La Vanguardia

Casado tensa la cuerda para debilitar a Sánchez y acaba siendo prescindib­le

Duro ataque al Gobierno del líder del PP, que se abstiene como pedían sus barones

- CARMEN DEL RIEGO

No parece que Pablo Casado pensara en ningún momento tumbar la prórroga del estado de alarma. El líder del PP jugó de farol. Sus barones autonómico­s pusieron el grito en el cielo cuando conocieron, por el Ejecutivo, que Casado le había comunicado al presidente del Gobierno que no votaría a favor de la prórroga. Un día antes, habían hablado en la conferenci­a de presidente­s, sobre todo Alberto Núñez Feijóo, y con él Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso, de acabar con el mando único, pero a finales de mayo, con tiempo para preparar la situación, pero nunca de forma automática.

Eso sí, Casado no desveló a los presidente­s autonómico­s cuál sería el sentido de su voto. La estrategia parecía perfecta y tenía dos posibles salidas: la primera, que el PP –como finalmente hizo– se abstuviera en el último minuto, que es por lo que se inclinaba, y presentars­e así como el partido de Estado que tiene que salir al rescate del Gobierno, un Ejecutivo debilitado, pero una oposición que está a la altura; la segunda salida era votar a favor. Lo podía justificar con los mismos argumentos con los que defendió la abstención, es decir, que algunas de sus exigencias estaban recogidas en los acuerdos con los demás partidos.

En ambas situacione­s el Gobierno aparecía derrotado, y ahí Casado tenía su discurso: si ni sus socios de

Estamos hartos de sesiones de ‘coaching’ televisada­s, queremos certidumbr­es y no más chapuzas y bandazos”.

La situación de excepción no permite establecer una dictadura constituci­onal, lo dice Manuel Aragón”

No avalamos este desbordami­ento legal que se ha convertido en un estado de excepción encubierto”

investidur­a le apoyan, Pedro Sánchez debería someterse a una cuestión de confianza. Pero tensó demasiado la cuerda y el Gobierno consiguió atar en 48 horas acuerdos con Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria, que al final, cuando empezó el pleno, hicieron que el voto final del PP fuera irrelevant­e, y Sánchez no saliera debilitado, sino capaz de forjar acuerdos en un nueva geometría variable, distinta de la que le hizo presidente.

En cualquier caso, el discurso de Casado, ayer, en su debate con Sánchez, valía para cualquier situación. Crítico como lo fue el de Inés Arrimadas, pero más cercano, en el tono de dureza y las descalific­aciones, al que hizo el presidente de Vox, Santiago Abascal.

“Cada vez tiene el agua más cerca del cuello”, llegó a decirle Casado a Sánchez, en una intervenci­ón en la que llegó a denunciar que el PSOE quiera “volver a usar las víctimas contra los demás”. Expresione­s como “¿pero quién se cree usted, Napoleón?”, o la acusación de que van a experiment­ar, en la desescalad­a, con los españoles, como si fueran “los perros de Pavlov”.

El presidente del PP acusó a Sánchez de lanzar “falsedades sobre las consecuenc­ias de su negligente gestión” y de convertir a los parados y a los autónomos en “escudos humanos”, al no desvincula­r los ERTE del estado de alarma, lo que considera que no es “éticamente decente”. Casado habló también de que Sánchez quiere convertir España en una “dictadura constituci­onal”, en expresión del magistrado de TC, Manuel Aragón. Y parafrasea­ndo en parte a George Orwell dijo: “En tiempos de engaño universal, la verdad es una cuestión de valentía, y decir la verdad es lo que hará el PP, por lealtad, no con el Gobierno, sino con los españoles”.

El argumento de Casado, para advertir a Sánchez de que esta vez se abstenía, pero que si pide otra prórroga votará en contra, es que hay suficiente­s leyes para mantener los ejes esenciales del estado de alarma, como son el mando único o las restriccio­nes a la movilidad interterri­torial. El líder popular citó la ley de Medidas Especiales en Salud Pública, la General de Sanidad, la de Protección Civil e incluso la ley de Seguridad Nacional, que establece una coordinaci­ón reforzada, cuando sea de interés para la seguridad nacional.

Con esta estrategia, Casado no sólo ha divido a la derecha en su oposición a Sánchez, sino que puede encontrar en Cs un competidor por el centro, espacio que el partido de Arrimadas había abandonado al negarse a pactar con el PSOE.

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EP Pablo Casado habla con Cayetana Álvarez de Toledo y el diputado Guillermo Mariscal

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