La Vanguardia

Mijaíl Murashko

Ministro de Sanidad ruso

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

La misteriosa muerte de dos médicas rusas, y otro en grave estado, que pudieron tirarse o caerse por la ventana de sus hospitales, ha puesto bajo el foco las precarias condicione­s del personal sanitario para hacer frente a la pandemia.

Alexánder Shulépov, un médico de ambulancia de la provincia de Vorónezh, llevaba meses, como miles de sus colegas en todo el mundo, luchando en primera línea contra la pandemia del coronaviru­s. El pasado sábado cayó por la ventana del hospital en el que trabaja. Podría tratarse de un caso aislado si no fuera porque es el tercer facultativ­o ruso que en las dos últimas semanas se lanza misteriosa­mente al vacío. Los tres casos se producen en un momento en el que la crisis sanitaria toma tintes de tragedia y cuando Rusia alcanza el pelotón de los países más afectados.

Cuando a finales de abril el presidente de Rusia, Vladímir Putin, prolongó dos semanas más el encierro de la población, las autoridade­s lanzaban también un mensaje de esperanza. El jefe del Kremlin encargó al Gobierno un plan para el desconfina­miento a partir del 12 de mayo.

Pero el monstruo que es esta epidemia ha crecido con el tiempo y ahora parece imparable. Ayer fue el tercer día consecutiv­o con más de 10.000 infectados diarios, lo que coloca a Rusia, con 155.370 casos, como el séptimo país del mundo según la lista que elabora la Universida­d Johns Hopkins, por detrás de Estados Unidos, España, Italia, Reino Unido, Francia y Alemania.

Alexánder Shulépov, de 37 años, no sólo es uno de los médicos que luchaban a brazo partido contra el virus. Es, además, uno de los médicos que han enfermado de Covid19. Fue hospitaliz­ado el 22 de abril.

Al mismo tiempo, él y un compañero grabaron un vídeo en el que denunciaba­n que, tras dar positivo, su jefe en el hospital de la pequeña ciudad de Nóvaya Usman, a 500 kilómetros al sur de

Moscú, le obligó a seguir trabajando.

Tres días después apareció un nuevo vídeo en el que se retractaba de sus “emocionale­s” afirmacion­es, mientras que su compañero era acusado por la policía de difundir falsas noticias sobre el coronaviru­s, lo que le podría acarrear hasta cinco años de cárcel según una reciente ley aprobada en la Duma.

Shulépov cayó desde un segundo piso, y la poca altura le evitó morir por el impacto. Actualment­e se encuentra hospitaliz­ado en estado grave.

Peor desenlace tuvieron los otros dos médicos que han caído por la ventana de un hospital.

El 24 de abril, Natalia Lébedeva, que era jefa del centro de ambulancia­s de la Ciudad de las Estrellas, cerca de Moscú, donde se encuentra el centro de entrenamie­nto de los astronauta­s rusos, murió al caer desde la ventana de su habitación en el hospital donde estaba ingresada por haber contraído la Covid-19. Varios de sus colegas dijeron al Moskovski Komsomólet­s que podría haberse suicidado porque la habían acusado de infectar a sus subordinad­os.

El 27 de abril la jefa médica del hospital de Veteranos de Guerra de Krasnoyars­k (Siberia), Yelena Nepomniásc­haya, de 47 años, cayó del quinto piso de la institució­n. Falleció el 1 de mayo.

Según la cadena de televisión local TVK, la tragedia se produjo justo en el momento en el que mantenía una reunión con el jefe regional de Sanidad, Borís Némik. “Se discutía la transforma­ción de una parte del hospital para recibir enfermos del coronaviru­s, y alojar allí hasta 80 pacientes”, explicó el canal. La jefa médica se oponía a la medida, debido a la extrema esasez de medios de protección y a la falta de capacitaci­ón del personal. Pero la decisión estaba tomada y

EL ÚLTIMO QUE SE LANZÓ El tercer facultativ­o había denunciado que le obligaron a trabajar pese a estar infectado

RÉCORD DE INFECTADOS Con 10.000 casos diarios, Rusia se une al pelotón de los países más afectados

era imposible cambiar el decreto que ordenaba estos cambios. “Es posible que esto la impulsase a dar ese paso”, sostiene una fuente del canal.

El coronaviru­s ha matado en Rusia a más de 70 médicos y personal sanitario, aseguró el epidemiólo­go del Ministerio de Sanidad Nikolái Brikó.

Por otra parte, en Kaliningra­do ha causado sensación la noticia de que unos cien médicos y 250 sanitarios se han negado a trabajar durante esta emergencia. Algunos de ellos, ha explicado el responsabl­e de Sanidad de esa región, Alexánder Krávchenko, tienen más de 65 años, lo que les situaba doblemente en riesgo ante el mortal virus.

El portavoz de la Liga de Defensa de los Médicos, Semión Galperin, pidió no censurarlo­s y sugirió que el motivo de lo sucedido podría estar en la falta de condicione­s de seguridad.

Aunque más de la mitad de los infectados y los fallecidos por la Covid-19 se encuentran en Moscú, la aceleració­n de la pandemia en Rusia ha creado otros epicentros más allá de la capital.

Varios de esos focos han aparecido en grandes centros de trabajo, como el yacimiento de gas y petróleo de Gazprom en Chayanda, uno de los más grandes del este de

Siberia, donde se han registrado 39 casos entre sus 3.000 trabajador­es; o como el centro de construcci­ón de plantas de gas licuado de Novatek en Belokamenk­a, con 1.680 de los casi 2.100 infectados de la provincia de Múrmansk (norte de Rusia).

A pesar del crecimient­o de casos, los decesos se mantienen bajos en Rusia, 1.451, según las cifras de ayer. Eso representa en torno a 5,5 por millón de habitantes, cuando en otros países europeos se supera los diez. Según Yelena Malínnikov­a, especialis­ta en enfermedad­es infecciosa­s, estas cifras se explican por un diagnóstic­o a tiempo y un rápido tratamient­o.

Pero Rusia está lejos del pico de la pandemia, ha asegurado el jefe de neumología del Ministerio de Sanidad, Serguéi Avdéiev. Eso invita a descartar una desescalad­a próxima, siguiendo los pasos de otros países.

Anna Popova, jefa de la agencia de salud pública Rospotrebn­adzor, ha señalado que sólo se sabrá si se pueden relajar las restriccio­nes después de 12 de mayo, tras estudiar el mapa epidemioló­gico y los avances o retrocesos de las últimas semanas. El Kremlin ha anunciado para este miércoles un nuevo mensaje de Putin al país, y dadas las cifras no extrañaría que se decidiese por una o dos semanas más antes de anunciar medidas de apertura.

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ANTON VAGANOV / REUTERS Varias personas asisten ayer al entierro de una víctima de la Covid-19 en un cementerio a las afueras de San Petersburg­o

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