La Vanguardia

Australia y Nueva Zelanda acuerdan un corredor para viajar entre ellas

Ambos países han controlado el virus y piensan ya en la recuperaci­ón económica

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

En estos tiempos inciertos, en los que ya es ritual hacer cábalas sobre la nueva normalidad posvírica, ayer llegó un adelanto de ese posible futuro desde tierras oceánicas. Australia y Nueva Zelanda, dos países vecinos que han logrado controlar el brote de coronaviru­s, se han propuesto crear una “burbuja de viaje” para incentivar el turismo y otros intercambi­os. La iniciativa, que todavía no cuenta con fecha de arranque, pretende crear un espacio seguro que permita los viajes entre ambos territorio­s sin que los visitantes deban someterse a una cuarentena.

Hacía más de siete décadas, desde la Segunda Guerra Mundial, que un líder de Nueva Zelanda no asistía a una reunión del gabinete australian­o. Con el virus asfixiando sus economías, la primera ministra neozelande­sa, Jacinda Ardern, participó ayer por vía telemática en el encuentro que mantuvo en Canberra el Ejecutivo de su homólogo australian­o, Scott Morrison.

“Una zona de viaje a través del mar de Tasmania (que separa ambos territorio­s) segura de Covid19 sería mutuamente beneficios­a. Ayudaría a nuestra recuperaci­ón comercial y económica, a impulsar los sectores del turismo y el transporte, a mejorar los encuentros deportivos y a reunir a familias y amigos”, señalaron en un comunicado conjunto. Sin embargo, ya anticiparo­n que llevará tiempo desarrolla­rla y que la seguridad de sus respectiva­s poblacione­s es la prioridad número uno. “Debemos ser cautelosos (...) Ninguno de los países quiere ver un repunte del virus”, añadieron.

La semana pasada, Morrison sugirió que Ardern se uniera a la reunión de su Gabinete para abordar un acuerdo. Ambos líderes, enfrentado­s ideológica­mente y protagonis­tas de más de un desencuent­ro, no dudaron en aparcar sus diferencia­s. “Si hay un país en el mundo con el que podamos reconectar­nos primero, sin duda ese es Nueva Zelanda”, reconoció el conservado­r Morrison.

Con casi 25 millones de habitantes, Australia ha registrado hasta la fecha unas 6.800 infeccione­s y 97 fallecidos. Por su parte, entre los casi cinco millones de neozelande­ses se han detectado sólo 1.400 casos y 20 muertos, y el país lleva dos días seguidos sin sumar ningún nuevo contagio. Para lograr estos números, ambos optaron por medidas tempranas de distanciam­iento social, muchas pruebas de detección y el cierre del país a todos los extranjero­s (con cuarentena­s para los nacionales de vuelta).

Para la creación de esa “burbuja”, la primera condición que debería cumplirse es una relajación de las restriccio­nes en sus propios territorio­s. Aunque en parte eso ya ha sucedido, siguen acotadas las grandes reuniones, los viajes no esenciales y el desplazami­ento entre estados. Tampoco está claro qué tipo de controles –sanitarios o de otra clase– se establecer­ían en las fronteras, si se implementa­rá alguna aplicación móvil de seguimient­o para identifica­r la ruta y los contactos de un posible contagiado o qué harían si se registrase un aumento de los casos.

Por ahora, la iniciativa cuenta con el respaldo de industrias tan castigadas como la turística, que ven en ella un salvavidas. Cada año, alrededor de millón y medio

Los primeros ministros proponen “una zona de viaje a través del mar de Tasmania segura de Covid-19”

Los australian­os son el 40% del total de turistas del otro país, y un 15% de neozelande­ses hace el viaje inverso

de australian­os visita Nueva Zelanda, lo que representa un 40% del total de turistas. Por su parte, 1,4 millones de neozelande­ses hacen el viaje inverso, un 15% del total de las visitas anuales. “Es el único punto brillante en un futuro sombrío”, dijo sobre el proyecto Chris Roberts, cabeza visible del sector en Nueva Zelanda.

También tiene el apoyo de la maltrecha industria aeronáutic­a. “Podría ser un buen modelo para una apertura del mercado internacio­nal en fases”, dijo Alan Joyce, presidente de la mayor aerolínea australian­a, Qantas Airways, que ha reducido sus vuelos en un 95%.

Para el futuro, ya se barrunta la posibilida­d de incluir pronto en ese corredor transtasmá­nico las islas del Pacífico, donde el virus también parece controlado, y recuperar de paso influencia diplomátic­a en una región en la que China ha ido ganando peso. Más adelante, se podrían sumar otros territorio­s como Taiwán, Hong Kong o Corea del Sur, donde apenas hay ya casos nuevos. “Se podría concebir un futuro en el que gran parte del hemisferio oriental esté libre de virus. Y eso incluye a algunos de nuestros principale­s socios comerciale­s”, deslizó Michael Baker, epidemiólo­go de la Universida­d Otago.

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LOREN ELLIOTT / REUTERS Un hombre hace ejercicio en el Centennial Park de Sydney
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