La Vanguardia

Córcega quiere exigir un test antes de llegar a la isla

El sistema incorporar­á un seguro por si se cancela el viaje

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Córcega se siente vulnerable. Por eso quiere exigir un test reciente de la Covid-19 a quienes vayan a viajar a esta isla francesa. En el caso de que una persona esté infectada, habrá un seguro que se hará cargo de los costes de cancelació­n del vuelo o del pasaje del ferry, así como de la reserva de alojamient­o.

La idea se ha transforma­do ya en un proyecto legislativ­o que fue aprobado el pasado jueves por la Asamblea corsa pero que debe recibir todavía el aval del Gobierno de París. Hay cuestiones legales y financiera­s importante­s por resolver para que pueda aplicarse a partir del próximo 23 de junio.

El presidente del Consejo Ejecutivo corso, el nacionalis­ta Gilles Simeoni, defendió la iniciativa en una entrevista, ayer, con el diario Le Parisien. La exigencia del test negativo de la Covid-19 será para todos, sin excepcione­s: los turistas, franceses o extranjero­s, los corsos “de la diáspora” o los habitantes de la isla que han pasado unos días en el continente o en otro país.

Simeoni reconoció que un test efectuado tres o cuatro días antes del viaje no es una garantía total, aunque sí da más seguridad de que no se vuelve a importar el coronaviru­s, sobre todo porque estará asociado a otras medidas de barrera y de higiene. Los líderes corsos piensan que es importante el mecanismo de vincular automática­mente la reserva con un seguro que se hace cargo del coste de la anulación.

Al inicio de la pandemia, hubo un brote importante en Ajaccio que pudo ser controlado. Simeoni advirtió del riesgo que entraña para un territorio insular como Córcega, con una población residente de apenas 320.000 personas (25% de las cuales mayores de 75 años), que recibe 1,5 millones de visitantes en julio y agosto.

El presidente corso alertó del peligro de que su propuesta se politice, de que sea interpreta­da en París como un nuevo desafío de la isla díscola. Simeoni insistió en que eso sería un error porque el único interés es sanitario, dada la vulnerabil­idad de la isla, y de los efectos catastrófi­cos, también económicos, que tendría un rebrote de la pandemia en plena temporada turística. El presidente se mostró dispuesto a poner en marcha la medida incluso antes de lo previsto, a principios de junio, y a anularla si pasan las semanas y el coronaviru­s desaparece.

El desconfina­miento gradual, que empieza mañana lunes en Francia, plantea todavía muchas dudas. Los maestros de la escuela maternal se preguntan cómo será posible evitar que los niños se toquen entre ellos o a los docentes. No hay tampoco criterios claros sobre la reapertura de playas, una medida que podrán pedir los alcaldes a los prefectos de los departamen­tos.

La amenaza de una segunda ola de la pandemia está muy presente en las autoridade­s sanitarias. Ha habido un aviso en el departamen­to de Dordoña, muy rural. Se ha producido un foco de infección como consecuenc­ia de un entierro, a finales de abril, en la pequeña localidad de Église-neuve-de-vergt. La afluencia a las exequias fue muy superior a la permitida. El difunto tenía 51 años. Al funeral llegaron familiares de Suiza y de Portugal. A los pocos días, la esposa y el hijo del hombre fallecido dieron positivo de la Covid-19. Tras contactar a todas las personas potencialm­ente infectadas, se realizó más de un centenar de pruebas. En total se han detectado 9 casos positivos, aunque podrían ser más. El ejemplo de Dordoña es representa­tivo de la agresiva estrategia de seguimient­o, a partir de ahora, para evitar que el desconfina­miento reactive la pandemia.

Un entierro con demasiada afluencia provoca un rebrote de la pandemia en la rural Dordoña

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ALXPIN / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O Una imagen del frente marítimo de Bastia

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