Un muerto en Detroit y otro en Oakland por impactos de bala
de los 2.500 uniformados. “Estamos bajo un asalto. Es una burla pretender que esta destrucción es por la memoria de George Floyd, contra la desigualdad y una peligrosa práctica policial”, señaló Walz. “Esto consiste –prosiguió– en un ataque a la sociedad civil, infundir miedo y quebrantar nuestra magníficas ciudades”.
Los ánimos no se calmaron con la detención el viernes de Derek Chauvin, el policía que mantuvo su rodilla presionando la garganta de George Floyd durante casi nueve minutos. En los tres últimos ya estaba inconsciente y dejó de suplicar.
A Chauvin le imputan dos homicidios (en diferentes grados), cosa que ha parecido poco a muchos, entre ellos a los familiares de Floyd. No entienden porqué no se le imputa asesinato a la vista del vídeo y de la actitud del agente. Sus tres compañeros, todos ellos despedidos desde el martes, todavía no están acusados, pero parece una cuestión de tiempo.
Una cosa es la acusación y otra que acabe en condena. Hace cuatro años que en un suburbio próxite mo a Minneapolis falleció Philando Castile tiroteado por el policía Jerónimo Yanez. Fue en un control de tráfico. El ávido agente, a partir de que Castile tenía “nariz ancha”, pensó que era un atracador buscado. La escena la grabó la novia del conductor, que iba en el asiento trasero con su hija de cuatro años. ¿Vídeo? a Yanez lo juzgaron y absolvieron.
Una reciente encuesta del Pew Research Center recalcó que nueve de cada diez afroamericanos (87%) dijeron que los negros son tratados con menos equidad por el sistema de justicia que los blancos. Esta visión la comparte un 61% de los blancos.
Ben Hubert, de 26 años, residenen Minneapolis, explicó a Associated Press que le había sorprendido que la gente se saltara el toque de queda y prendiera fuego a varios edificios.
“Estoy indignado –aseguró al hablar del caso Floyd– pero también triste. La injusticia se ha mantenido durante mucho tiempo, lleva años hinchándose”.
La rabia y la ira de Minneapolis se ha expandido como la pólvora a lo largo del país. Las protestas se han registrado ya en más de una treintena de ciudades, suma y sigue. Su característica común es la confrontación con la policía y una voracidad destructiva.
Un joven de 21 años falleció por disparos en Detroit. Hay sospechas de infiltraciones de supremacistas blancos en las concentraciones.
En Oakland (California), el vigilante privado de unas dependencias judiciales murió y su compañero resultó gravemente herido en un tiroteo. Un coche se acercó hasta donde estaban ellos y desde ahí abrieron fuego.
En Atlanta hubo otro herido grave de bala. En una manifestación por el centro de la ciudad de Georgia se registró la imagen de los policías cobijándose en la sede central de la CNN ante el acoso de los concentrados que les lanzaron piedras y cascotes.
La alcaldesa afroamericana Keisha Lance Bottom, despreció la acción de los vándalos: “Sois una desgracia para la memoria de George Floyd y de cada persona que ha muerto en este país”, recalcó en un intervención emociona. “Si te preocupa Atlanta, vete a casa. Si pretendes participar en una protesta pacífica, esta ya no lo es. A todos nos duele lo que ha pasado y hemos de hacer cambios en la sociedad. Si para cambiar hemos de destruir la ciudad, entonces hemos perdido la credibilidad. Así no cambiamos. Esto es otra cosa. ¿Si se rompen cristales, se queman coches, qué homenaje rendimos a Floyd?”
Un argumento similar plantearon este sábado los alcaldes de las ciudades gemelas, Jacob Frey por Minneapolis, y Melvin Carter por Saint Paul. “Todo esto no tiene nada que ver con Floyd, quedaos en casa con el toque de queda porque, en caso contrario, os utilizan de escudo”, señaló Carter. “Esto ya no son protestas –terció Frey– esto solo es violencia y hemos de pararlo entre todos”.
Un 87% de los afroamericanos cree que la justicia les trata peor que a los blancos
Temor a que los supremacistas blancos se hayan infiltrado en las marchas