La Vanguardia

Barcelona lincha a Valls

- Joaquín Luna

La alcaldesa de Barcelona subió anteayer una foto en su cuenta de Instagram encaminada a contrarres­tar las críticas recibidas por una selfie colgada una semana antes y que le reportó –en palabras de Ada Colau– un “linchamien­to, tan de moda en los últimos tiempos”.

Y hablando de linchamien­tos, el Ayuntamien­to de Barcelona perpetró el viernes una calumnia contra Manuel Valls –que representa a unos votantes respetable­s–, basada ¡en una noticia claramente manipulada! Una fake news, vaya.

O los cargos electos entienden que hay hartazgo con tantos y tantos brindis al sol o nos esperan todos los populismos habidos y por haber.

Uno es de la opinión de que los cargos públicos deberían renunciar a las redes. Les asiste el derecho pero como norma deontológi­ca –a la vista de los desaguisad­os– les restituirí­a crédito. No me imagino a la canciller Merkel muy activa a título personal en las redes sociales, a diferencia de Donald Trump. Elijan ustedes el modelo que seguir.

El linchamien­to de Manuel Valls fue una bajeza ya no por el aire del vamos todos a zurrar al gafitas o al rico de la clase –y eso que no abundan cabezas de su talla– sino por basarse en una manipulaci­ón.

De entrada, ¿tiene sentido que en plena crisis el Ayuntamien­to de Barcelona apruebe toda una “declaració­n institucio­nal” sobre el desalojo de un poblado de gitanos instalado sin permisos en las afueras de París en abril del 2013?

Manuel Valls era entonces el ministro del Interior de Francia lo cual comporta otra impostura muy de estos tiempos: ¿acaso no es hipócrita escudarse en personas sin techo cuando lo que te mueve es calumniar a un adversario?

Demos por bueno –y no soy un incondicio­nal de Valls, a quien conocí en París cuando era el jefe de prensa de Lionel Jospin– que Barcelona tiene que pronunciar­se sobre hechos alejados. Esta semana tocará, supongo, condena institucio­nal al cuerpo de policía de EE.UU.

La coartada para la “declaració­n institucio­nal” anti-valls fue la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del pasado 14 de mayo sobre el desalojo.

Yo la he leído. ¿Saben qué aclara a las primeras de cambio? He aquí:

“El TEDH observa que, ante todo, el desalojo no supuso un tratamient­o inhumano o degradante”.

Lo de Valls sí fue un linchamien­to y no precisamen­te anónimo.

Colau lamenta que la linchen por una selfie pero un pleno lincha a Valls... ¡con un engaño!

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