Salvar a la automoción
Los planes de cierre de factorías automovilísticas europeas, entre las que podría encontrarse la de Nissan en Barcelona, han puesto de relieve el valor de una industria que solo en Catalunya emplea a más de 140.000 personas y aporta el 10% del PIB. Se trata de un sector que aporta tecnología, ingresos fiscales y cohesión social con un empleo estable, que ahora se ve más amenazado que nunca por las pérdidas provocadas por la Covid-19 y por los inquietantes mensajes que llegan desde algunos políticos europeos, muy dispuestos a ayudar a sus empresas, pero a cambio de que repatrien producciones. Es, por ejemplo, la batalla que está librando el Gobierno francés con Renault. Ni Catalunya ni España tienen empresas de capital autóctono, y las decisiones sobre las factorías se toman a miles de kilómetros de distancia. Por eso, conceder ayudas a esta industria y apoyarla financiera y legislativamente en su transición tecnológica es en estos momentos indispensable para la reconstrucción pospandemia y para avanzar hacia un modelo productivo menos precario y de más valor añadido.