La Vanguardia

Los focos iluminan el fútbol

A finales de los años cincuenta los partidos nocturnos abrieron una etapa de posibilida­des desconocid­as

- Xavier G. Luque

La progresiva instalació­n de iluminació­n eléctrica en los estadios abrió una etapa de posibilida­des entonces desconocid­as al fútbol. Nuevas franjas horarias por explorar, temperatur­as algo más benignas en verano y la opción de acoger espectador­es entre semana con posteriori­dad a la jornada laboral fueron algunos de los alicientes que impulsaron con rapidez la implantaci­ón del fútbol nocturno, primero para partidos amistosos y más adelante en competició­n oficial. El FC Barcelona cuenta con iluminació­n en el Camp Nou desde el 23 de setiembre de 1959, dos años después de la inauguraci­ón del Estadi.

El primer partido con luz artificial que se conoce en España se jugó en Sabadell el 14 de agosto de 1912. Un amistoso entre el equipo local y el Barcelona fue considerad­o “un verdadero éxito” en las páginas de Mundo Deportivo y se explicaba que “los efectos que producen los focos permiten distinguir con facilidad los menores detalles de la lucha”. Ganó el Barça 2-8 y los futbolista­s blaugrana “fueron obsequiado­s con un lunch, regresando en automóvil a Barcelona por la madrugada”. Dos años más tarde, el 28 de junio de 1914, disputó el Barça su primer partido nocturno como local, cuando aún jugaba en su terreno de la calle Indústria.

Eran simples experiment­os, hasta que el empuje a la instalació­n de focos en los campos de juego llegó de Inglaterra a finales de 1951, según narró desde Londres para la agencia Efe un antecesor de nuestro todoterren­o Rafael Ramos, George Chandler: “Una nueva fiebre ha hecho presa en la afición y los círculos futbolísti­cos ingleses: el juego con luz artificial”.

Chandler explicaba cómo se situaban en torno al césped “unos potentes arcos voltaicos sobre unos soportes” y que ni siquiera la tradiciona­l neblina había impedido que la experienci­a fuera un éxito. Sucedió en Southampto­n y meses después se apuntó al carro de la novedad el Arsenal, que en una visita nocturna del Glasgow Rangers a Highbury reunió a 62.000 espectador­es que abonaron diez mil libras esterlinas “y establecie­ron un doble récord: de taquilla y de asistencia”, destacó el correspons­al.

Entre las pegas más citadas en la época se citaba que los jugadores podían quedar “cegados por los focos” y también que, de triunfar la novedad, “pronto llegarán las quejas de cines, hipódromos y otros espectácul­os que se celebran de noche”. A la Union Players, la AFE de la época, le faltó tiempo para reclamar un sobresueld­o para los futbolista­s “obligados a un trabajo extraordin­ario”.

En España se llevó a efecto un buen ensayo bastante antes, en junio de 1943, en un partido amistoso entre el Atlético de Madrid y el Valencia. También fue un éxito y en este caso la única pega la pusieron algunos árbitros consultado­s por la prensa, porque no hallaban ningún apartado de las reglas de juego referido a cómo reaccionar en caso de apagón inesperado.

El Real Madrid inauguró la iluminació­n de su estadio el 18 de mayo de 1957, en un amistoso con el Recife de Brasil en el que alineó a varios suplentes porque al día siguiente tenía partido de cuartos de final de la Copa del Generalísi­mo ni más ni menos que en el campo del Barça, donde perdió por seis goles a uno por cierto.

Por su parte, el Barcelona aprovechó el partido de homenaje al veterano cuidador de las instalacio­nes de Les Corts, Manuel Torres, para estrenar iluminació­n bastante antes. Fue el 2 de septiembre de 1954, en un amistoso con el Stuttgart. En Les Corts ya se jugaron algunos partidos nocturnos, pero ninguno como el de la verbena de San Juan de 1956. Qué noche la de aquel día. El 23 de junio, a partir de las 22.15 horas, se jugó un Barça-botafogo, Garrincha incluido, inolvidabl­e. Tuvo que suspenders­e en el minuto 63 al organizars­e una batalla campal a bofetada limpia. “Todo empezó con una agresión del portero brasileño a

Bosch”, recuerda uno de los protagonis­tas, Justo Tejada. “Lo dejo k.o. y entonces salió disparado Ángel Mur, para atender al lesionado. Cuando los brasileños vieron que el masajista llevaba una botella de vidrio en la mano, como era habitual entonces, le arrearon otro puñetazo del que tardó tres días en recuperars­e por completo”. Ahí se armó la tángana. Kubala, que había boxeado en su juventud, empezó a repartir y para protegerse de un ataque a traición se colocó con la espalda pegada a uno de los postes. “¡Qué bárbaro!, dejó en tierra a dos o tres”, comenta Tejada. “Y qué hice yo? Pobre de mí, era un pipiolo. Tras el partido me fui a Figueres, a seguir el campamento militar”.

El Barcelona aprovechó su debut en la Copa de Europa, contra el CDNA Sofía el 23 de septiembre de 1959, para inaugurar la iluminació­n artificial del Camp Nou, “un alarde de la técnica moderna”, se proclamó. 116 proyectore­s de haz rectangula­r en el voladizo de tribuna y otros 130 en lo alto de la grada de lateral, situados en una pasarela elevada 8 metros. Todo ello para una potencia espectacul­ar de 738 Kw. Sesenta años más tarde la instalació­n lumínica del Camp Nou alcanza los 4.500.

El 14 de agosto de 1912 se jugó un Sabadell barcelona que fue “un verdadero éxito”

En 1956 en Les Corts, el partido de la verbena de San Juan acabó a bofetadas bajo los focos

Dos años después de inaugurars­e llegó la luz al Camp Nou: 246 proyectore­s “en un alarde de la técnica”

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Les Corts ya tuvo iluminació­n eléctrica y el partido nocturno de la verbena de 1956 acabó a bofetadas. Retiran a Mur noqueado entre Claudio Pellejero y Basora. Las otras imágenes correspond­en a la iluminació­n del Camp Nou, estrenada en 1959. En el centro, la batería de proyectore­s. En los lados, la grada y el terreno el día de la inauguraci­ón. Abajo, el dificultos­o traslado de un regulador de intensidad de la luz
La tángana Les Corts ya tuvo iluminació­n eléctrica y el partido nocturno de la verbena de 1956 acabó a bofetadas. Retiran a Mur noqueado entre Claudio Pellejero y Basora. Las otras imágenes correspond­en a la iluminació­n del Camp Nou, estrenada en 1959. En el centro, la batería de proyectore­s. En los lados, la grada y el terreno el día de la inauguraci­ón. Abajo, el dificultos­o traslado de un regulador de intensidad de la luz
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BARÇA
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