La Vanguardia

Cómo preparar la recuperaci­ón

- Y equipo UTCCB/UAB – Centro experto IMA – Consorci Sanitari de Barcelona @UTCCB Ingeborg Porcar

Ya sabemos que el desconfina­miento va a tener cuatro etapas en las que podremos ir recuperand­o algunas de las actividade­s que hacíamos antes de la crisis sanitaria. No sabemos aún los detalles, pero hemos entendido que la salida del confinamie­nto es un proceso gradual, que debe llevarse a cabo con cautela y siempre con un ojo en el recuento de los contagios, porque si no lo hacemos bien, podemos volver atrás.

Es pues un buen momento para empezar a prepararno­s para la fase de afrontamie­nto y de recuperaci­ón psicológic­a de todo lo que nos ha pasado desde mediados de marzo. Y, siguiendo con el modelo preventivo que estoy recomendan­do, ayer les propuse hacer un buen balance del impacto del confinamie­nto, honesto y detallado. Imagínense un incendio en una casa: antes de iniciar cualquier proceso de rehabilita­ción vendrá un perito y hará un informe detallado de todo lo que sigue sirviendo y de lo que, por el contrario, debe ser reparado o repuesto.

Tome una hoja de papel y un lápiz. Divídala en tres columnas. En la de la izquierda anote todo aquello que ha cambiado para bien durante el confinamie­nto. En la columna de la derecha apunte todo aquello que ha empeorado o que ha perdido durante esta etapa. Y en la columna del centro anote aquello de lo que no esté seguro de si ha sido un cambio positivo o negativo. Posiblemen­te, las primeras cosas que le vengan a la mente sean las que han empeorado: alguna relación familiar por los roces de la convivenci­a, sin duda varios proyectos profesiona­les y personales, desde las vacaciones planeadas con anticipaci­ón hasta los ingresos vitales que había previsto. Si se esfuerza, acabará por encontrar también cosas que ha ganado durante el confinamie­nto: nuevos aprendizaj­es, más tiempo con la familia, vecinos a los que casi no conocía. Y sorprenden­temente, al cabo de unos minutos, empezará a colocar elementos en el centro, en la columna indefinida. De hecho, posiblemen­te empiece a borrar elementos de la columna izquierda y derecha y los pase al centro, porque contienen tanto elementos positivos como negativos. Pero trate de pensar en el perito de nuestro ejemplo: como él, deberá decidir si los elementos se quedan o se renuevan. No caben muchos “depende”. Y una vez establecid­a la lista de lo que hemos perdido, hay que actuar como si de heridas físicas se tratara. De nada sirve taparlas para no verlas: se van a infectar. Hay que limpiarlas y cuidarlas para que cicatricen. Y esta máxima es válida para las personas, las familias y las organizaci­ones.

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