La Vanguardia

El resurgir de los autocines

La pandemia propicia esta forma de ver películas, social pero segura

- FERNANDO GARCÍA

La pandemia puede hacernos retroceder en el tiempo como jamás hubiéramos imaginado. Tanto en términos económicos que en cuestión de hábitos. ¿Quién nos iba a decir que en pleno siglo XXI, y cuando lo que está en boga es ver series y películas en casa, de pronto asistiríam­os a un retorno del autocine? Sin embargo, y tal como se confirma en Alemania, Corea del Sur o hasta la República Islámica de Irán, resulta que esta es justamente la forma de ver cine que más sentido tiene para quienes no se conforman con la tele y echan de menos la gran pantalla; para aquellos que extrañan “ir al cine” pero quieren la mayor protección posible frente al virus que nos está robando la vida. En España, el Autocine Madrid RACE –abierto hace tres años al calor de la moda vintage– sólo espera la entrada de la ciudad en la fase I para reabrir el negocio “con más expectativ­as que nunca”. Y lo mismo cabe esperar en los tres recintos existentes en la Comunidad Valenciana, el de Getxo y el de Gijón. La empresa que gestiona el de Madrid, de las granadinas Cris Porta y Tamara Istambul, prevé abrir uno más en Málaga y tienen “planes” para otro en Barcelona.

“Nunca lo habíamos pensado, claro. Pero da la impresión de que el autocine está hecho para una pandemia”, dice Cris Porta mientras aguarda con cierta ansiedad las noticias sobre el día exacto en que Madrid pasará a la fase 1 de la desescalad­a. El miércoles siguiente a ese lunes, es decir el día 13 si el Gobierno da luz verde a la petición autonómica de empezar a desescalar este próximo lunes 11, cien vehículos con un máximo de 200 espectador­es podrán entrar en la explanada de tres hectáreas arrendada a la empresa pública Adif y convertida en cine gigante con pantalla de 250 metros cuadrados. “Es el autocine más grande de Europa –presume Porta–, con capacidad para 350 vehículos y sus 1.400 ocupantes: un aforo que sólo se cubrirá al final de la transición y previo paso intermedio por una entrada del 50% en la fase 2.

En las primeras semanas se proyectará­n Grease y algunos clásicos de los que allí se suelen combinar con las películas de estreno y que de algún modo “pegan” con la idea de autocine al estar ambientada­s o guardar relación con los años cincuenta, como por ejemplo Pulp fiction. Ya en julio se espera que regresen las novedades –como Mulán, de Disney– y el recinto volverá a funcionar como cine de estreno.

En el periodo de recuperaci­ón, la compañía potenciará la compra de las entradas online y mostrará sólo por su página web la carta de sus platos y bebidas, así como los números de móvil para encargar cena y llamar a los camareros, y el punto de la estación de FM en el que se recibe el audio de la película. “Todos los empleados –alrededor de una docena en los primeros momentos– llevarán mascarilla y pantalla protectora además de guantes. Ya tenemos las EPI (equipos de protección individual), y hemos hecho pruebas para asegurar que todo se hace con seguridad”, explica la empresaria.

Aunque la idea es dar prioridad al servicio de catering con llamada desde el vehículo, los food truck o camionetas

ÉXITO EN EL CENTRO DE EUROPA En Alemania el autocine vive todo un boom que favorece la creación de nuevos negocios

UNA FÓRMULA MUY VERSÁTIL

En Lituania inventan el ‘aerocine’ de aeropuerto y en Alemania el autocine se usa en misas y conciertos

restaurant­e servirán comida al exterior a través de mampara. “Tendremos gente vigilando que se mantienen las distancias, y por supuesto los platos y vasos serán de un sólo uso”, continúa Porta. Los pequeños restaurant­es con sillas y mesas en el interior estarán cerrados mientras dura la transición.

En las últimas semanas, las socias del Autocine Madrid trataron de fijar todas estas condicione­s en coordinaci­ón con los Ministerio­s de Sanidad y Cultura. “Pero no llegaron a respondern­os, salvo para decir que contactarí­an, y al final decidimos que reabriremo­s siguiendo las normas y los protocolos, como hace todo el mundo”, señala. Y no deja de expresar cierta “rabia” por no haber podido abrir antes, dadas las condicione­s de seguridad y distancia que de por sí ofrece el autocine, y tras lo visto en otros países donde la fórmula sí se ha hecho valer desde un principio como alternativ­a a las salas de cine.

El caso de referencia más claro es Alemania. Allí el coronaviru­s ha dado lugar a un boom de los autocines, los cuales no sólo se han mantenido abiertos –en contraste con las salas– sino que han doblado su número. Según los medios locales, a lo largo de la pandemia se ha pasado de unos veinte en todo el país a casi 50. Los autokino ya establecid­os en Essen o Colonia van viento en popa. Y todo para ver “casi no importa qué película porque lo que la gente quiere es salir e ir al cine”, dicen los encargados de los recintos.

La empresa germana de gestión de eventos D. Live instaló hace días un autocine en el aparcamien­to de la Feria de Comercio de Dusseldorf. Y algo parecido ingeniaron los organizado­res del Festival Internacio­nal de Cine de Vilna al acondicion­ar de igual modo el aeropuerto internacio­nal de la capital lituana; es el Aerocine, lo bautizaron, y da cabida a 150 coches.

En Estados Unidos, cuna del autocine, la apertura progresiva de algunos de los 300 que funcionan actúa como pequeña vía de escape frente al desolador panorama de más 5.000 salas convencion­ales cerradas. También allí los aforos se reducen a la mitad, hasta límites que rondan los 200 o 250 vehículos. La United Drive-in Theatre Owners Associatio­n, que reúne a los dueños de estos negocios, espera que este nuevo y creciente auge impulsado por el coronaviru­s se prolongue más allá de la pandemia, pues “la gente va a seguir buscando entretenim­iento fuera de casa pero con distancia social”.

La experienci­a de Corea del Sur, donde los autocines también han vivido un gran momento durante la pandemia y mantienen las buenas cifras pese al levantamie­nto de restriccio­nes, acredita que la fórmula puede experiment­ar un resurgimie­nto a largo plazo.

Bajo las mismas premisas que la visión de una película, el sistema permite además asistir a conciertos, servicios religiosos y otras celebracio­nes multitudin­arias. En Alemania ya se hace.

Por si todo esto no bastara y obviamente barriendo para casa, Porta añade que el autocine “va más con unos tiempos en que la gente, sobre todo los jóvenes, busca una experienci­a menos limitada que la de ver una película en una sala cerrada y oscura donde no puedes hablar ni comer ni beber”.

En todo caso, tanto los casos de otros países como la lógica y el sentido común abonan el terreno para convertir este invento retro en un recurso del provenir. Sería un curioso regreso al futuro. En España, eso sí, se aprecian al menos dos obstáculos o inconvenie­ntes: falta tradición y sobra burocracia.

 ??  ?? Retro y moderno Como todos los de su género, el Autocine Madrid RACE combina el aspecto y la decoración al estilo de los años 50 con los elementos contemporá­neos con las tecnología­s de hoy: desde el audio a través de una estación propia de FM para escuchar la película por la radio del coche hasta el móvil para encargar comida y bebida o la web para informarse y comprar las entradas
Retro y moderno Como todos los de su género, el Autocine Madrid RACE combina el aspecto y la decoración al estilo de los años 50 con los elementos contemporá­neos con las tecnología­s de hoy: desde el audio a través de una estación propia de FM para escuchar la película por la radio del coche hasta el móvil para encargar comida y bebida o la web para informarse y comprar las entradas
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AUTOCINE MADRID
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F.CUBERO / AUTOCINE MADRID

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