Una operación condenada al fracaso
¿Pueden dos comandos con una veintena de hombres llegar en lancha a dos playas, controlar el palacio de Miraflores, las sedes de inteligencia y el aeropuerto de Maiquetía, secuestrar a Nicolás Maduro y otros líderes chavistas y subirlos a un avión hacia EE.UU.? Los dos mercenarios estadounidenses detenidos en Caracas aseguraron en el interrogatorio emitido por televisión que esa era su misión. Aunque contaban con otro puñado de insurgentes ya en Venezuela, no parece una misión muy realista. En todo caso, no participaron los 800 efectivos que el exmilitar estadounidense, Jordan Goudreau, había prometido a la oposición al firmar el supuesto contrato. De 43 años, Goudreau estuvo destinado en Irak y Afganistán pero acumuló un historial discreto como operador de mortero y luego como sargento médico. Después se dedicó a la seguridad privada y alardeaba de haber participado en la protección de Trump. La web de su empresa, Silvercorp, está llena de textos plagiados de otras páginas. Hasta ayer, las fuerzas chavistas habían detenido a 23 implicados en la operación Gedeón, más los seis que murieron durante el primer desembarco. La policía buscaba ayer casa por casa a fugitivos en la localidad turística de Colonia Tovar, cercana a Caracas, mientras Maduro hacía pasar un duro enfrentamiento policial con delincuentes en el barrio caraqueño del Petare como parte del operativo para dar con el resto de implicados.