El reto de reconstruir el país
La comisión parlamentaria para la Reconstrucción Social y Económica de España se ha convertido en un nuevo escenario para la confrontación política. A los pocos días de su puesta en marcha puede afirmarse ya que difícilmente podrá cumplir su labor de aprobar un plan para el progreso futuro del país y mucho menos que ello se haga por consenso entre las principales fuerzas políticas.
No hay todavía encuestas al respecto, pero poco nos equivocamos si decimos que la mayoría de la ciudadanía considera intolerable que sus representantes políticos se dediquen a pelearse, con objetivos partidistas a corto plazo, cuando el país se enfrenta a su peor recesión desde la Guerra Civil. Lo que debía ser la alternativa a unos eventuales nuevos pactos de la Moncloa, que sacaron a España de la recesión en los años setenta, se ha convertido en una mala caricatura de los mismos. La propuesta de un acuerdo político a largo plazo, que encare varias legislaturas, para la reactivación económica y el pago del endeudamiento del Estado, efectuada por el gobernador del Banco de España, no mereció la más mínima atención por parte de dicha comisión parlamentaria.
Ni la ciudadanía ni las empresas de este país, que son las que generan riqueza y empleo, pueden esperar dos meses o más a que se propongan medidas para la reconstrucción y la salida de la crisis. Tampoco pueden esperar a que los diputados de dicha comisión aprendan economía. Entre una cosa y otra nos vamos, con suerte, a después del verano y eso es ya demasiado tarde. Pero es que tampoco hay garantías de que para entonces se disponga de un plan que sea solvente y cuente con un respaldo mayoritario.
Los trabajadores, empresarios e inversores, que –insistimos– son los que deben sacar a este país de la crisis, necesitan cuanto antes un marco de confianza, con medidas a corto plazo que les garanticen la supervivencia, y con planes a medio y largo plazo que ofrezcan un horizonte de progreso y de asunción de los grandes retos económicos y tecnológicos que plantea este siglo XXI.
En estos momentos, actividades clave para el país, como son la automoción, el turismo y los servicios, especialmente el comercio, que en conjunto suman más del 40% del PIB, están aún a la espera de que el Gobierno atienda los planes de acción que han presentado los representantes empresariales de cada sector.
¿Qué alternativa le queda a Pedro Sánchez para sacar al país de la crisis y afrontar con éxito el futuro? Solo una: apoyarse en la sociedad civil. Y esta, a su vez, debe dar un paso al frente. Convendría constituir urgentemente una comisión de notables que definan lo que hay que hacer, y el presidente, a partir de ahí, dedicarse a gobernar y gestionar la hoja de ruta. En esa comisión de notables deberían figurar los mejores líderes empresariales del país, las escuelas de negocio más prestigiosas, las universidades, los hombres de ciencia e investigadores más destacados, así como los tecnólogos más avanzados, entre otros. El objetivo debe ser diseñar un plan que convierta la presente crisis en una gran oportunidad de transformación y de progreso económico y social, junto con una reconsideración de la política fiscal. Hay que lograr un tejido económico con mayor productividad, innovación y valor añadido. En España hay talento y capacidad suficiente para lograrlo.
El enorme gasto con cargo al endeudamiento del Estado que generará esta crisis, y que recaerá en las futuras generaciones, así como las ayudas que se reciban de la UE, deben gestionarse con el máximo rigor y no desembolsar un euro sin previo informe de eficiencia económica y social. No puede repetirse el Plan E de Zapatero, ni la España radial de Aznar, ni la construcción de aeropuertos sin aviones y de AVE sin pasajeros. Debe invertirse, sobre todo, en investigación e innovación, y con apuestas estratégicas como el corredor del Mediterráneo o la nueva movilidad.
Los pactos de la Moncloa se concretaron en apenas pocas semanas bajo el liderazgo de Adolfo Suárez y del gran economista Enrique Fuentes Quintana, a la sazón vicepresidente económico del Gobierno. Se trata de lograr una gesta similar.
Pedro Sánchez debe apoyarse en la sociedad civil para modernizar España y sacarla de la crisis