en forma de réplicas y piroclasts .El5de septiembre Mar Gómez subiría a escena con Sempreviva; el 20 se ha programado un Sismoday con piezas al aire libre y acaso distancia social, y el 3 de octubre Juan Carlos Lérida ocuparía la Plaça dels Braus con uno de los sites urbanos fijados.
“Queríamos que la gente tuviera opción a permanecer en el año fiscal 2020, pero mientras lo explico lo veo todo borroso. Todo ese esfuerzo por intentar salvar a la gente, al menos económicamente, puede no servir de nada”, confiesa Busquets. Este es un sector en que la palabra dada tiene un valor y se tarda en firmar contratos, por lo que a los artistas se les van anulando muchos.
“Por eso es prioritario un calendario de plazos. Algo muy preventivo, si tu quieres, como un parte meteorológico que no es del todo fiable pero te sitúa”, añade la responsable del Sismògraf. El día que decidió suspender, hubo compañías que le pedían que les aplicara la anulación por fuerza mayor para poderse acoger a las ayudas. “No les sirve de nada que les diga que tal vez en octubre actuarán y cobrarán. El calenbiar dario debería situarnos a nivel local y europeo, trabajamos con compañías de fuera y no siempre hay que cancelar esas, al igual que las hay locales que viven de bolos europeos”.
Mucha gente en el sector está en modo creativo. La solución de contenidos online no convence. Se impone programar experiencias culturales acorde con los tiempos tanto en el contenido como en la forma. Roger Bernat, por ejemplo, ya tiene una propuesta confinada para este mayo: una producción propia online con la que vender entradas a través de distintos teatros.
Por otra parte, la directora del Mercat de les Flors, Àngels Margarit, trabaja en lograr que no se desplace a artistas y público de la experiencia escénica, “para que el catastrofismo y el miedo no se instalen”. La escena, recuerda, es un ritual compartido y ahora habrá que camese ritual de encuentro. “Lo cambiaremos –añade–. Pero no dejaremos de compartir pensamiento, creación, conocimiento, emoción, escena, comunidad física”.
El sector público de la danza está en situación de escucha. Todo el mundo es partidario de empezar la temporada en cuanto sea posible, pero saben que tendrán que encontrar los protocolos y convertirlos en
“Habrá que hallar los protocolos, cambiar las entradas, coreografiar la distancia, pero no dejar de ir al teatro”
creación. “Podemos cambiar las entradas del público, coreografiar la distancia –dice Margarit–. La cultura y la creación son importantes y si la gente puede ir a la oficina, al parque, al metro o la escuela, podrá ir al teatro. Hay que tener cuidado en protegernos, pero luchar contra el miedo que quedará instalado”.
El director del Grec, Cesc Casadesús, participa estos días en un sinfín de encuentros telemáticos. Le encontramos viendo en streaming el festival de danza Aerowaves. El día antes asistió al Sismògraf Pro, que tuvo mucho éxito, con 270 inscritos y sesiones de speed meeting virtuales entre programadores y compañías. También cuenta que siguió por Zoom un proyecto coreográfico de Eric Minh Castaing en el que el público baila, y estuvo en una sesión de Hofesh Shefter con un dj en Londres, dresscode incluido.
“Lo pruebo todo pero no hay nada como las artes en vivo”, dice. Su actual mantra es que cree en la creatividad. “Creatividad es buscar nuevos caminos, las artes inconformistas tienen ventaja ahora, el arte –concluye– ha de ser cultivo, próximo, sostenible y transformador”.