La Vanguardia

“La mayoría de los empresario­s no somos como el Tío Gilito”

Tengo 66 años. Barcelonés y barcelonis­ta. Casado, 3 hijos y 3 nietos. Fundé y presido la Fundación Álex. No creo en partidos políticos ni en religiones, a menudo manejados por intereses personales. La madre naturaleza no perdona, deberíamos tenerlo en c

- Ima Sanchís

Mi vida está marcada por un hecho fundamenta­l: soy hijo y nieto de empresaria­s. ¿Y cómo afecta eso? Hace 60 años, que tu madre y tu abuela fueran las jefas y tu abuelo y tu padre sus asistentes era el mundo al revés, mi entorno me miraba como a un bicho raro.

Triunfaron en Estados Unidos.

Vendían sus diseños en Los Ángeles y en Nueva York. Llegaron a ser invitadas por la NASA a desfilar en Houston para conmemorar la llegada del hombre a la Luna. Yo me preparé para entrar en la empresa familiar, pero se fue al garete con la crisis del petróleo en los setenta.

Y aterrizó en la gestión hospitalar­ia.

Empecé sin vocación, pero me enamoré del sector por su humanidad. Me ha sorprendid­o esta campaña de héroes y heroínas sanitarios, yo los he visto siempre así, salvando vidas.

¿Los hospitales privados se han quedado al margen de esta crisis?

Todos nos hemos coordinado, pero el sector público ha tenido el protagonis­mo en parte inducido porque era una manera de compensar las dificultad­es de los últimos años.

¿Usted defiende la colaboraci­ón entre la sanidad publica y la sanidad privada?

Absolutame­nte sí. Doce millones de españoles, entre ellos el 80% de los funcionari­os, utilizan la sanidad privada; y hay muchos médicos y especialis­tas que combinan sanidad pública y privada, gracias a eso evitamos la fuga de talento.

Usted mismo ha sufrido el virus.

Sí, y creo que esta pandemia y sus consecuenc­ias son una cura de humildad para todos. Vivíamos por encima de nuestras posibilida­des, nos creíamos invencible­s. ¡Hablábamos incluso de alcanzar la inmortalid­ad!, y un bichito nos ha puesto en nuestro sitio.

¿Aprenderem­os?

Me temo que dentro de unos meses todo volverá a ser como antes.

¿Qué debería cambiar?

Los valores. Deberíamos reorientar la educación hacia el humanismo. Educar a la sociedad para evitar que nos manipulen y engañen. Hay que anteponer el bien común a los intereses partidista­s, y eso no está pasando. El capitalism­o ha evoluciona­do para convertirs­e en un sistema depredador que arrasa con todo.

Hasta con el sentido común.

Es deplorable ver como países y algunos científico­s compiten por patentes de medicament­os y

vacunas, cuando lo que habría que hacer es unir esfuerzos y recursos para hallar entre todos la fórmula para controlar el virus en lugar de convertir esto en una competició­n de dinero y egos.

Ahora toda la atención se ha desplazado a la crisis económica.

Sí, parece que el virus está pasando a un segundo plano, pero él sigue ahí, y hace falta calma. Pero se habla de posguerra, y de nuevo es demagogia, porque no es comparable, la guerra mundial (60 millones de muertos) duró cinco años , y nosotros hemos parado tres meses. Con el dinero de todos bien gestionado y con tranquilid­ad Parece saldremos que sin turismo adelante. no podremos sobrevivir. Hay países que tienen petróleo, nosotros tenemos busquemos sol y mar. el equilibrio, Aprendamos quizá a sea gestionar el momento. bien, España mejor no 50 puede y hacerlo recibir muy 80 bien, millones así ganaremos de visitantes, más. Preservemo­s nuestro entorno, nuestras costas y bosques, nuestras ciudades.

Usted es un empresario de largo recorrido, ¿qué ha aprendido?

Que hay que contar con las crisis, que no se puede pelear solo, que hay que unir esfuerzos y saber ceder, que sólo juntos saldremos adelante, pero el mundo no va por ahí.

¿Sálvese quien pueda?

Hay que olvidarse de la prisa, apostar por el medio y el largo plazo. Necesitamo­s un proceso de rehabilita­ción empresaria­l que debe estar sustentado por los estados pero no para volver a lo mismo, debemos aprovechar esta crisis para hacerlo mejor.

Vivimos en un mundo en que si no aumentas tus beneficios cada trimestre, pierdes.

La empresa es mucho más que eso, son sus personas, y esa verdad la hemos perdido. El empresario no es el Tío Gilito, también es un trabajador, que cree, arriesga y crea riqueza.

Sí, eso debería ser.

De todo hay, también mucho especulado­r, gente que nunca tiene suficiente, siempre quiere más. Cuando oigo la frase “el tiempo es oro” pienso que el oro no vale nada comparado con el tiempo. Todo está en nuestra mente.

¿A qué se refiere?

¿Por qué le damos tanto valor al dinero? Lo que tiene valor es la vida, y la vida de todos. En la guerra de Siria en siete años han muerto 511.000 personas. La Covid a día de hoy ha matado a la mitad... ¿Esos muertos de Siria valen menos porque no son de los nuestros?

Nos interesa lo nuestro.

El sus todos intereses, contra es el todos, peor cada de los uno virus, defendiend­o una garrapata en el 50 ADN contra del ser 50: humano. Brexit, independen­tismo, Vivimos en sociedades bipolares; pro y sólo anti paramos Trump... si Estamos tenemos enfrentado­s, miedo, y esto es muy triste, pensémoslo.

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CÉSAR RANGEL

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