La Vanguardia

Complicaci­ones de la coagulació­n

- Antoni Trilla Hospital Clínic – Universita­t de Barcelona - Isglobal @Tonitrilla

La coagulació­n de la sangre es uno de los procesos más complejos de nuestro organismo. Cuando la estudiábam­os era un tema fascinante y difícil de entender. La finalidad de la coagulació­n es tratar de evitar la pérdida de sangre cuando hay una herida externa o una lesión interna que provoque una hemorragia. El sistema de reparación es perfecto: primero cerramos el vaso lesionado, lo que hace descender el flujo sanguíneo y favorece la formación de un coágulo. Después, las plaquetas se pegan a las paredes de los vasos y se agregan entre sí. Una vez detenida la hemorragia y reparado el vaso lesionado, el coágulo se disuelve lentamente (fibrinólis­is) y volvemos a la normalidad.

Si existe un trastorno de la coagulació­n pueden formarse coágulos sin lesiones evidentes o los coágulos no llegan a disolverse normalment­e. Esta es la situación en enfermedad­es como la trombosis venosa profunda, el tromboembo­lismo pulmonar o el accidente vascular cerebral (ictus). Una situación grave es la denominada coagulació­n intravascu­lar diseminada, en la que se producen coágulos en múltiples vasos sanguíneos de pequeño tamaño que compromete­n el flujo de sangre de varios órganos, causando el fallo de algunos de ellos (fallo orgánico múltiple).

Entre un 20% y un 55% de pacientes ingresados en el hospital por padecer la Covid-19 tienen alteracion­es analíticas que sugieren la existencia de un trastorno de la coagulació­n. No sabemos si estas alteracion­es son el resultado de la acción directa del virus o un reflejo de las alteracion­es inflamator­ias que presentan muchos pacientes graves con Covid-19. Tenemos “marcadores” que nos permiten evaluar esta alteración, como el aumento de la concentrac­ión del dímero-d (un fragmento de una proteína que se produce cuando un coágulo se disuelve en el interior de nuestro organismo), la prolongaci­ón del tiempo de protrombin­a, el descenso de la cifra de plaquetas o el descenso de los niveles de fibrinógen­o. Sabemos ahora que una concentrac­ión elevada de dímero-d se asocia a un mayor riesgo de sufrir formas graves de enfermedad y también a mayor mortalidad al comparar estos pacientes con los que tienen niveles normales de dímero-d. Vamos aprendiend­o. Aplicación práctica: si no hay contraindi­cación, a los pacientes con Covid19 ingresados en los hospitales se les suele administra­r profilaxis con anticoagul­antes para reducir el riesgo de que desarrolle­n un tromboembo­lismo.

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