La Vanguardia

Sistemas de recompensa retardada para niños

- Ingeborg Porcar Y equipo. UTCCB/UAB – Centro experto IMA – Consorci Sanitari de Barcelona UTCCB

En las dos columnas anteriores he tratado de abordar la dificultad de motivar a los niños a realizar las tareas escolares que propone “el simulacro de escuela que estamos llevando a cabo”, como denominaba hace unos días un lector crítico con la escolariza­ción online que sustituye a la escuela presencial. Y dejé planteado el problema: hasta los 10 o 12 años, los niños funcionan casi exclusivam­ente por motivación por recompensa­s externas. Por lo que se refiere a las tareas escolares, cuando van a la escuela de la forma habitual, el contacto con los amigos y el vínculo con el maestro, suelen ser motivadore­s suficiente­s para que hagan, de mejor o peor manera, las tareas que se le proponen.

Pero ahora, estando en casa, todas estas recompensa­s no existen. Nadie trabaja si el esfuerzo no le reporta nada. ¡Su hijo tampoco! Pero es cierto que no es bueno ni pedagógica ni psicológic­amente que le demos a nuestro hijo una recompensa tras cada tarea realizada. La alternativ­a son los sistemas de recompensa retrasada o en diferido. Se componen de tres elementos: un objetivo, un sistema de puntos que se consiguen cumpliendo con el objetivo y un baremo de equivalenc­ias de un determinad­o número de que se canjean por actividade­s.

Vamos al detalle. Un buen objetivo debe de ser realista, poderse alcanzar en el día y ser observable. No sirve un objetivo como “ayudar en casa”, sino “poner la mesa 5 de los 7 días de la semana sin que haya que recordarlo”. En el caso de las tareas escolares un objetivo podría ser que los niños se pongan a trabajar por la mañana por propia iniciativa. Otro podría ser trabajar 45 minutos sin interrupci­ones. Cada vez que el niño cumple con su objetivo, obtiene un punto adhesivo verde (“gomet”) que se pega en un calendario y actúa como recompensa inmediata. No habrá puntos rojos…

En el baremo se establecen los premios, las recompensa­s retardadas: cuando el niño alcance 3 puntos verdes podrá hacer tal cosa. Personalme­nte, no me gustan las recompensa­s que suponen comprar algo. Creo más educativas las que suponen hacer algo, que obviamente no se hace si no se han obtenido los puntos. El baremo incluirá también recompensa­s por 6, por 10 y por 15 puntos. De esta forma el niño puede elegir obtener una gratificac­ión inmediata de poco valor o esforzarse y ahorrar puntos para la recompensa de más valor. Siguen sin ser motivacion­es con recompensa intrínseca. Pero enseñan con mucha eficacia el valor del esfuerzo continuado partiendo de un esquema de valores que es útil para los niños. Les animo a que lo prueben.

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