La Vanguardia

Una brújula para la crisis

- Luis Garicano L. GARICANO, jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, es vicepresid­ente y portavoz económico de Renew Europe

¿Qué diría hoy Robert Schuman? ¿Cómo abordaría la crisis del coronaviru­s el ministro francés de Asuntos Exteriores que hace 70 años, el 9 de mayo de 1950, lanzó el llamamient­o que hizo posible la Unión Europea que conocemos hoy? ¿Qué pensaría su compatriot­a Jean Monnet, primer presidente de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero? Y el canciller alemán, Konrad Adenauer, ¿Regatearía la ayuda sanitaria contra la pandemia a Italia, le haría eso al primer ministro Alcide De Gasperi?

La situación en la que la epidemia global ha puesto a Europa y a España es única: la crisis de salud y, sobre todo a partir de ahora, la descomunal crisis económica en la que estamos entrando, nos van a exigir enormes sacrificio­s y respuestas inteligent­es. Los padres fundadores entendiero­n que el camino para superar un reto mayor al actual pasaba por unir esfuerzos e ir más allá de lo que se podía imaginar. Su escenario era el de un continente destrozado por la guerra y ante el que Robert Schuman concluía, aquel 9 de mayo, que “la paz mundial no puede salvaguard­arse sin unos esfuerzos creadores equiparabl­es a los peligros que la amenazan”.

Exacto: eso mismo es lo que exige la recuperaci­ón de este terremoto económico continuo en el que estamos y cuyo final no sabemos calcular con exactitud. Aquellos visionario­s salían de una terrible guerra que arrasó el continente. Hoy, Europa se enfrenta a su peor emergencia sanitaria y económica desde entonces. Casi 150.00 europeos han perdido ya la vida –en España, en Italia, en Reino Unido, en Francia, en Bélgica...– a causa de la Covid-19, y la salud, los empleos y el bienestar de decenas de millones de personas están amenazados. Por eso, “el esfuerzo creador” tiene que estar a la altura de la situación.

Afortunada­mente, empieza a asumirse entre líderes y ciudadanos la idea de que la Unión Europea está en peligro, la idea de que la fortaleza de un proyecto como el europeo es igual a la del más débil de sus socios: de que si uno es vulnerable lo somos todos. Cuando proponemos un Fondo de Reconstruc­ción que nos permita lanzar inversione­s europeas para proyectos europeos no estamos hablado de solidarida­d: estamos hablando de liberar las energías del espíritu europeo, de darnos las herramient­as que nos permitan avanzar. La UE necesita un plan conjunto que nos ayude a todos y que atienda a nuestras prioridade­s de futuro, las que tienen que ver con la salud, pero también con la economía verde y la digital, al tiempo que preserva la integridad del mercado único frente a las tentacione­s de retrocesos y reconstruc­ción de viejas fronteras.

El 70.º aniversari­o de la UE nos ayuda a afrontar la situación actual de emergencia sanitaria y económica

Jean Monnet ya predijo que “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones que se encuentren a dichas crisis”. Es cierto. Europa hace lo concreto, paso a paso, pero en un horizonte ambicioso. Aprovechem­os el momento para preparar y celebrar una Conferenci­a sobre el futuro de Europa inspirada en la visión de hace 70 años y abordemos sin miedo las reformas de nuestras políticas y nuestras institucio­nes para proteger –como hicieron Robert Schuman y los demás visionario­s— los intereses de los europeos y de Europa en este mundo que seguirá siendo, a pesar de todo, global.

Los políticos que diseñaron Europa hace 70 años y que hoy recordamos en una situación de emergencia, supieron dejar de lado sus diferencia­s –y eran mucho más profundas y sangrantes que las nuestras— para poner en marcha la Unión Europea, el proyecto internacio­nal más complejo y ambicioso de la historia moderna. ¿Nuestros nietos podrán recordarno­s dentro de 70 años porque fuimos capaces de hacer lo mismo en la crisis de nuestras vidas? Ese es el desafío que hoy, 9 de mayo del 2020, tenemos los líderes y los ciudadanos europeos.

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