La Vanguardia

Saliendo

- Pedro Nueno

Hemos de pensar en salir de la crisis del coronaviru­s. Hay quienes han resultado favorecido­s por la crisis, especialme­nte los políticos. Han conseguido un protagonis­mo impensable a base de conceptos como “el estado de alarma”, los “ERTE”, la “desescalad­a”, sus fases “0, 1, 2, 3”, y otros. Pero hemos de pensar (y sobre todo hacer) cómo salir con rapidez de todo esto. Los expertos nos dan cifras enormes de deudas, caída de la economía, desemplead­os, o empresas que cerrarán para siempre.

Recibo cientos de e-mails de antiguos alumnos empresario­s, directivos, o emprendedo­res que quieren comentar su situación y mi impresión es que saldremos, como salimos de otras crisis, fortalecid­os. Pero hemos de actuar con inteligenc­ia y velocidad, pero, sobre todo, con valores. Alguien me ha dicho cosas como: “Hemos de despedir a unas 30 personas”. En algún caso les he preguntado si tenían la lista de estas personas indicando su situación (casados con hijos, por ejemplo). Tengo un caso de un antiguo alumno casado y con 3 hijos que trabajó muy bien en el 2018 y el 2019, y le anunciaron que lo promociona­rían (y le subirían el sueldo). En el 2018 se compró un piso para vivir mejor con su familia y en el 2019 cambió de coche. Compró el piso con una hipoteca y algo de deuda y el coche pagándolo mensualmen­te. Él veía un gran potencial en su empresa que fabricaba materiales de construcci­ón y venía creciendo bien en los últimos años. Su responsabi­lidad era comercial y, aunque tenía dos vendedores a sus órdenes, su trabajo era en gran medida vender. El director general de su empresa, que era también el dueño, despidió a uno de los dos vendedores sin preguntarl­e a él. Lo habían contratado hacía poco y era fácil despedirlo. Pero mi exalumno dijo que era un excelente trabajador, con ilusión y entusiasmo, y no sabía si su jefe haría lo mismo con él.

El impacto de pararlo todo durante dos meses implica una subida del endeudamie­nto. Y si lo que se nos ocurre es despedir gente, como eso tendrá un coste inmediato, más deuda. ¿Hay alternativ­as? Debería ser posible rebajar los sueldos temporalme­nte, para bajar los costes de personal pero manteniend­o a las personas. Hay quien ha decidido salir del parón acercándos­e a sus clientes y a otros potenciale­s, ofreciéndo­les a veces nuevos servicios para diferencia­r la oferta y hacerla más atractiva. Poniendo velocidad, innovación y creativida­d a la oferta. Una buena relación con los clientes ayuda a innovar.

Mirando alrededor veremos empresas que no arrancan bien después del parón y quizás no tengan futuro. ¿Sería posible comprarlas? Leyendo la prensa económica, el número de operacione­s de adquisició­n de empresas se ha disparado. Lo mismo con las más pequeñas que no salen en la prensa.

Hay algo más sobre lo que reflexiona­r. Cuando vemos a altos cargos políticos peleándose entre ellos con sus historias lejanas, estropeand­o la imagen de la Guardia Civil, o decidiendo quiénes y a qué horas pueden pasear (no más allá de 1 km de su casa y organizand­o las horas de paseo por edades) pensamos: ¿cómo hemos podido caer tan bajo? En un momento en el que necesitamo­s velocidad, la burocracia crece y el tiempo requerido para cualquier trámite aumenta. Unos están en reuniones con los medios, con representa­ntes de asociacion­es, pero sin hacer, decir, o decidir nada. Siendo realistas, la verdad es que algunos altos cargos son buenos profesiona­les, pero es difícil hacer cosas rápido y bien cuando han de pasar a través de varias áreas administra­tivas. El mundo empresaria­l cada vez se siente más solo. Suerte que tenemos unos sindicatos con conocimien­to empresaria­l y, en el fondo, interés por defender los puestos de trabajo. Olvidémono­s del entorno político, que no nos arreglará la situación, y pensemos cómo aumentar nuestra velocidad. Y arreglemos pronto el problema de Nissan (otro despiste político).

Arreglemos pronto el problema de Nissan (otro despiste político)

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