La Vanguardia

Extraña ciudad

- Luis Sans L. SANS, presidente de la Associació de Passeig de Gràcia

Qué extraño ha sido vivir en Barcelona estas semanas. Los que ya tenemos unos años, de alguna manera nos ha recordado a la Barcelona de décadas atrás en pleno agosto. Tiendas y restaurant­es cerrados, sin apenas turistas y con las calles desiertas. Pero este recuerdo nostálgico ahora es triste. De golpe nos hemos dado cuenta de la alegría y la vida que aportan los comercios, las terrazas, los bares, todo aquello que si no cuidamos podemos condenar a una progresiva desaparici­ón.

Aún más extraño ha sido acercarse a nuestro querido paseo de Gràcia. Con sus elegantes hoteles, atractivas tiendas, magníficos museos y restaurant­es, todos con la persiana bajada. Pero lo que le otorgaba un aire más extraño todavía era que nadie deambulara por sus espaciosas aceras. Ni barcelones­es ni visitantes. Barcelones­es atrapados en nuestra bonita ciudad pero sin disfrutarl­a y sin poder tampoco visitar el mundo y el mundo sin podernos visitar. Nuestro cosmopolit­ismo, congelado.

Por otro lado, esta extraña situación nos ha sorprendid­o, permitiénd­onos descubrir una cara más amable y desconocid­a de nuestra ciudad. Sin coches, sin ruido, sin polución. Qué placer disfrutar de la tranquilid­ad y de la calma, aunque sea desde el balcón de casa.

Con crudeza se ha evidenciad­o que toda moneda tiene dos caras. Con el comercio, la restauraci­ón, los hoteles y muchos servicios parados en seco hemos conocido una Barcelona sosegada. Pero es evidente que este no es un precio que podamos pagar. Con fuerza se ha hecho más patente la necesidad de avanzar hacia una movilidad más sostenible, más silenciosa pero impulsando de forma decidida la actividad económica. Pacificar calles sin más es fácil, pero protegiend­o comercios y restaurant­es a la vez, permitiend­o que acudan a ellos clientes del resto de la ciudad y del mundo, es un reto mayúsculo.

Pidamos responsabi­lidad, diálogo y prudencia a nuestros gobernante­s embarcados en tamaña misión. Las recetas simples basadas en un apriorismo ideológico no sirven. Las actitudes arrogantes e inflexible­s tampoco. Las ocurrencia­s todavía menos.

Avancemos y exploremos juntos, con respeto y consenso, hacia una Barcelona más humana pero a la vez más próspera, que abrace al resto del mundo y se deje abrazar por él.

Pacificar calles sin más es fácil, pero protegiend­o comercios y restaurant­es a la vez es un reto mayúsculo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain