Los länder toman las riendas
Alemania acelera la reapertura pero con un mecanismo de ‘vuelta atrás’ local
Alemania inaugura una nueva fase de la desescalada, en la que el levantamiento de medidas restrictivas contra la pandemia del coronavirus corresponderá ya al albedrío de cada uno de los 16 länder (estados federados) que componen el país. Tras casi dos meses de reuniones periódicas por videollamada entre la canciller Angela Merkel –como jefa del Gobierno federal– y los presidentes de los länder, de las que iban emanando los cierres, normas y aligeramientos de la vida pública general, a partir de ahora cada land tomará a su ritmo las decisiones pendientes.
No es que hasta ahora los länder no las hubieran tomado; Alemania es un país federal, y la Covid-19 por supuesto no modificó ese marco constitucional, aunque sí lo tensionó. Pero, en la práctica, el mecanismo de las reuniones Merkel-länder para pactar medidas de aplicación en toda la república había otorgado al Gobierno federal, y en concreto a la canciller, una gran relevancia en la gestión de la emergencia sanitaria. Ayer se celebró la última de esas reuniones; o al menos no se anunció una fecha para otra reunión.
“Hemos llegado al punto en que podemos decir que hemos alcanzado el objetivo de ralentizar la propagación del virus, y hemos conseguido proteger nuestro sistema sanitario, así que ha sido posible debatir y acordar nuevas medidas de aligeramiento”, dijo la democristiana Merkel en rueda de prensa en Berlín junto al presidente de Baviera, el socialcristiano Markus Söder, y al alcalde de Hamburgo, el socialdemócrata Peter Tschentscher.
Así, hasta al menos el 5 de junio seguirá vigente para todos los alemanes la obligación de mantener una distancia interpersonal de 1,5 metros, y de llevar mascarilla en los transportes públicos y dentro de las tiendas. Pero se pactó ampliar los supuestos de permanencia de gente junta; de ahora en adelante podrán juntarse personas pertenecientes a dos hogares. Y quienes viven en residencias de ancianos podrán ahora recibir visitas periódicas de “siempre una misma persona allegada”.
Con calendarios a decidir por cada land, irán reabriendo ya todos los comercios –desde el pasado 20 de abril podían ya reabrir las tiendas de menos de 800 metros cuadrados–; regresarán a la escuela los alumnos de cursos que faltan; se verá qué hacer con las guarderías; y volverán a la actividad restaurantes y hoteles con reglas sobre higiene y distancia. Se anunció una reducción del IVA para bares y restaurantes del 19% actual al 7%. La Bundesliga podrá recomenzar en la segunda quincena de mayo, con partidos sin público, y antes de jugar los futbolistas deberán pasar una cuarentena de 14 días.
Este salto adelante en la desescalada llega después de varios días de fuerte presión sobre Angela Merkel por parte de los länder –algunos con gran prisa por reabrir más actividades– y del sector económico. “Cada semana de cierre cuesta a la economía alemana decenas de miles de millones de euros”, protestó recientemente Dieter Kempf, presidente de la Federación de la Industria Alemana (BDI). La canciller científica –es doctora en Fisicoquímica–, alabada durante semanas por su manera responsable y rigurosa de abordar la pandemia, recibía desde abril reproches por un supuesto exceso de prudencia, que estaría castigando la economía alemana. Ella nunca ha ocultado que le preocupa mucho una reapertura prematura.
El Instituto Robert Koch (RKI), encargado de vigilar la evolución de la Covid-19 en el país, contabilizaba ayer 164.807 casos confirmados y 6.996 muertes. “Las últimas cifras son muy satisfactorias”, dijo Merkel. Sin embargo, reiteró la llamada a no bajar la guardia: “Debemos ser conscientes de que estamos todavía al inicio de la pandemia, y de que tenemos todavía por delante un largo camino que recorrer en la lucha
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