La Vanguardia

Médicos sin aplausos

Desde el fin de la Unión Soviética, los rusos desconfían de su sistema sanitario

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Aunque durante esta crisis han curado a más de 40.000 personas sólo en la ciudad de Moscú, los médicos rusos no tienen quien les aplauda. El personal sanitario del país sigue sufriendo la desconfian­za tradiciona­l que la sociedad rusa ha tenido hacia ellos, y que pudo comenzar tras el fin de la URSS y la difícil década de los años 90.

“Siempre ha habido la sensación de que para recibir una buena asistencia había que pagar”, dice Irina, una mujer de mediana edad en el centro de salud de Noviecheri­ómushki.

En los años 90 la medicina en Rusia comenzó a degradarse, según opinión de Viacheslav Sigáev, anestesiól­ogo-reanimatól­ogo con 60 años de profesión y profesor. “En esos años comenzó a transforma­rse la medicina gratuita y se introdujo la medicina de pago”, explica por teléfono.

Las encuestas de los últimos años corroboran la mala opinión general hacia el sistema sanitario. Un estudio del 2017 del Centro de Estudios de la Opinión Pública indicaba que solo un 36% de los rusos considerab­a la atención sanitaria buena en su país, por debajo del 56% que opinaba lo mismo en el periodo 2010-2015. En dicha encuesta, las palabras más repetidas por los participan­tes fueron “desconfian­za” e “indiferenc­ia”.

Varios médicos que comentaban entonces esa encuesta en el periódico Svobódnaya Pressa explicaban esos número por varios motivos: los bajos sueldos de los médicos jóvenes, que pierden la motivación; deficiente preparació­n o falta de medios

Sigáev apunta que en los últimos 6-8 años ha apreciado una peor preparació­n de los estudiante­s de Medicina.

La falta de medios ha sido una queja habitual durante esta crisis. En Chechenia, un grupo de médicos se quejó de no contar con equipos suficiente­s, pero luego se retractó en televisión afirmando que el primer mensaje se debió a un “error”.

En Moscú, la situación es mejor, dice por teléfono Evgueni Zhélezov, un médico de ambulancia que ahora se dedica a tareas organizati­vas. “En la región con más densidad de población, el sistema se ha orientado con rapidez a la lucha contra el virus, aportando suficiente­s camas de hospital. Y sobre todo se ha organizado bien decidiendo quién debe curarse en casa, a quién hospitaliz­ar”, asegura.

Los sueldos bajos era otra de las quejas de los médicos. Para compensarl­o, en abril el presidente de Rusia, Vladímir Putin, prometió generosas bonificaci­ones por trabajar contra el coronaviru­s. Pero se han comenzado a recibir quejas desde varias regiones porque ese complement­o no llegaba. El líder ruso ha criticado esta semana a su propio Gobierno por no fijar unos criterios claros en esta cuestión y ha ordenado arreglar la situación.

De los 317.554 infectados rusos, 9.479 son profesiona­les de la salud. Y según datos oficiales e informacio­nes periodísti­cas, entre los 3.099 fallecidos hay más de 70 médicos.

Los rusos no han salido al balcón a aplaudir como en España porque eso no encajaría en el carácter ruso, opina el anestesiól­ogo Sigáev.

Es posible que esta crisis cambie la percepción social. “Con lo que está sucediendo, ahora sí se les está teniendo mucho respeto”, asegura Irina.

“La medicina curativa está destrozada en nuestro país. Pero la medicina sanitaria se ha mantenido y eso nos ha permitido hacer frente más efectivame­nte a esta epidemia”, opina Sigáev.

Unos 9.500 de los más de 300.000 infectados son profesiona­les de la salud y hay 70 médicos entre los 3.000 muertos

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DIMITAR DILKOFF / AFP Personal médico en el hospital Clínico Vinográdov, donde se trata a las personas contagiada­s con la Covid-19

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