El farmacéutico que puso una pica en Flandes
Rafael Padilla dirige una empresa que cotiza en el Euronext y vende en 60 países
Salía con una chica holandesa, y cuando acabé la carrera me fui a Rottedarm para poder vivir con ella”, explica Rafael Padilla (Tarragona, 1978) sobre el giro de la fortuna que le llevó a buscar un empleo en Fagron, una empresa muy joven que entonces, hace ahora 18 años, apenas facturaba 10 millones de euros.
Padilla había pasado 9 meses de Erasmus y prácticas en Finlandia, y acababa de licenciarse en la carrera de Farmacia. Recién llegado a Holanda “conocí Fagron, me encantó el proyecto y convencí a Ger van Jeveren (su fundador y director general) para que me contratara”. Era su primer empleo, de técnico de calidad de la compañía.
Fagron comercializa materias primas, que vende a la industria farmacéutica, así como a hospitales y farmacias para elaborar fórmulas magistrales. Estas sustancias, tanto químicas como naturales a base de plantas, las combina también en compuestos listos para usar y ahora elabora nuevas presentaciones y ha entrado en la elaboración y comercialización de tratamientos personalizados. “Nos centramos en la prevención: la mejor enfermedad es la que no existe”, asegura Padilla. Así que la firma proporciona a los profesionales sanitarios test genéticos y test metabólicos, los procesa y sus resultados permiten recomendar los complementos alimenticios que elabora. “A veces nos tildan de curanderos”, lamenta, porque se enfocan en tratar los orígenes de enfermedades.
Así ,señala, afrontar los desequilibrios que llevan a la inflamación influye en la evolución de enfermedades cardiovasculares, el alzheimer o la diabetes.
La empresa ha abierto en Terrassa, donde tiene su sede en España, un laboratorio para fabricar y procesar esos tests, en el que invertirá 3 millones de euros y que prevé emplear a 40 personas el año que viene.
Hijo de farmacéutica y nieto de médico, Padilla siempre tuvo claro que lo suyo era la gestión, pero decidió estudiar farmacia “porque es mejor tener una buena formación técnica para entrar en el mundo de la empresa”. Y con el apoyo de van Jeveren, fue asumiendo responsabilidades, hasta ser nombrado director general para España y Portugal, en el 2005. De allí pasó a Brasil, mientras completaba su formación con un PMD en el Iese. El gran crecimiento en ese país, donde compró 12 empresas, le catapultó a director general de Sudamérica y el sur de Europa. La dimisión del fundador, a raiz de una investigación del departamento de Justicia de Estados Unidos sobre una de sus filiales, abrió una nueva etapa en la compañía y le llevó a la dirección general. “Me pasé un año para arreglar el negocio en Estados Unidos y recuperar la confianza de nuestros inversores”, reconoce. La empresa cotiza en el mercado alternativo Euronext en Bélgica y Holanda y tiene como primer accionista a Alychlo, el family office de Marc Coucke, un excéntrico millonario holandés, dueño del club de futbol Sporting de Anderlecht.
Fagron ha basado su crecimiento en la compra de empresas. “Tenemos 60 negocios”, señala Padilla, y cada uno de ellos mantiene su plena autonomía, de manera que la central de Rotterdam “es solo un centro de servicios que emplea a 47 personas y coordina las finanzas y el sistema informático”. La firma tiene ahora a Estados Unidos y Brasil como principales mercados, acaba de entrar en México y su reto es Asia, “un mercado gigante para la medicina personalizada”.
Padilla dirige Fagron desde Sant Cugat (“estoy divorciado y paso aquí, con mi hija, 10 días al mes”) y los aeropuertos (“llegué a dormir un mes en 20 hoteles distintos”) asegura. Su ilusión ahora es reforzar la filial española (la antigua Roig Farma, de Terrassa, que el grupo compró en el 2002) con el proyecto genómico. “En Catalunya hay mucho talento y los sueldos no son altos. Hay muchas oportunidades”.