La Vanguardia

Angelica y la mala suerte

La Royal Academy de Londres cancela la gran muestra de una de sus fundadoras por la crisis del coronaviru­s

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ISABEL GÓMEZ MELENCHÓN

Iba a ser la gran exposición consagrada a una de las numerosas pintoras, porque cada vez conocemos más, que tras una vida de gloria cayó casi en el olvido. La Royal Academy de Londres había elegido a la suiza Angelica Kauffman (Coira, 1741Roma, 1807) para la gran muestra con que la institució­n iba a despedir la primavera; sin embargo, la crisis del coronaviru­s ha obligado, en lo que los organizado­res han calificado de “difícil decisión”, a cancelarla; una “decisión difícil” y dolorosa, porque Kauffman es para la venerable institució­n artística británica –250 años de arte nos contemplan– mucho más que una gran retratista del neoclasici­smo: fue una de sus miembros fundadores en 1768, la única mujer junto a la también pintora Mary Moser, quien por cierto correría la misma (mala) suerte que la artista suiza, de la cima a la casi nada justo en el mismo lapso de tiempo en que la sociedad nacida de la disputa entre dos arquitecto­s se ha convertido en uno de los templos de la cultura británica. No somos nadie.

Angelica Kauffman sólo vivió quince años en Gran Bretaña, pero fueron suficiente­s para afianzar una carrera que ya había despegado en Suiza y Austria, donde había sido considerad­a una niña prodigio de la pintura. Su padre, un artista mediocre, fue capaz de reconocer la maestría de la pequeña y a los doce años ya le pasaba los encargos de sus clientes, entre los que se encontraba­n miembros de la nobleza y altos cargos eclesiásti­cos. Los viajes que realizaron por Italia le permitiero­n acceder a una formación vedada a las mujeres; su éxito fue tal que con 23 años entró a formar parte en Roma de la Accademia de San Luca. Su vida dio un giro cuando se instaló en Londres; allí conoció a la gran figura del arte del momento, sir Joshua Reynolds, quien la tomó bajo su protección. La calidad de la obra de Kauffman era incuestion­able, y así está presente en el primer catálogo de la Royal Academy, al que contribuyó con tres pinturas históricas, su registro favorito, pero la diferencia de edad entre ambos (Reynolds era casi veinte años mayor), y el hecho de que ella fuera lo bastante atractiva para llamar la atención hizo correr la especie de que había algo entre ambos, circunstan­cia que nunca se ha probado y que hasta hace poco ha interesado más a los investigad­ores que las obras de la pintora.

Kauffman tuvo que sortear alusiones desagradab­les, como que un afamado artista pintara a una niña de evidente parecido con ella apoyada en las rodillas de un anciano Reynolds... el cuadro fue retirado de la Summer Exhibition a petición de la pintora. De vuelta a Roma, a su muerte el escultor Antonio Canova organizó un gran funeral, con sus pinturas llevadas en procesión. Un busto suyo fue colocado junto al de Rafael en el Panteón.

¿En qué momento el nombre de Kauffman dejó de brillar? Consiguió la admiración no solo de Reynolds o Goethe, también Turner tenía varios dibujos suyos. Un ejemplo de su declinante estrella es el destino de su cuadro Religion attended by virtues, visto por última vez en 1941. Kauffman pintó esta alegoría de grandes dimensione­s en la que aparecen once figuras a principios del siglo XIX, y desde entonces la pintura ha deambulado por diferentes museos, muestra de la (escasa) considerac­ión en que se tenía a la autora: cedida por su primer propietari­o al British Museum, de allí pasó a la National Gallery y luego a la que sería la Tate. Unos documentos muestran que se envió para exhibirla en 1913 en Plymouth. Algunos historiado­res creen que el cuadro fue destruido durante los bombardeos de la Segunda Guerra

Mundial;

no se conservan imágenes, nunca se había fotografia­do, aunque se trataba de uno de los cuadros más ambiciosos de su tiempo.laroyalaca­demynovolv­ióaelegir mujeres entre sus académicos hasta el siglo XX, la Tate Britain ha lanzado una campañapar­arecuperar­elcuadro. |

Su obra maestra, una alegoría de gran tamaño, fue vista por última vez en 1941; la Tate lidera su búsqueda

 ??  ?? ‘AUTORRETRA­TO CON EL BUSTO DE MINERVA’, C. 1780. Angelica Kauffman pintó numerosos autorretra­tos, una forma de reafirmaci­ón en una mujer artista; en muchos de los casos aparece acompañada de elementos alegóricos, también pintando, uno de ellos realizado cuando contaba trece años
BÜNDNER KUNTSMUSEU­M
‘AUTORRETRA­TO CON EL BUSTO DE MINERVA’, C. 1780. Angelica Kauffman pintó numerosos autorretra­tos, una forma de reafirmaci­ón en una mujer artista; en muchos de los casos aparece acompañada de elementos alegóricos, también pintando, uno de ellos realizado cuando contaba trece años BÜNDNER KUNTSMUSEU­M
 ??  ?? ‘TRES CANTANTES’, 1795. Kauffman estaba tan dotada para el canto como para la música, a los 12 años era una virtuosa del clavicémba­lo y poseía una voz excepciona­l, a la vez que dominaba cinco idiomas. Finalmente eligió la pintura, pero la música siguió estando muy presente en sus obras
BÜNDNER KUNSTMUSEU­M
‘TRES CANTANTES’, 1795. Kauffman estaba tan dotada para el canto como para la música, a los 12 años era una virtuosa del clavicémba­lo y poseía una voz excepciona­l, a la vez que dominaba cinco idiomas. Finalmente eligió la pintura, pero la música siguió estando muy presente en sus obras BÜNDNER KUNSTMUSEU­M
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Torso, que se encuentra en los Museos Vaticanos. Junto a ella dos columnas y unas ruinas al fondo; no se trata de ninguna ciudad en concreto, sino de un paraje alegórico
ROYAL ACADEMY ‘DIBUJO’, 17781780. Una mujer con ropa de trabajo se concentra en el estudio de una conocida escultura clásica, el Belvedere Torso, que se encuentra en los Museos Vaticanos. Junto a ella dos columnas y unas ruinas al fondo; no se trata de ninguna ciudad en concreto, sino de un paraje alegórico

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