El Govern prescinde de las torres de vigía en los bosques
Interior desmantelará algunas de las 48 estructuras y en otras instalará cámaras; este verano está previsto colocar una quincena
Cuando está a punto de empezar la campaña forestal más complicada –condicionada por la Covid19 y precedida por unas lluvias intensas y altas temperaturas a la vista– el colectivo de vigías forestales denuncian su literal desaparición del mapa. El Govern de la Generalitat ha decidido suprimir su servicio de vigilancia y desmantelar algunas de las 48 torres distribuidas en bosques de todo el territorio y en otras, instalar cámaras.
“La decisión responde a un criterio estrictamente técnico, hemos tenido en cuenta la aportación del servicio, que son 37 primeros avisos durante los últimos diez años, y que son estructuras de hace cuatro décadas. Ahora disponemos de otras herramientas tecnológicas, como cámaras o radares, que nos permiten detectar y seguir la evolución de los incendios”, mantiene Manel Pardo, director general de Prevenció, Extenció d’incendis i Salvament.
El Govern acordó prescindir de este servicio el 14 de abril. La decisión afecta a 96 vigías, la mayoría fijos discontinuos que cada año trabajaban durante la campaña forestal, del 15 de junio y hasta el 15 de septiembre y en turnos de dos. “No supimos nada hasta hace siete días, es incomprensible que dejen los bosques sin nadie vigilando y además, no nos han resituado”, lamenta Javier Subirats, miembro del Col·lectiu de Guaites Forestals. Él ha participado, desde la torre ubicada en Tivissa (Ribera d’ebre) en las trece últimas campañas forestales. Ahora no sabe qué hará este verano.
El director general asegura que los vigías afectados podrán cubrir otras plazas en el Equipo de Prevención Activa Forestal (EPAF), como ayudantes forestales o conductores. Sin embargo la ampliación de bolsas de estas categorías ha quedado congelada “y los concursos han tenido que suspenderse”, reconoce Pardo.
La misión de este centenar de vigías consistía en detectar columnas de humo y comunicar por radio al parque de bomberos de referencia. “Conocemos el territorio, podemos identificar rápidamente el sitio, teniendo en cuenta el riesgo de incendios que tenemos, nuestro papel es relevante”, insiste Subirats. Sin embargo, la dirección de Interior ha optado por otra política: “Las campañas contra incendios deben realizarse durante todo el año y tenemos que reforzar la política de prevención”, explica Pardo.
En la era de los incendios de sexta generación, los de máxima magnitud y extensión, como el que el pasado verano alcanzó un perímetro de 50 kilómetros y arrasó 6.000 hectáreas en la Ribera d’ebre, Interior es partidario de otras técnicas y de reubicar a los vigías. “Es más útil y efectivo disponer de tecnología como radares meteorológicos que te permiten determinar dónde y cuándo es mejor que actúen los bomberos y, en cambio, debemos trabajar más en la prevención”, afirma.
El estado de algunas torres, su difícil acceso, el sistema de trabajo (turnos de doce horas) “y que toda la población lleva móvil y puede avisar si detecta un incendio”, añade Pardo, han motivado la decisión. Tanto los vigías como la UGT consideran que el informe en el que se ha basado la eliminación de este sistema “contiene datos inexactos e inciertos, porque hemos dado muchos más que 37 primeros avisos”. El colectivo mantiene que la decisión ha sido más política que técnica y que las cámaras deben ser un servicio complementario pero que no pueden sustituir la vigilancia de una persona, por lo que han reclamado al Govern que reconsidere la decisión, “máxime teniendo en cuenta la difícil campaña que se presenta”.
La decisión afecta a 96 vigilantes que desde junio y hasta el 15 de septiembre trabajaban en turnos de dos