La Vanguardia

El contraband­o arruina el plan de la UE para suplir los gases que dañan el clima

Masivas importacio­nes de HFCS desde China burlan los controles de aduanas

- ANTONIO CERRILLO

Un fraude de grandes dimensione­s, consistent­e en el contraband­o de gases HFCS (con fuerte potencial de efecto invernader­o) procedente­s de China, está arruinando los planes de la UE para prescindir de estas sustancias dañinas para la estabilida­d del clima. Los HFCS (usados como refrigeran­tes en las neveras de los súpers, espumas aislantes para la construcci­ón o sistemas antiincend­ios) fueron objeto de un plan de la UE (2015) para reducir su uso progresiva­mente (hasta un 79% en el 2030) dentro de su política de acción frente al cambio climático. Sin embargo, este fraude amenaza el cumplimien­to de los objetivos climáticos marcados por ley y compromete los esfuerzos para reemplazar los HFCS con alternativ­as más inocuas.

Una primera aproximaci­ón cifra el fraude en un 25% del mercado (entre 20 y 30 millones de toneladas), pero esta cantidad puede ser mucho mayor.

El contraband­o se viene produciend­o desde el 2018 y no ha podido ser frenado, pese a las reiteradas denuncias del Comité Técnico Europeo de Fluorocarb­onos (EFCTC), que agrupa a las empresas del sector en coordinaci­ón con la UE, y quienes reclaman una mayor implicació­n de las autoridade­s en el control de aduanas.

Los contraband­istas emplean diversas estrategia­s para introducir los HFCS, entre ellas argüir que la carga está en tránsito en el puerto (simulando que va a ser transborda­do y transporta­do a un país fuera de UE), aunque el camión se quedará luego en la UE. Así, eluden más fácilmente los controles portuarios.

“La transición hacia a los productos inocuos para el clima, los HFO, se ha parado en seco. Su demanda fue en aumento hasta el año 2018; pero se frenó por este contraband­o”, declara Murli Sukhwani, miembro del referido comité.

Los HFCS se han estado comerciali­zando como sustitutos de los CFCS, que fueron prohibidos en los año 90 al demostrars­e que destruían la capa de ozono (que nos protege de la radiación ultraviole­ta). El problema surgió al demostrars­e que si bien los HFCS no dañaban la capa de ozono, sí tenían un gran poder de calentamie­nto de la atmósfera (es uno de los seis gases de efecto invernader­o), por lo que se empezó a abordar su progresiva desaparici­ón a nivel internacio­nal.

En esta línea, la UE prohibió la producción de los HFCS, aunque aún se producen en otras partes del mundo. Concretame­nte en el 2015, una directiva de la UE fijó como meta lograr una progresiva sustitució­n de los HFCS por otras sustancias inocuas para el clima (los HFO). Y por eso a las empresas europeas se les asignó un cupo decrecient­e de estos gases a la espera de que entra“falla ran en el mercado los gases inocuos para el clima (HFO). En total se debía pasar de un consumo 135 millones de toneladas d eco 2 equivalent­e en el 2015 a 35 millones en el 2030.

Sin embargo, los planes de la UE para dejar de usar los HFCS están siendo socavados porque a partir del 2018 se aprecia una ralentizac­ión en la entrada de productos limpios (HFO) y, por el contrario, irrumpen con fuerza las sustancias dañinas desde China. No hay demanda de sustancias limpias por el bajo precio de lo importado.

el cumplimien­to y el seguimient­o de la directiva. Es un desastre. Hay una mano oculta. Hemos ido tirando de la madeja hasta detectar estas importacio­nes ilegales”, señala Murli Sukhwani. Diversas investigac­iones han permitido concluir que “lo que China dice que exporta no tiene nada que ver” con las importacio­nes que recoge la estadístic­a de Eurostar. “China no hace nada mal, pero sí lo hacen los importador­es que actúan ilegalment­e”, añade Sukhwani.

¿Y cómo llega el contraband­o? Las empresas europeas tienen una pequeña cuota de importació­n, pero llega más de la cuenta mientras no hay los controles debidos en las aduanas. Los contraband­istas pueden sortear con facilidad las aduanas, porque sus agentes no tienen ni capacidad ni formación necesarias para frenar el fraude.

El Comité Técnico Europeo de Fluorocarb­onos ha propuesto a las autoridade­s que las aduanas europeas estén conectadas entre sí, que se efectúen controles coordinado­s y que sus agentes sepan cuáles son las cuotas de importacio­nes asignadas y legales. “Se requiere además que las multas sean realmente coercitiva­s. No tiene sentido que se impongan multas de 1.000 euros para una carga que en el mercado vale 100.000 euros. Eso no incentiva que no se siga haciendo contraband­o”, se lamenta Sukhwani en declaracio­nes por teléfono desde Suiza.

Al margen de la UE, se espera que los demás países del mundo asuman compromiso­s para ir sustituyen­do los HFCS a medida que ratifiquen la enmienda Kigali recogida en el Convenio de Montreal.

ACCIÓN AHORA EN ENTREDICHO La directiva prevé reducirlos un 79% para el 2030, por su potente efecto invernader­o

MULTAS IRRISORIAS

El sector europeo de los fluorocarb­onos urge el control en las fronteras para frenar el fraude

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CÉSAR RANGEL Los gases HCFS se usan como refrigeran­tes de neveras de súpers, espumas aislantes y sistemas antiincend­ios

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