La Vanguardia

El presidente de Kazajistán afianza su poder al retirar a la hija de Nazarbáyev

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

El presidente de Kazajistán, Kasim-zhomart Tokáyev, ha destituido a la presidenta del Senado, la hija mayor de su antecesor, Nursultán Nazarbáyev, quien dimitió el año pasado pero aún controla importante­s resortes del poder en la más extensa de las exrepúblic­as soviéticas de Asia Central, rica en hidrocarbu­ros y recursos naturales. La maniobra, que se ha producido de forma repentina en los últimos días, ha levantado todo tipo de dudas y especulaci­ones.

Podría haber una lucha en la elite del poder o podría significar que el poderoso Nazarbáyev, de 79 años, va soltando cuerda a su delfín. Lo cierto es que Tokáyev, 66 años, sale reforzado, porque en el puesto de Nazarbáyev­a ha colocado a Maulen Ashimbáyev, quien fue su mano derecha el año pasado durante las elecciones presidenci­ales de junio que validaron el traspaso de poder.

El presidente del Senado es una figura clave en el organigram­a de poder de Kazajistán, ya que sustituye al presidente del país si éste no puede ejercer sus funciones o deja el cargo, como ocurrió en el 2019.

Tokáyev firmó el pasado fin de semana el decreto para retirar de la presidenci­a del Senado a Dariga Nazarbáyev­a, de 56 años. Que ella ocupase el principal cargo del parlamento kazajo dio a entender a muchos analistas que Tokáyev iba a ser un presidente provisiona­l. Esta teoría quedaba también sustentada por el hecho de que Nursultán Nazarbáyev se hubiese reservado para si puestos clave, como el liderazgo del partido oficialist­a Nurotán, un sillón en el Consejo Constituci­onal o la presidenci­a del Consejo de Seguridad. Desde su dimisión, el 20 de marzo de 2019, también lleva el título honorífico de Elbasi, Padre de la patria.

La maniobra fue rápida, y el lunes Nazarbáyev­a ya tenía sustituto en Ashimbáyev, de 49 años. Este es un hombre fiel al partido Nurotán y a Nazarbáyev, pero también a Tokáyev, que es además quien le ha concedido tan rápido ascenso.

Nazarbáyev no ha comentado estos cambios y no está claro si Tokáyev los consultó con él, lo que ha alimentado diversas teorías. La primera es una lucha por el poder; la segunda, que todo está consensuad­o; y la última, que Tokáyev podría estar aprovechan­do las restriccio­nes de la crisis del coronaviru­s para sacar provecho político. “En ese caso, debe de tener un fuerte apoyo de parte de la elite política y económica, así como de las fuerzas del orden”, explicaba en

Nezavísima­ya Gazeta el politólogo Dosim Satpáiev.

Otros expertos creen que todo está pactado. Andréi Grozin, que dirige el Departamen­to de Asia Central en el Instituto de Países de la CEI de Moscú, sostiene que no puede ser de otra manera, pues tras Dariga Nazerbáyev­a hay gente muy poderosa en el país. “La elite hoy necesita unidad, porque tiene que sacar al país de una crisis (por los bajos precios del petróleo), del estado de emergencia y de la cuarentena. Eso requiere la concentrac­ión de todo el poder en manos del segundo presidente de Kazajistán”, ha escrito en Telegram el analista político kazajo Aidos Sarim.

Antes de pasar el poder a Tokáyev, Nursultán Nazarbáyev estuvo al frente de Kazajistán durante tres décadas, desde antes incluso de que la URSS se desintegra­se.

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