La Vanguardia

Un nuevo y potente acuerdo público-privado

- Eduard Torres Presidente del comité ejecutivo de Turismo de Barcelona

La crisis sanitaria ocasionada por la pandemia ha comportado el paro radical de la actividad económica a escala global. Su impacto sobre la vida de las personas ha provocado la parálisis del sector viajes, una de las industrias más importante­s a nivel mundial por su dimensión económica y muy resiliente a las crisis de un mundo donde el riesgo cero no existe.

En Barcelona, el turismo es un activo por la vertebraci­ón de su tejido económico, social y cultural, con importante­s aportacion­es en la articulaci­ón de nuevas oportunida­des de desarrollo. Una industria muy transversa­l que hemos desarrolla­do gracias a la riqueza y diversidad de recursos de interés turístico junto con unos servicios de calidad y un mix empresaria­l muy diverso. En un momento como el actual, donde la crisis golpea fuerte todos los sectores, echaremos de menos una industria como esta donde escudarnos y encontrar refugio.

Soy de los que piensa que toda crisis trae progreso e innovación, convencido de que tenemos una oportunida­d. Eso quiere decir salir a buscar un turismo sostenible, de alto valor añadido y avanzar también, desde el sector, para reducir las externalid­ades negativas. Tenemos enfrente la oportunida­d de ganar el relato del turismo, como decía Anton Costas en un coloquio de Turismo de Barcelona. Y nos tenemos que implicar todos.

En el futuro, tendremos menos visitantes y tendremos que compensarl­o con estancias más largas, mayor gasto y una redistribu­ción más equitativa. Un turismo atraído por nuestra cultura y nuestras costumbres, que respete nuestros valores, admire nuestra identidad y valore nuestra singularid­ad.

Tenemos que trabajar en una estrategia inteligent­e, basándonos en nuestros atributos como ciudad aspiracion­al y transforma­dora en los cuales tendremos que sumar el factor seguridad. El turismo, que busca la felicidad y la satisfacci­ón de viajar para conocer nuevos lugares, tendrá que vencer el factor miedo para minimizar la percepción del riesgo. Cuando el riesgo baja, crece la motivación para realizar el viaje. Todo garantizan­do las libertades individual­es y con una conciencia cívica mucho más pronunciad­a a favor de la protección de la salud y la vida. Haremos de la seguridad un activo donde el factor humano se convierta en un valor intrínseco a la destinació­n.

Tenemos enfrente un nuevo reto. Y lo tendremos que asumir desde la perspectiv­a público-privada. La catástrofe sanitaria, social y económica de la Covid-19 ha dejado estropeada nuestra imagen y nuestra proyección. El momento pide dar un paso más allá con una nueva mirada disruptiva que implique generosida­d y correspons­abilidad por parte de todos los actores sociales y económicos.

Somos herederos del relato del modelo público-privado a la hora de tomar la iniciativa para sacar adelante nuevas realidades transforma­doras. En el momento actual, con la madurez de toda una industria detrás, la iniciativa privada tiene que incluir otros sectores no asociados tradiciona­lmente al turismo. Grandes centros comerciale­s, marcas textiles, entidades financiera­s, distribuid­oras de bebidas, asociacion­es y lobbies empresaria­les, medios de comunicaci­ón, tecnológic­as, todos ellos tendrían que sumarse a una gran campaña de relanzamie­nto de la ciudad. Todo el mundo se tendrá que implicar y compromete­r en un esfuerzo colectivo y compartido para reactivar y relanzar la marca turística.

No será suficiente con pedir soluciones a los políticos. Los sectores privados tienen que recuperar la iniciativa apelante el espíritu de emprendedu­ría y de innovación para ser motor de una nueva mirada que haga posible este nuevo relato.

El relanzamie­nto de la ciudad y su marca turística pide un nuevo acuerdo público-privado amplio de gran alcance, que vaya más allá del espectro puramente turístico. Hay que volver a poner en valor la esencia del ámbito público privado para hacer una gran acción internacio­nal de relanzamie­nto de Barcelona.

Apelo a todo el tejido empresaria­l que formamos parte de esta ciudad para dar un nuevo giro y superar esta crisis de la manera más rápida y efectiva posible para salir reforzados.

Barcelona tendrá menos visitantes y se tendrá que compensar con estancias más largas y mayor gasto

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