La Vanguardia

Los directores ven inasumible abrir la escuela para niños menores de 6 años

Los centros reciben unas exhaustiva­s instruccio­nes de organizaci­ón

- CARINA FARRERAS

La vuelta a clase en el mes de junio, cuando se entre en la fase 2 de la desescalad­a, está generando un gran malestar entre los docentes, que ven inasumible el conjunto de medidas preventiva­s sanitarias y de organizaci­ón que hay que tomar para poder atender en condicione­s a los alumnos que vayan a la escuela. Y especialme­nte están en contra de la atención a los menores de uno a seis años, como medida de conciliaci­ón para padres que no pueden teletrabaj­ar, por la retahíla de medidas nuevas, la diseminaci­ón de grupos de pocos alumnos y por el riesgo que supone para la salud la proximidad.

Desde que el niño entra en el parvulario, sin zapatos, hasta que sale hay que cuidar su higiene y vigilar lo que toca, lo que come y a quién se acerca. Las recomendac­iones del cambio de pañales, por ejemplo, son parecidas a las de un protocolo hospitalar­io. Pero, además, hay que evitar que compartan juguetes, que se muevan en la siesta o jueguen con niños que no son de su grupo. Todos los juguetes hay que limpiarlos tras cada uso y la ropa del educador hay que lavarla a 60ºc dos veces por semana. Para aumentar la dificultad, ayer se rebajaron los grupos de 13 niños por profesor a 8 en P-3 y 10 en P-4 y P-5, lo que supone aumentar el profesorad­o.

Después de recibir las Instruccio­nes para la reapertura de los centros escolares para junio, y que sirven también para el inicio de curso 2020-2021, los directores de algunas zonas acordaron ayer comunicar a los servicios territoria­les de Educación la imposibili­dad de atender a todos los requerimie­ntos en la etapa infantil, y de asumir los riesgos derivados de un eventual brote. La apertura de las escuelas infantiles fue acordada por el Gobierno español como medida de conciliaci­ón pero ayer el ministro Salvador Illa descargó en las autonomías la decisión de abrir.

En todo caso, los directores son los responsabl­es, según el ministerio y la conselleri­a, de evitar la propagació­n del virus en los centros, lo que implica asegurar la limpieza de los edificios, mobiliario y materiales, la higiene de docentes y alumnos, y la organizaci­ón del centro para garantizar que se cumplen las normas de distanciam­iento social.

Una de sus preocupaci­ones es que las instruccio­nes no especifica­n las consecuenc­ias laborales o jurídicas que podría derivar un brote en su escuela. El Departamen­t d’educació contesta a este diario que “no se trata de buscar responsabl­es”, sino de “actuar” a tiempo en caso de que se detecte. No obstante, no aclara en quién recae la responsabi­lidad jurídica si de la titularida­d del centro (la Generalita­t o el Ayuntamien­to en caso de la pública, la entidad privada en caso de la concertada) y si el director queda a salvo.

Las escuelas infantiles, tanto las privadas como las municipale­s, están esperando ver qué sucede en las guarderías de Barcelona, que podrían elaborar un protocolo propio, basado en la orden de Educació.

Otra de las preocupaci­ones suscitadas al recibir el documento y que será analizada hoy por los directores de centro de la escuela pública en una reunión de urgencia es la derivada de la obligación de pedir a los trabajador­es de su centro una declaració­n firmada sobre su vulnerabil­idad ante la Covid-19. La necesidad de saber el personal disponible para abrir los centros podría conculcar con el derecho del trabajador a preservar sus datos sanitarios.

Según las instruccio­nes, los directores de centros públicos tendrán que exigir a los docentes una declaració­n de responsabi­lidad sobre su estado de salud y si han sido infectados por el virus, tienen síntomas o son contactos de otros enfermos. Estos datos se incluirán en una plataforma informátic­a gestionada por la entidad responsabl­e de la gestión sanitaria de la Covid-19.

En concreto, se indica que los directores “deberán informar” a los trabajador­es de la “necesidad de declarar” las condicione­s de “vulnerabil­idad, casos, contactos estrechos y sintomatol­ogía de Covid-19”, para permitir identifica­r al personal que puede participar en las actividade­s presencial­es. No explica, no obstante, qué ocurre si un trabajador se niega.

Tampoco se especifica cual es el procedimie­nto si una familia no firma la declaració­n de responsabi­lidad sobre el estado de salud de su hijo, conforme “cumple con los requisitos” para asistir al centro, y se compromete a avisar de la aparición de un caso de infección en el entorno y permanecer localizabl­e mientras el niño está en el centro. Educació responde que en caso de no querer firmar, “se podría dar la circunstan­cia de que esos alumnos puede ser que no fueran a la escuela”.

Los responsabl­es de centros públicos se reunirán hoy para analizar en profundida­d el documento

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Las escuelas de Barcelona podrán abrir para asuntos administra­tivos a partir del lunes

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