España tendrá acceso a 24.000 millones de créditos sin condiciones
Puede que los créditos del fondo de rescate (MEDE) salvaran a algunos países en la crisis del 2010, pero los daños colaterales que causaron han estigmatizado los préstamos de esta institución. Acudir a ella se identifica con rescate, con las revisiones de la troika, con las visitas de los hombres de negro. Por ello, en esta nueva crisis, se han marcado las diferencias, y se han establecido créditos sin condiciones para intentar hacer atractivo un fondo de rescate con mala reputación en algunos países, precisamente en los que lo podrían necesitar.
Ayer, el Eurogrupo perfiló los detalles a la decisión política avalada por el Consejo Europeo del pasado 23 de abril. En conclusión, 240.000 millones a disposición a partir del 1 de junio, de los cuales 24.900 para España, el equivalente al 2% de su PIB, para gastos relacionados directamente o indirectamente con la factura sanitaria de la crisis. Serán créditos a diez años y con tipos de interés muy reducido, hoy sería del 0,1% pero dependerá de las fluctuaciones de los tipos. La solicitud de los préstamos se podrá hacer desde el 1 de junio hasta finales del 2022, aunque este límite se podrá acortar o prolongar por decisión de la Junta
de Gobernadores del MEDE.
Se trata de un seguro a disposición de los estados, que se ha presentado intentando evitar toda estigmatización. Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Economía, reaccionó calificando la decisión de “un paso más en la buena dirección para la zona euro, seguiremos trabajando en las próximas semanas para reforzar la respuesta europea a la Covid-19”. Hasta el momento, España ha batallado para obtener esta garantía, aunque manifestando que no necesita utilizarla porque sigue financiándose sin problemas en los mercados.
Italia es el país en que la batalla política más ha polemizado el uso de los fondos del MEDE, presentándolos como un rescate cargado de condicionalidad. El tratamiento diferencial que ayer concretó el Eurogrupo intenta evitar esta reputación que persigue al fondo de rescate. Por ello, en la rueda de prensa posterior al Eurogrupo, tanto el presidente Mario Centeno como el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, insistieron en la no condicionalidad de los créditos, en la inexistencia de troika alguna añadida, para intentar que ganen reputación unos préstamos muy tocados por su uso anterior.
Uno de los puntos que no queda concretado es qué medidas se podrán financiar exactamente con estos créditos. Los países del sur
consiguieron añadir el concepto de medidas relacionadas “directamente o indirectamente” con los gastos de cura o prevención, lo que amplía el margen. Sin embargo, no se ha precisado si gastos como el cierre de comercios o industrias quedarían incluidos. Fuentes de distintas delegaciones reconocen que esto sólo se resolverá caso por caso cuando los países interesados presenten sus solicitudes.
Los créditos del MEDE forman parte de un paquete más amplio de medidas aprobado por la Unión Europea en abril para dar liquidez a los países frente a las necesidades inmediatas de la pandemia. Incluye también un fondo para financiar los ERTE de 100.000 millones, que puede sufrir retrasos en su entrada en vigor dado que al basarse en garantías de los estados miembros, los procesos de ratificación se alargan; y también un programa del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que movilizará hasta 200.000 millones para financiar a las empresas.
Esta es la parte aprobada, encauzada y que verá pronto la luz. Queda la más difícil, pero indispensable. El fondo de recuperación, que debe servir para ayudar a rebotar a una economía europea, y española en particular que, como indican las previsiones de la Comisión Europea publicadas esta semana, sufrirá una recesión de proporciones históricas.
EL ESTIGMA DEL MEDE
No habrá ni troikas ni hombres de negro, a diferencia de las ayudas de la crisis del 2010
DESTINADOS AL VIRUS
Serán para gastos directos o indirectos de la pandemia, lo que amplía sus posibles usos