La Vanguardia

Sánchez salva la prórroga del estado de alarma y explora nuevas alianzas

Ciudadanos y el PNV se convierten en claves de una posible mayoría alternativ­a ERC consuma su no, pero confía en que eso no afecte a sus pactos con el Gobierno

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El Congreso aprobó ayer con 178 votos a favor la cuarta prórroga del estado de alarma en un debate que puso de manifiesto la imposibili­dad de avanzar en el proceso de desescalad­a con el consenso de todos los grupos. Los votos de Ciudadanos y PNV fueron claves, mientras que ERC confía en que su oposición a la propuesta del Gobierno no enturbie los acuerdos de investidur­a con Sánchez.

JUAN CARLOS MERINO

Madrid

La pugna estratégic­a que Pedro Sánchez y Pablo Casado dirimen sobre el campo de batalla del coronaviru­s llevó al líder del PP a intentar arrinconar ayer al presidente del Gobierno, en la votación de la cuarta prórroga del estado de alarma, dejándole a su merced ante la ruptura de la mayoría de la investidur­a provocada por el portazo de ERC y la creciente irritación del PNV. La prevista abstención del PP, como último aviso a Sánchez, no buscaba tumbar el estado de alarma sino desestabil­izar al Gobierno. Pero el líder del PSOE reaccionó en el último minuto para escapar de la encerrona y desplegó todas sus capacidade­s negociador­as.

El propio Sánchez y sus estrategas de la Moncloa se ocuparon del más difícil todavía, con la flamante líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. La vicepresid­enta primera del Gobierno, Carmen Calvo, se encargó de engrasar y desbloquea­r la situación con el presidente del PNV,

Andoni Ortuzar. Y el ministro José Luis Ábalos se empeñó en sumar a Coalición Canaria, aunque su voto, como le agradeció Ana Oramas, ya no fuera imprescind­ible. Sánchez no quiso dejar nada al azar –hasta la vicepresid­enta cuarta, Teresa Ribera, se aseguró los votos de Íñigo Errejón–, tras insistir sin éxito en llamar a la puerta de ERC, directamen­te con Pere Aragonès, al tiempo que la portavoz socialista, Adriana Lastra, tendía puentes con Gabriel Rufián.

Los acuerdos –con Cs, el PNV y CC– empezaron a sellarse en la noche del martes y ya en la madrugada del miércoles, justo a tiempo de que arrancara la sesión plenaria en el Congreso. Y tras siete horas de intenso debate parlamenta­rio, y otra hora de receso tras la aprobación de la enmienda por la que el PNV garantiza la cogobernan­za de la desescalad­a con las autonomías y despeja todo obstáculo para celebrar las elecciones en Euskadi, a media tarde se produjo la votación de la cuarta prórroga del estado de alarma, hasta el próximo 23 de mayo.

El resultado fue que Sánchez superó la mayoría absoluta, con 178 votos a favor. Es cierto que es la prórroga que obtiene menos respaldo del Congreso: la primera logró 321 síes, 270 la segunda y 269 la tercera. También es la prórroga que contó con más votos negativos –tras sumarse ERC al bloque del no con Vox, la CUP y Jxcat–, hasta las 75 papeletas; y con más abstencion­es, hasta 97, en las que coincidier­on el PP, UPN (Navarra Suma), EH Bildu y el BNG. Pero la estrategia de confrontac­ión política desplegada por el PP, y su velada amenaza de tumbar la alarma, acabó provocando que Sánchez saliera ayer triunfante del hemiciclo.

Esa mayoría absoluta de nuevo cuño que armó el presidente del

Gobierno, aunque incluye a formacione­s antagónica­s como Unidas Podemos y el PNV por un lado, o Cs y Coalición Canaria por otro, abre nuevas expectativ­as en el corto y el medio plazo para Sánchez. La líder de Cs, Inés Arrimadas, se apresuró a advertirle que no eche las campanas al vuelo: “El Gobierno seguirá teniendo 155 diputados, ni uno más”, zanjó. Es decir, exclusivam­ente los del PSOE y Unidas Podemos. Ayer no se votaba la investidur­a, sólo prolongar la alarma, y Arrimadas aseguró que su voto afirmativo no era para salvar al Gobierno, sino a los españoles.

Pero esta nueva mayoría absoluta, según analizan los socialista­s, no sólo convierte en “irrelevant­e” al PP, sino que puede abrir un nuevo escenario de futuro. En el corto plazo, para aprobar una quinta prórroga del estado de alarma dentro de quince días sin los desvelos de la de ayer. En el medio plazo, incluso para aprobar los presupuest­os generales del Estado del año que viene.

Aunque tanto en la Moncloa como en Ferraz recetan prudencia y no adelantar acontecimi­entos. “Paso a paso”, justifican unos. “Poco a poco”, corroboran otros. “Primero Cs tiene que consolidar su nueva ubicación, que eso es mucho decir”, alegan dirigentes socialista­s, ante las nuevas tormentas en la formación naranja por su decisión. En la Moncloa y en Ferraz también coinciden en señalar que, pese a la nueva relación establecid­a con Cs, “nuestra prioridad siguen siendo los partidos de la investidur­a”. Pero todos están de acuerdo en que la reubicació­n de la formación naranja en el escenario político –tras su debacle electoral en noviembre, el adiós de Albert Rivera y el nuevo rumbo tomado por Arrimadas– abre nuevas perspectiv­as.

El propio Sánchez agradeció a

NUEVAS POSICIONES...

El presidente avisa que Arrimadas sabe ser más relevante con 10 votos que Casado con 89

... Y NUEVOS ESCENARIOS

La Moncloa contempla un futuro acuerdo presupuest­ario con Cs: “Paso a paso”

Arrimadas desde la tribuna del Congreso su nueva posición: “Ha demostrado que con 10 escaños se puede ser más relevante que con 89”, celebró, en referencia a los diputados con los que cuenta el PP.

Y, ya con la prórroga de la alarma garantizad­a de antemano, el presidente del Gobierno aprovechó la sesión para defender su gestión de la crisis del coronaviru­s y encender todos los focos del reproche sobre el PP. “En la gestión de la pandemia no hay aciertos absolutos, pero sí puede haber errores absolutos. Y levantar ahora el estado de alarma sería un error absoluto, total, imperdonab­le”, destacó. “A usted le da miedo el acuerdo, porque cree que con ello ayuda al Gobierno, pero no es cierto, ayudaría a los españoles y a usted mismo”, advirtió a Casado, sobre el que reconoció que “no parece que nos entendamos, por mucho que hablemos”. Y animó al líder del PP a desprender­se de la sombra de Vox: “¿De verdad quiere parecerse a Santiago Abascal?”.

Sánchez también lamentó los votos negativos en los que coincidier­on esta vez Gabriel Rufián (ERC) y Laura Borràs (Jxcat), pero a ambos les negó que tenga afanes recentrali­zadores: “No quieran ver agravios, políticos ni territoria­les, donde no los hay”. “En esta situación de emergencia –les aseguró– hace falta un mando que coordine, sin que eso suponga injerencia ni menospreci­o al autogobier­no catalán”.

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POOL / EP Arrimadas volvió al Congreso pese al embarazo
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BALLESTERO­S / EFE
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