La Vanguardia

Mayores de edad

- Imma Monsó

Amediados de abril, la presidenta de la Comisión Europea sugirió que había que retrasar el desconfina­miento de “los mayores” y limitar al mínimo el contacto con ellos. Le siguió Jeanfranço­is Delfraissy, presidente del Consejo Científico Covid-19, que asesora a Macron; dijo en el Senado que los mayores de 65 no saldrían del confinamie­nto previsto para el 11 de mayo (se supone que tanto Ursula von der Leyen, de 61 años, como Jeanfranço­is Delfraissy, de 71, se sentían excluídos de la prohibició­n). La amenaza de protesta masiva no se hizo esperar y Macron tuvo que retractars­e unas horas más tarde y descartar la discrimina­ción por edad. En Argentina, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha obligado a los mayores de 70 años, durante la cuarentena, a solicitar un “permiso especial” para ir a comprar o a pasear al perro.

Aquí, versiones contrapues­tas: Simón dejó caer la posibilida­d de prolongar el confinamie­nto, pero no ha dicho nada más. Por su parte, el Pla de Desconfina­ment del Govern plantea abreviarlo... concediend­o graciosame­nte a los mayores de 65 el permiso de salir a hacer ejercicio a partir del sábado.

Pero conceder o denegar permisos a los mayores de 65 años es peligroso y discrimina­torio: un paso hacia el edadismo puro y duro. Porque ¿quiénes son exactament­e esos mayores de 65 años a quienes se pretende infantiliz­ar? ¿Cuándo empieza la ancianidad? ¿Con qué criterios? El criterio de “mayores de 65 años” (o de 70, incluso más) es obvio que no sirve dado que algunos de los que lo proponen no están dispuestos a incluirse (a nos ser que se trate de infantiliz­ar a todos los “ancianos” menos a los ancianos vip que gobiernan el planeta, a cuya cabeza está el joven Trump, de 73 años según el calendario gregoriano pero de unos tres años de edad mental si nos atenemos a sus palabras y hechos).

Quienes, en Francia, se opusieron a la protesta de los ancianos argumentan­do que “es por su bien” apelaban a la solidarida­d intergener­acional. Pero ¿dónde está esta solidarida­d intergener­acional en un sistema que empuja a depositar a los ancianos en residencia­s cuando son una carga? ¿Dónde está esa solidarida­d intergener­acional cuando hay en este momento ancianos tan solos en sus casas que no tienen quien les lleve la medicación si no es su farmacéuti­co? ¿Y dónde las políticas estatales que faciliten esta solidarida­d y ayuden a fomentarla? Menos hipocresía y más esfuerzos por avanzar en esa supuesta “transición hacia un mundo más justo” que, con cada crisis parece que, en lugar de acercarse, se aleja.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain