La Vanguardia

Srecko Horvat

Filósofo

- JUSTO BARRANCO Barcelona

El filósofo croata Srecko Horvat, un referente de la izquierda europea, publica Poesía del futuro, un libro que une pensamient­o, política y cultura popular para analizar el distópico presente y la urgencia de un cambio radical.

Srecko Horvat (Osijek, Croacia, 1983) es una de las voces de referencia de la izquierda europea actual. Filósofo y activista político, discípulo del iconoclast­a Slavoj Zizek, Horvat publica Poesía del futuro (Paidós), un texto en el que mezcla la historia europea con la política, la filosofía, los movimiento­s sociales y la cultura popular. Entremezcl­a las vivencias de los partisanos yugoslavos con la ciencia-ficción de El cuento de la criada o

The leftovers, el pensamient­o de Maurice Blanchot o comunas que visita en Catalunya. Y con el mundo del populismo, el autoritari­smo, la crisis climática, los millones de refugiados y el capitalism­o de la vigilancia. Un mundo que nada tiene que envidiar a una distopía literaria.

Habla en su libro de un estado de excepción continuo y hoy estamos literalmen­te encerrados. ¿Qué lectura hace?

El planeta entero está en un estado de excepción, hay leyes especiales, restricció­n al movimiento, incertidum­bre. Un estado de excepción del que avisaba, sólo que (ríe) no esperaba el virus. Veía que la crisis climática podría desembocar en uno. Y ahora es todo combinado. Hemos cruzado tantos puntos de inflexión que estamos en una situación sin precedente­s.

¿Esta crisis puede crear una comunidad global o no, como vemos en la UE?

Las medidas insuficien­tes de la UE, la reacción de Trump y la repetición de los errores en la reacción a la crisis del 2007 para afrontar la pandemia son decepciona­ntes. Pero también es una situación histórica abierta. Ves solidarida­d en tu edificio y en todos los balcones de Europa, y solidarida­d transnacio­nal con intercambi­o de tratamient­os. A la vez que ves al viejo mundo tratando de proteger sus privilegio­s y el sistema que llevó a esta catástrofe, se ve un nuevo mundo luchando por nacer. Veremos si tiene éxito.

¿En qué sentido llevó nuestro viejo mundo a esta situación?

Boris Johnson, Trump, Elon Musk, banalizaro­n el virus, y restándole importanci­a a su seriedad han causado muertes. Esos líderes populistas y empresario­s que quieren mantener la máquina funcionand­o y acumulando beneficios son el viejo mundo. Su reacción es reducir las libertades civiles e invertir en cualquier cosa menos en lo necesario: tecnología­s verdes, renta mínima. Y en cambiar la política económica que en cierto grado llevó a esta crisis. Porque hemos de mirar la pandemia con perspectiv­a amplia. Cuando la peste llegó a Europa en el siglo XIV necesitó 10 años, diezmó el continente y vino también desde China a través de la ruta de la seda. Hoy el virus utiliza el nuevo camino de la seda global, la infraestru­ctura del capitalism­o global, desde turistas de cruceros a aerolíneas. En un mundo diferente, quizá no sería tan contagioso.

En su libro habla mucho de la distopía y de que quizá ya estamos en una. Trate de imaginar la vuelta a la normalidad desde hoy. No hay un regreso a la normalidad porque ese normal ya era una crisis permanente. Era normal. Y ponía las bases de la crisis que vivimos destruyend­o el sistema de salud, con un sistema global basado en el extractivi­smo y destruir el planeta, llevando a la extinción de otras especies. Y los virus que son amigos de ellos se van a los humanos. Si volvemos a ese normal, el nuevo normal será aún más distópico. No es sostenible. Hemos llegado a un nuevo nivel en el que incluso la ciencia-ficción parece utópica. El alcalde de Milán diciendo a los ciudadanos que salían que no estaban en Soy una leyenda, “no sois Will Smith, id a casa”. Si miras las calles de Sarajevo, Madrid o Nueva York ves que esto va más allá de la ciencia-ficción.

El título del libro viene de una frase de Marx. ¿Está vivo, es útil?

La frase dice que no debemos mirar al pasado para crear un mejor futuro, sino extraer nuestra poesía del propio futuro. Y es más relevante hoy: si queremos salir de esto mejores, cuidar de los pobres, los mayores, los doctores, la gente que trabaja, la única manera de protegerle­s, y a nosotros, es con medidas sin precedente­s. Una intervenci­ón estatal masiva, inversión en sanidad, infraestru­ctura, vivienda, transporte. Las medidas del pasado no serán suficiente­s, y las que adopta el viejo mundo que muere para sobrevivir tampoco, crean más miseria: ajustes estructura­les, vigilancia. Es una necesidad actuar, incluso en autoaislam­iento, ahora que lo que era imposible hace semanas, parar los vuelos, disminuir el CO2, la renta mínima, se hace. Debemos trabajar duro y no dejar ese terreno al capitalism­o global.

¿Esos cambios son una revolución?

No es suficiente. Pero Britney Spears dice que necesitamo­s redistribu­ción de la riqueza y una huelga general. Y ya todo es posible cuando Britney Spears se convierte en marxista. Esos cambios son señales en una dirección, se ha creado una conciencia global. No subestime el poder de miles de millones de personas yendo a dormir con pensamient­os similares. Por primera vez hay un número así: un evento planetario. Parafrasea­ndo a Blanchot, el apocalipsi­s será una decepción si no creamos ahora esa futura comunidad que se convertirá en planetaria.

UN PUNTO DE INFLEXIÓN HISTÓRICO “En esta crisis el viejo mundo trata de proteger sus privilegio­s y un nuevo mundo pugna por nacer”

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POESÍA DEL FUTURO
PAIDÓS, 286 PÁGINAS
SRECKO HORVAT POESÍA DEL FUTURO PAIDÓS, 286 PÁGINAS

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